Argentina , la enciclopedia libre
Argentina, oficialmente República Argentina,[i] es un país soberano de América del Sur, ubicado en el extremo sur y sudeste de dicho subcontinente. Adopta la forma de gobierno republicana, democrática, representativa y federal. Se organiza como un Estado federal descentralizado, constituido por veintitrés provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires —Capital Federal del país—.[9][j]Los Estados miembros manifiestan su adhesión a la Constitución Nacional —regente de los principios como República— y gozan facultades de autonomía plena extensiva a los poderes ejecutivo, legislativo y judicial y a los municipios en que se subdividen. Preservan potestades como bandera, fuerza de seguridad y Carta Magna propias y el dominio de recursos naturales circunscriptos a su jurisdicción mientras delegan competencias exclusivas al Gobierno Federal. [10][11]
Su extenso territorio abarca gran parte del Cono Sur, limitando al norte con Bolivia y Paraguay, al nordeste con Brasil, al este con Uruguay y el océano Atlántico, al oeste y sur continental con Chile y las aguas atlánticas del Mar de Hoces.
Es el segundo país con el mayor índice de Desarrollo Humano (IDH) de la región, detrás de su vecino Chile.[12][13]Aplica modelos de salud y educación pública que garantizan el acceso gratuito, universal y de calidad.[14]Posee una tasa de alfabetismo en personas mayores de 15 años superior al 99%[15][16]y su cobertura médica-hospitalaria está regularmente distribuida por cantidad poblacional.[17]
En las últimas décadas ha sufrido una aletargada recesión en los marcadores de crecimiento, producto de sucesivas crisis financieras y nuevas reconfiguraciones políticas. No obstante, su economía es la segunda más desarrollada e importante en Sudamérica —detrás de Brasil— y la 24.º más rica del planeta por PIB nominal. Se posiciona entre los mayores productores alimenticios del mundo y es considerada una potencia regional.[18]
Con un desarrollo científico-tecnológico referente, es el país latinoamericano más laureado con premios Nobel —cinco en total, tres de ellos en ciencias—. Su dominio en materia nuclear y espacial le ha permitido diseñar, construir y exportar satélites, radares, reactores nucleares, aviones de combate, helicópteros y ser productor de automóviles, software, biotecnología, equipamiento médico, maquinaria agrícola, etc.[19][20][21]
Argentina integra el G20 —bloque que reúne a las naciones más ricas e industrializadas del planeta— y es miembro fundador del Mercosur, de Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos y el NIC o nuevos países industrializados.[22]
Su territorio bicontinental abarca una superficie de 2 780 400 km²,[3] es el país hispanohablante más extenso del planeta, el segundo más grande de América Latina y octavo en el mundo, si se considera solo la superficie continental sujeta a soberanía efectiva. Su plataforma continental, reconocida por la ONU en 2016, alcanza los 6 581 500 km²,[23] convirtiéndose en una de las más grandes del mundo,[24] extendiéndose desde el continente americano hasta el Polo Sur en la Antártida, a través del Atlántico Sur. Si se cuentan las islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y otras numerosas islas menores (administradas por el Reino Unido, pero de soberanía en litigio), más una porción del área antártica llamada Antártida Argentina al sur del paralelo 60° S, sobre la cual Argentina reclama soberanía, la superficie se eleva a 3 761 274 km².[25] Es una de las veinte naciones con presencia continua en la Antártida y posee la mayor cantidad de bases permanentes, con seis en total.
Su territorio reúne una gran diversidad de climas, causada por una amplitud latitudinal que supera los 30° —incluyendo varias zonas geoastronómicas—, una diferencia en la altitud que va de 107 m bajo el nivel del mar (Laguna del Carbón) a casi 7000 m s. n. m. y la extensión del litoral marítimo que alcanza 4725 km. Amplias llanuras húmedas limitan con extensos desiertos y altas montañas, mientras que la presencia de climas tropicales y subtropicales en el norte, contrastan con las nevadas y fríos extremos en las zonas cordilleranas y el sur.
