Alain Robert (7 de agosto de 1962, Valence, Francia), más conocido como «French Spiderman» («el Hombre Araña francés»), es un deportista escalador de montaña, que saltó a la fama al subir fachadas de edificios emblemáticos en solo libre, sin más herramientas que sus manos y pies.
A los 11 años de edad, ya mostró su facilidad en solo integral cuando trepó la fachada del edificio donde vivía de ocho plantas, puesto que se había olvidado las llaves dentro del piso.[1]
Años más tarde, después de subir varios edificios en Francia, la televisión venezolana le propuso escalar uno de los rascacielos más altos de Caracas, la Torre Este de Parque Central en 2002,[1] ofreciéndole un traje de Spider-Man. A partir de entonces, se lo conoce como «french Spiderman» («el Hombre Araña francés»), puesto que en varias ocasiones posteriores ha seguido usando el traje del conocido héroe arácnido de Marvel.
En una entrevista en 2005, Alain Robert dijo que se ha caído siete veces en su vida. La peor caída fue en septiembre de 1982.
El 29 de enero de 1982, a los 20 años, cayó desde 15 metros cuando su anclaje cedió durante el entrenamiento haciendo rapel, permaneciendo en coma durante cinco días. Como resultado de esta caída tuvo fracturas en ambos antebrazos, codo, pelvis, muñecas, talones y nariz. Tuvo que afrontar seis operaciones sobre sus manos y codo, el cual se dislocó y un nervio fue dañado, dejándolo parcialmente paralizado. También sufrió edema cerebral y vértigo crónico. Los doctores le advirtieron que difícilmente podría volver a escalar otra vez. A pesar de eso, seis meses más tarde, ya estaba escalando de nuevo.
En 1993 cayó desde 8 metros, mientras instruía a estudiantes sobre cómo confiar en sus piernas subiendo. Mantuvo sus manos detrás de su espalda sobre una ruta de escalda fácil, pero perdió el equilibrio y se cayó de cabeza; se le rompieron otra vez ambas muñecas. Entró en otro coma y pasó dos meses en el hospital.
En 2004 tuvo una caída desde 2 metros subiendo a un semáforo de tráfico, mientras posaba para una entrevista. Aterrizó sobre su codo y necesitó catorce puntadas; sin embargo, tan sólo un mes más tarde, subió el rascacielos más alto en aquel entonces, el Taipei 101.
Rara vez pide permiso a los propietarios para realizar semejantes acciones,[2] conllevando un despliegue policial y mediático cada vez que decide subir un edificio. La escalada, si no tiene el permiso, termina con una breve detención por parte de las autoridades competentes hasta que pague la multa correspondiente.