Temis (mitología) , la enciclopedia libre

Temis del Templo de Némesis en Ramnonte (Ática), firmada por el escultor Queréstrato, c. 300 a. C.
Estatua de Temis del palacio de justicia de Tarnow
Estatua moderna de Temis

En la mitología griega, Temis (en griego: Θέμις, Themis, ‘ley de la naturaleza’ más que ‘autoridad humana’)[1]​ es una diosa preolímpica que representa la justicia y la equidad. Suele representarse con la balanza y la espada, y en la mayoría de las ocasiones con los ojos vendados.[2]

Temis tenía varios templos en Grecia, aunque los autores antiguos no los describen con gran detalle. Uno de ellos se ubicaba junto al santuario de Dioniso, en Tanagra.[3]​ En Atenas poseía otro templo cerca de la acrópolis.[4]

«Según los mitos, Temis fue la primera en introducir los vaticinios, los sacrificios y los preceptos relativos al culto de los dioses (thesmoí), y en instruir a los hombres en lo referente al buen gobierno y a la paz. Por este motivo son llamados thesmophýlakes y thesmothétai los que custodian los sagrados preceptos relativos a los dioses y las leyes de los hombres; y por el mismo motivo decimos que Apolo, cuando llega el momento de dar un oráculo, «hace como Temis» (themisteúein), porque fue Temis la inventora de los oráculos».

Es mencionada por Hesíodo entre los seis hermanos y las seis hermanas hijos de Gea y Urano.[5]Higino la imagina como hija del Éter y la Tierra, y no la incluye como parte de los titanes.[6]

Mitología

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Entre estos titanes del mito primordial, pocos fueron venerados en santuarios específicos en la época clásica, y Temis era tan antigua que los seguidores de Zeus afirmaban que fue con él con quien tuvo a las tres Moiras.[5]​ Efectivamente en el catálogo de esposas de Zeus, Temis ocupa el segundo lugar, a continuación de Metis.[7]​ Un fragmento de Píndaro, sin embargo, cuenta que las Moiras ya estuvieron presentes en las nupcias de Zeus y Temis, y que de hecho brotaron con Temis de los manantiales del Océano que circundaba el mundo, y lo acompañaron por el brillante camino solar a ver a Zeus en el Olimpo.[8]​ Con Zeus concibió a las Horas, Eunomia, Dice e Irene. Temis estuvo presente en Delos como testigo del nacimiento de Apolo. De hecho en un himno homérico a Temis se la denomina explícitamente como Icnea, entendida como la «que persigue o rastrea» (a aquellos que transgredan las leyes).[9]​ Temis, junto con las Moiras, una vez impidió que Zeus matara a unos ladrones que intentaban robar miel de la cueva sagrada en el monte Dicte, ya que se consideraría impío que alguien muriera en el recinto sagrado. En vez de eso, Zeus convirtió a los ladrones en pájaros.[10]

Temis, la del ‘buen consejo’, era la encarnación del orden divino, las leyes y las costumbres. De hecho en la Ilíada leemos que ella se encarga de reunir a los otros dioses para participar en las asambleas de Zeus.[11]​ Cuando se le hace caso omiso, Némesis trae el justo y colérico castigo. Temis no era colérica: ella, ‘la de preciosas mejillas’, fue la primera en ofrecer a Hera una copa cuando volvió al Olimpo afligida por las amenazas de Zeus.[12]​ Temis presidía la correcta relación entre hombre y mujer, la base de la familia legítima y ordenada, y la familia era el pilar del dimos. Los jueces eran a menudo llamados themistopoloi, ‘sirvientes de Temis’. Tal era la base del orden en el Olimpo también. Hera se dirigía a ella con mucho respeto, llamándola como la «señora Temis».[13]

El nombre de Temis podría haber sido sustituido por Adrastea («ineludible») al nacer Zeus en Creta. Construyó el Oráculo de Delfos, y ella misma era pitonisa. Temis fue una de las deidades que estaban tras el Oráculo de Delfos, que recibió de Gea; más tarde Temis lo cedería a su hermana Febe, abuela de Apolo.[14]​ Otros dicen que Temis ayudó a Apolo a fundar el oráculo, con el propósito de beneficiar a la humanidad.[15]​ Temis siguió aconsejando con sus profecías, así alertó a los otros dioses de la inminente guerra que se cernía sobre Tebas.[16]​ En otro episodio es precisamente Temis quien avisa a Zeus y Poseidón acerca del destino de la nereida Tetis, que alumbraría a un hijo destinado a eclipsar a su padre.[17]​ Temis también estuvo presente cuando Leto alumbró a Apolo, y se encargó personalmente de alimentarle con néctar y ambrosía.[9]​ O puede que Temis también estuviese presente en el alumbramiento de Zeus, y se encargó, junto con la ninfa Amaltea, de criar al pequeño.[18]​ En los textos órficos se nos dice que Temis permanecerá virgen hasta el día que Rea alumbre a sus hijos.[19]

