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Emirato de Córdoba
إمارة قرطبة
Imārat Qurṭuba
Emirato
756-929

Bandera


División administrativa en coras, a finales del Emirato.
Coordenadas 37°53′N 4°47′O / 37.88, -4.78
Capital Córdoba
Entidad Emirato
Idioma oficial Árabe andalusí
 • Otros idiomas Mozárabe, lenguas bereberes
Religión Islam
Moneda Dirham y Felús
Historia  
 • 16 de marzo
de 756
Intitulación como emir independiente de Abderramán I
 • 16 de enero
de 929
Proclamación del Califato por Abderramán III
Forma de gobierno Emirato
Precedido por
Sucedido por
Valiato de al-Ándalus
Califato de Córdoba

El Emirato de Córdoba, y desde 929, Califato de Córdoba, fue un Estado islámico árabe gobernado por la dinastía omeya entre 756 y 1031. Su territorio comprendía la mayor parte de la península ibérica (conocida por los musulmanes como al-Ándalus), las Islas Baleares y partes del norte de África, con capital en Córdoba (en aquel momento Qurṭubah).[1][2][3]​ Desde el año 756 estuvo gobernado como emirato hasta que Abderramán III adoptó el título de califa en el año 929.[3]

Su estado fue fundado por Abderramán I, un príncipe omeya que huyó de la derrota y la persecución del clan omeya en medio de la Revolución abasí. El sistema político floreció durante la mayor parte de tres siglos, antes de desintegrarse a principios del siglo XI durante la fitna de al-Ándalus, una guerra civil entre los descendientes del califa Hisham II y los sucesores de su hajib (funcionario de la corte), Al-Mansur. En 1031, después de años de luchas internas, el califato se derrumbó y se fracturó en varias taifas (reinos) musulmanes independientes.[4]

Territorio del Emirato durante el siglo IX.

La conquista musulmana y Valiato de al-Ándalus

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Tras la rápida conquista musulmana de la península ibérica en el período 711–718, esta se constituyó como provincia dependiente del Califato Omeya. Sus gobernantes fijaron su capital en Córdoba y recibieron del califa de[Damasco el título de valí o emir.[5]

En aquel momento la población musulmana peninsular estaba formada por los árabes instalados en las ciudades, los bereberes radicados en las zonas rurales y los sirios, que habían formado las primeras fuerzas invasoras. Estas etnias se enfrentaron entre sí para hacerse con el mayor número de tierras y sumieron la península en una endémica guerra civil hasta la aparición de Abderramán I.

La presencia musulmana en la península obedeció a dos factores: las rivalidades internas y el impulso expansionista islámico.

Emires

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En 750, los abasíes derrocaron a los omeyas del Califato de Damasco y ordenan el asesinato de toda la familia omeya. Seis años más tarde, en 756, Abderramán I –que había escapado del sangriento destino final de los omeyas logrando huir de Damasco– desembarcó en al-Ándalus y se proclamó emir (comandante en jefe) tras conquistar Córdoba y en 773, se independiza de la nueva capital abasí ubicada en Bagdad. Esta independencia es política y administrativa, pero se mantiene la unidad espiritual y moral al continuar el vínculo religioso con el Califato abasí. Abderramán solamente terminó por unificar la Iberia musulmana en el 781, tras capturar Zaragoza (779) y Pamplona y haber sometido a los señores vascones del Pirineo.

Sin embargo, el verdadero organizador del emirato independiente fue Abderramán II, quien delegó los poderes en manos de los visires y logró una islamización muy rápida de la península, reduciendo considerablemente el número de cristianos en territorio musulmán (llamados mozárabes o dhimmis). No obstante, estos siguieron representando la mayoría de al-Ándalus por lo menos hasta el siglo X.

Las disputas entre árabes y bereberes no cesaron completamente tras la proclamación del Emirato, lo que permitió la reorganización de los reinos cristianos en el norte, dando inicio a la Reconquista, alentada por la política proárabe mantenida por la dinastía omeya, lo que provocó numerosas sublevaciones protagonizadas por muladíes, que llegaron a poner en peligro la existencia misma del Emirato.

A la llegada al trono de Abderramán III en 912, la decadencia política del Emirato era un hecho obvio y consumado. Para imponer su autoridad y terminar con las revueltas y conflictos que arrasaban la península ibérica, se proclamó califa en 929 estableciendo el Califato de Córdoba.

Listado de los emires

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Lista de Emires Nombre Años en el poder
1 Abderramán I

 756-788 

2 Hisham I

 788-796 

3 Alhakén I

 796-822 

4 Abderramán II

 822-852 

5 Mohamed I

 852-886 

6 Almúndir

 886-888 

7 Abdalá I

 888-912 

8 Abderramán III

 912-929 

Árbol genealógico de la familia Omeya. En azul figura el califa Uthmán, uno de los 4 califas ortodoxos. En verde, los califas omeyas de Damasco. En amarillo, los emires omeyas de Córdoba. En naranja, los califas omeyas de Córdoba (nota: Abderramán III fue emir hasta el año 929, en que se proclamó califa). Se incluye el parentesco de los omeyas con el profeta Mahoma, señalado en mayúsculas.

Véase también

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Enlaces externos

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Referencias

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  1. Catlos, 2018, pp. 36 (and after).
  2. Albarrán, Javier (2018). «Al-Andalus». En Fitz, Francisco García; Monteiro, João Gouveia, eds. War in the Iberian Peninsula, 700–1600 (en inglés). Routledge. ISBN 978-1-351-77886-2. Archivado desde el original el 1 de noviembre de 2023. Consultado el 25 de julio de 2024. 
  3. a b Kennedy, 1996, pp. 30–129.
  4. Chejne, 1974, pp. 43–49.
  5. «تأسيس الدولة الأموية في الأندلس» (en árabe).