Teodoto de Etolia , la enciclopedia libre

Teodoto de Etolia
Información personal
Nacimiento Siglo III a. C. Ver y modificar los datos en Wikidata
Etolia Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento Siglo III a. C. Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Militar Ver y modificar los datos en Wikidata
Cargos ocupados Estratego Ver y modificar los datos en Wikidata
Rango militar Estratego Ver y modificar los datos en Wikidata

Teodoto (en griego Θεoδoτoς) fue un etolio, quien cuando Antíoco III el Grande (223-187 a. C.) ascendió al trono, estaba al mando de la importante provincia de Celesiria para Ptolomeo IV (221–204 a. C.), rey de Egipto. Fue un general capaz, y rechazó con facilidad el primer ataque hecho por el rey de Imperio seléucida a su gobierno, pero en vez de ser premiado por Ptolomeo por sus servicios, fue reclamado a Alejandría, donde casi cayó víctima de las intrigas de algunos cortesanos y favoritos del rey. Disgustado con este tratamiento, y despreciando los vicios y lujo de Ptolomeo, retomó el gobierno de Celesiria (219 a. C.) y concibió el plan de defeccionar la provincia y ponerla en manos de Antíoco. Sus movimientos fueron inmediatamente bien recibidos y rindió las dos fortalezas importantes de Tiro y Ptolemaida al monarca seléucida, quien inmediatamente las puso bajo su mando. Nicolás de Etolia impidió que su plan llegara a fin, y para ello retuvo una parte de las provincias sirias bajo la lealtad de Egipto.[1]​ En esta época, Teodoto disfrutó del favor del rey sirio. En la campaña de 217 a. C., comandó un cuerpo de diez mil tropas selectas, y justo antes de la Batalla de Rafia, dio una prueba singular de audacia al penetrar con solo dos compañeros en el corazón del campamento egipcio, para asesinar a Ptolomeo él mismo. Confundiendo la tienda del rey, mató al médico real, y pudo escaparse sin peligro y volver al campamento sirio.[2]​ Otra vez en el 215 a. C., demostró la misma audacia al ayudar a Lágoras en su temerario plan de escalar los muros de la ciudad de Sardes, cuyo éxito se debió en gran medida a su habilidad y capacidad.[3]

Referencias

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  1. Polibio, Historias, V, 40, 46, 61, 62.
  2. Polibio, Historias, V, 66, 79, 81.
  3. Polibio, op. cit., VII, 16-18.

Enlaces externos

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