Beligerancia , la enciclopedia libre
La beligerancia, que proviene del adjetivo beligerante, es un conflicto de carácter bélico[1], o a dar la suficiente importancia a alguien como para acceder o reconocer contender con él. Generalmente es un concepto usado en el Derecho internacional público para designar a la nación o sujeto político que está en guerra, o en política a los participantes más visibles en algún conflicto social.
Derecho de guerra
[editar]Más específicamente, la beligerancia designa la situación jurídica internacional en que un grupo (potencia, nación, grupo armado, etc.) se encuentra autorizado por el Derecho de los conflictos armados o Derecho de guerra para realizar acciones bélicas contra el grupo enemigo, dándoles iguales garantías internacionales a ambos (o más). Para ser beligerante es necesario:
- Ser sujeto de Derecho internacional.
- Someterse al Derecho de guerra.
Esta calidad de sujetos de Derecho internacional tiene como condición imprescindible para su existencia el haber recibido el reconocimiento jurídico internacional por parte de Estados o de organismos internacionales gubernamentales. Se determina según el tipo de conflicto:
- En un conflicto armado internacional, la condición de beligerante en general pueden obtenerla los Estados (responsabilidad internacional del Estado) y los movimientos de liberación nacional.
- En un conflicto armado interno, el estatus de beligerancia puede concederse también a un grupo alzado en armas que en guerra civil adquiere, en parte del territorio características similares a las de un gobierno regular (comunidad beligerante).
Ser sujetos de derecho internacional les impone obligaciones y deben hacer valer responsabilidades, incluyendo el derecho de guerra, a las cuales deberán someterse para preservar tal estatus.[2]
Véase también
[editar]Referencias
[editar]- ↑ «Significado de Beligerante». Significados. Consultado el 25 de agosto de 2022.
- ↑ «DEFINICIÓN DE BELIGERANCIA». Consultado el 12 de abril de 2022.
Enlaces externos
[editar]- La beligerancia como camino hacia la subjetividad internacional de los pueblos, por Carlos Fernando Barberán