Temis está relacionada con Jápeto de manera implícita, lo que indica que pudieron estar unidos como hermanos. Esquilo imagina a Prometeo como hijo de Temis, pero añade que esta también pudiera ser Gea.[20]​ Las hijas astrales de Zeus y Temis, ninfas del Erídano[21]​ o las Hespérides,[22]​ son tradicionalmente hijas de Atlante, otro hijo de Jápeto. A Temis precisamente fue a quienes acudieron directamente Deucalión y Pirra, sangre de Jápeto. Temis les aconsejó para que lanzaran las piedras para así poder renovar la humanidad.[23]Graves por algún motivo la empareja con Eurimedonte, y dice que ambos rigen el planeta de la ley, Júpiter.[24]

La equivalente romana de uno de los aspectos de la helénica Temis, como la personificación del derecho divino de la ley, fue Iustitia (trad. «Justicia»). Sus orígenes están en las abstracciones civiles de la forma de pensar romana, más que en la mitología arcaica, por lo que intentar comparaciones no resulta del todo apropiado. Representada como una mujer impasible, con los ojos vendados y llevando una balanza y una cornucopia, la imagen esculpida a la entrada de los juzgados es Iustitia, no Temis. Se la representa sobre un león para señalar que la justicia debe estar acompañada de la fuerza.

Consortes y descendencia

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Notas

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  1. Cornuto, que refiere los atributos de los diferentes titanes en virtud de su etimología, dice que «Temis es la causa de que se acuerde (syntíthesthai) algo entre varias personas y luego se respete tal acuerdo»; en este sentido Temis es una suerte de personificación o propulsora de los acuerdos y tratados (Cornuto: Repaso de las tradiciones teológicas de los griegos, 30).
  2. Encyclopaedia Britannnica (2006). "Encyclopedia of World Religions"
  3. PAUSANIAS: Descripción de Grecia, IX, 22, 1.
  4. PAUSANIAS: Descripción de Grecia, I, 22, 1.
  5. a b c d HESÍODO: Teogonía 904.
  6. a b HIGINO: Fábulas, prefacio
  7. Hesíodo: Teogonía 901-906
  8. Píndaro: fragmento 30; citado por Clemente de Alejandría: Stromata V 14, 137.1
  9. a b Himno homérico 3 "a Apolo"
  10. ANTONINO LIBERAL: Metamorfosis 19
  11. Homero: Ilíada XX, 5
  12. HOMERO: Ilíada, XV, 88.
  13. SEE, Sally: The Greek Myths, p. 11
  14. ESQUILO: Las Euménides 1–8
  15. ESTRABÓN: Geografía IX 3, 11
  16. OVIDIO: Las Metamorfosis IX 324–417
  17. Apolodoro: Biblioteca III 13, 15
  18. HIGINO: De Astronomia II 13, 6
  19. PROCLO: "comentario sobre el Timeo de Platón", 30 a (I 396, 29 Diehl) [= citado en los fragmentos órficos 144 (Kern) y 126.
  20. a b ESQUILO: Prometeo encadenado VIII 211, 873)
  21. a b Apolodoro: Biblioteca II 5, 11
  22. a b Escolio a Eurípides: Hipólito 742 (Ferécides, fr. 16, Fowler)
  23. OVIDIO: Las Metamorfosis I 313–381
  24. GRAVES, ROBERT: Los mitos griegos - 1. "El mito pelasgo de la creación", apartado "d".
  25. ARATO: Fenómenos 96; HIGINO: De Astronomia 2, 25.
  26. a b APOLODORO: Biblioteca I 3, 1
  27. PÍNDARO: Olímpicas IX y XIII; también fragmento 30
  28. DIODORO SÍCULO: Biblioteca histórica VI 1, 9

Véase también

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Enlaces externos

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