Chapín , la enciclopedia libre

Dama con chapines en una lámina del Ensemble de gravures de costumes espagnols du XVIe siècle, de Roger de Gaignières (hacia 1600).

Chapín o chapines es un calzado de uso femenino de origen español usado a partir del siglo XV, y por lo general junto con otro tipo de zapato más resistente.[1]​ Su nombre, de origen onomatopéyico,[2]​ designa un tipo de chancla con suela de corcho y fino forro de cordobán.[3]

El chapín quedaba sujeto al empeine con dos orejas de cuero o tela atadas con algún tipo o sistema de cordón. Había modelos de punta cerrada y otros en los que del talón salía una tira a cada lado de la suela, pasaba por el empeine y se ataba en una oreja. Se considera de origen castellano o levantino y asociado a las mujeres mozárabes, siendo a partir del siglo XV adoptado por las clases privilegiadas de la corte española.

En el Siglo de Oro Español

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El uso de este calzado fue mencionado y, a menudo, satirizado por algunos escritores del Siglo de Oro. Así lo hizo Cervantes en su novela Rinconete y Cortadillo y Quevedo en alguno de sus Romances. En el capítulo I de El perro del hortelano, Lope de Vega les dedicó estos versos:[4]

No la imagines vestida
con tan linda proporción
de cintura, en el balcón
de unos chapines subida.
Toda es vana arquitectura;
porque dijo un sabio un día
que a los sastres se debía
la mitad de la hermosura.

Uso para referirse a los oriundos de Guatemala

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El término chapín también se utiliza para referirse de forma coloquial a los originarios y nacidos en la Ciudad de Guatemala o españoles nacidos en dicha ciudad de proporción robusta, ya que utilizaban el calzado español llamado chapín para caminar en aquellas calles barrosas, antes de ser empedradas. Estos eran utilizados por la colonia española de origen andaluz que llegó tras la conquista. José Milla y Vidaurre en su obra Cuadro de costumbres (1865),[5]​ lo reforzó con la creación del personaje Juan Chapín en Un viaje al otro mundo pasando por otras partes,[6]​ obra que retrata al guatemalteco medio de la segunda mitad del siglo XIX.[7][8]

Localidad de Chapinero (Bogotá)

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Una extensa área de la capital de Colombia, llamada Chapinero, deriva su nombre de este calzado. Dice la tradición que en esta zona se estableció en el siglo XVII el señor Antón Hero Cepeda, zapatero español, procedente de Cádiz y fabricante de este tipo de zapatos, quien denominaba a su producto el chapín Hero. Con el tiempo la contracción del nombre llevó a la palabra actual.[9]

Localidad de Chapinería (Madrid, España)

La toponimia de esta localidad madrileña procede del término chapín. Chapinería se refiere al sitio donde se hacían chapines y chapinero al que por oficio hacía o vendía chapines. Esta zona de pastos era frecuentada por pastores trashumantes, los cuales usaban chapines metálicas en sus zapatos, del mismo modo se denominaba chapines a los chanclos de corcho que usaban las mujeres durante el siglo de Oro y posterior. Los zapateros utilizaban el término chapines para las chapas metálicas semicirculares que se colocaban en las punteras y talones de las suelas de los zapatos de uso común; en la actualidad se siguen manteniendo diferentes tamaños de chapas metálicas en el calzado de claqué.

Referencias

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  1. Sousa, 2007, p. 451.
  2. Se ha supuesto procedente de la voz valenciana «tapín», referida al ruido que hacía este calzado al caminar.
  3. de Vega, 1618, p. 12.
  4. Milla y Vidaurre, 1865.
  5. Milla y Vidaurre, 1875.
  6. «El verdadero chapín (no hablo del que ha alterado su tipo extranjerizándose), ama a su patria ardientemente, entendiendo con frecuencia por patria la capital donde ha nacido; y está tan adherido a ella, como la tortuga al carapacho que la cubre. Para él, Guatemala es mejor que París; no cambiaría el chocolate, por el té ni por el café (en lo cual tal vez tiene razón). Le gustan más los tamales que el vol-au-vent, y prefiere un plato de pipián al más suculento roastbeef. Va siempre a los toros por diciembre, monta a caballo desde mediados de agosto hasta el fin del mes; se extasía viendo arder castillos de pólvora; cree que los pañetes de Quetzaltenango y los brichos de Totonicapán pueden competir con los mejores paños franceses y con los galones españoles; y en cuanto a música, no cambiaría los sonecitos de Pascua por todas las óperas de Verdi. Habla un castellano antiquísimo: vos, habís, tené, andá; y su conversación está salpicada de provincialismos, algunos de ellos tan expresivos como pintorescos».
    José Milla y Vidaurre
    Cuadros de costumbres
  7. «Así surge el apelativo "chapín"». 18 de septiembre de 2017. Consultado el 2 de abril de 2024. 
  8. Ospina, Andrés (2015). Chapinero. Colombia; Laguna Libros. ISBN 978-958-8812-38-0

Bibliografía

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Enlaces externos

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A los guatemaltecos se les refiere como 'chapines'.