Georg Friedrich Kersting , la enciclopedia libre

Georg Friedrich Kersting
Información personal
Nacimiento 31 de octubre de 1785, 1 de diciembre de 1785 o 22 de octubre de 1785 Ver y modificar los datos en Wikidata
Güstrow (Alemania) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 1 de julio de 1847 Ver y modificar los datos en Wikidata
Meißen (Alemania) Ver y modificar los datos en Wikidata
Educación
Educado en Real Academia de Bellas Artes de Dinamarca Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Pintor Ver y modificar los datos en Wikidata
Área Pintura Ver y modificar los datos en Wikidata
Años activo 1808-1847
Movimiento Biedermeier Ver y modificar los datos en Wikidata

Georg Friedrich Kersting (Güstrow, 31 de octubre de 1785-Meißen, 1 de julio de 1847) fue un pintor romántico alemán.

Biografía

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Estudió en la Real Academia de Bellas Artes de Dinamarca, en Copenhague (1805-1808). En 1808 se instaló en Dresde, donde destacó como retratista, especialmente un tipo de retratos en ambientes íntimos y domésticos, iluminados por una suave luz de lámparas o velas.[1]​ Fue amigo del pintor Caspar David Friedrich, al que retrató en varias ocasiones y con el que realizó un viaje por las montañas Riesengebirge (Montañas de los Gigantes).[2]

Entre 1812 y 1813 luchó contra los ejércitos napoleónicos. Poco después fue nombrado profesor de la Escuela Superior de Bellas Artes de Dresde; en 1816 profesor de dibujo en Varsovia; y, en 1818, director de la sección de pintura de la fábrica de porcelana de Meissen.[2]

Kersting perteneció a la primera generación de pintores románticos alemanes, que en consonancia con la literatura de la época interpretaban el mundo bajo un prisma «sentimental», como se denota en sus interiores burgueses con figuras captadas en momentos de su intimidad. En estas obras destaca la minuciosidad del detalle y la fiel captación de personas y objetos, una característica que se apreciaría poco después en la pintura Biedermeier.[3]

Otra característica de su estilo sería la iluminación, los sutiles efectos de luz de velas o lámparas que alumbran con suavidad los interiores que solía representar, otorgando a estas escenas una apariencia que trasciende la realidad para convertirse en imágenes solemnes y con cierto aire misterioso: Hombre leyendo a la luz de una lámpara (1814, Fundación Oskar Reinhart, Winterthur), La bordadora (1817, Museo Nacional de Varsovia), Muchacha cosiendo junto a una lámpara (1828, Neue Pinakothek, Múnich).[4]​ Por otro lado, reflejan un cierto sentimiento de soledad y una visión casi panteísta del espacio, lo que supone una trasposición en ambientes interiores de las clásicas obras de Caspar David Friedrich, en este caso en paisajes.[5]

Galería

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Referencias

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Bibliografía

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  • Chilvers, Ian (2007). Diccionario de arte. Madrid: Alianza Editorial. ISBN 978-84-206-6170-4. 
  • Diccionario Enciclopédico Larousse. Barcelona: Planeta. 1990. ISBN 84-320-6070-4. 
  • Enciclopedia del Arte Garzanti. Madrid: Ediciones B. 1991. ISBN 84-406-2261-9. 
  • Novotny, Fritz (1981). Pintura y escultura en Europa 1780/1880. Madrid: Cátedra. ISBN 84-376-0166-5. 
  • Reyero, Carlos (2002). La luz artificial en la pintura moderna. Oviedo: Nobel. ISBN 84-8459-106-9. 

Enlaces externos

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