Los primeros registros de pobladores en el actual territorio argentino se remontan a los trece mil años AP, durante el Paleoamericano. En tiempos protohistóricos, periodo precolombino, fue habitado por numerosos pueblos indígenas, algunos de los cuales aún habitan el país; entre ellos guaycurúes, guaraníes, mapuches, tehuelches y diaguitas, estos últimos formaban parte del Imperio incaico. La conquista española del actual territorio argentino comenzó con viajes exploratorios desde el año 1512, el establecimiento de una población en 1528 y la distribución del territorio a los adelantados. Más tarde, quedó bajo la jurisdicción del virreinato del Perú. En 1776, la Corona española fundó el virreinato del Río de la Plata, el cual sería una entidad política precedente a la actual República Argentina. El 25 de mayo de 1810 fue sustituido el sistema virreinal, deponiendo al último virrey que gobernó desde Buenos Aires,[26] organizándose así la Primera Junta de gobierno, que actuaba de forma autónoma desconociendo al Consejo de Regencia de España. El día 9 de julio de 1816 fue proclamada la independencia en San Miguel de Tucumán.[27]
Toponimia
El nombre oficial del país es República Argentina, literalmente, "República del Plata". Por elipsis, suele denominarse, "la Argentina". El uso sin artículo está muy extendido y no se considera incorrecto,[28] si bien la Academia Argentina de Letras lo ha calificado de "reprensible".[29]
Argentina es el femenino del adjetivo poético "argentino" que indica algo que tiene cualidades de la plata o relacionado con ella,[30] del latín argentum que significa "plata".[31] Argentum, a su vez, procede del protoitálico: *argentom, derivado del protoindoeuropeo: *h₂r̥ǵn̥tóm, sustantivo formado a partir del adjetivo *h₂erǵ- que significa: “blanco” o bien "brillante".[32][33][34][35]
Argentina fue una denominación poética de los países ribereños del Plata,[36] río llamado así porque era un acceso a los yacimientos argentíferos del Alto Perú, donde la ciudad de La Plata (Charcas, actual Sucre) era también llamada Civitas Argentina (Ciudad Argentina).[37]
El uso como topónimo, aunque con una declinación diferente, aparece por primera vez en 1554 en el mapa de Lopo Homem: donde los territorios de la región litoral son llamados: Terra Argentea.[38] Más tarde, Martín del Barco Centenera la eligió, a imitación de La Araucana (1569), como título de un poema épico sobre la conquista: La Argentina (1602).[28] Desde entonces y hasta finales del siglo XVIII, Argentina y argentino fueron denominaciones literarias del territorio y los pobladores de la región rioplatense.[28]
Con la creación del Virreinato del Río de la Plata y su posterior independencia como Provincias Unidas del Río de la Plata, Argentina y argentino se hicieron más comunes, aunque a veces con una connotación restringida a Buenos Aires y las provincias cercanas.[28]
La Constitución de 1826, usó Argentina como nombre oficial del Estado y, desde entonces, a pesar del rechazo a dicha constitución, fue usado de manera habitual. A partir de la década de 1830, Rosas, formalmente gobernador de Buenos Aires, era el "encargado de dirigir las relaciones exteriores de la República Argentina".[37]
La reforma constitucional argentina de 1860 sancionó como artículo 35 la norma que estableció los nombres oficiales del país, vigente desde entonces:
Las denominaciones adoptadas sucesivamente desde 1810 hasta el presente, a saber: Provincias Unidas del Río de la Plata; República Argentina, Confederación Argentina, serán en adelante nombres oficiales indistintamente para la designación del Gobierno y territorio de las provincias, empleándose las palabras «Nación Argentina» en la formación y sanción de las leyes.
En 1860, en la ciudad de Paraná, entonces capital de la Confederación Argentina, el presidente Santiago Derqui decretó que para "uniformar los actos administrativos" se usaría siempre República Argentina.[39] Dos años más tarde, en 1862, Bartolomé Mitre, primer presidente del país reunificado, se refirió a su cargo como: presidente de la Nación Argentina.[40]
Historia
Período prehispánico
La historia prehispánica de la Argentina hace referencia a los desarrollos culturales locales del actual territorio de la República Argentina previos a la conquista y colonización por parte de España.
El primer registro poblacional del territorio actualmente controlado por la Argentina se encuentra en Piedra Museo (Santa Cruz) y se remonta al 11 000 a. C. Junto con los yacimientos de Monte Verde (Chile) y Pedra Furada (Brasil) constituyen, hasta el momento, los sitios de poblamiento más antiguos hallados en Sudamérica. Estos yacimientos sustentan la teoría del poblamiento temprano de América (pre-Clovis). Cerca de allí, también es posible ver las pinturas de manos y guanacos estampadas en el 7300 a. C. en la Cueva de las Manos (río Pinturas, provincia de Santa Cruz). Para el año 9000 a. C. ya había comenzado el poblamiento de la pampa, en tanto que la zona del Noroeste del país comenzó a ser habitada hacia el 7000 a. C.
Hacia el 13.er o 12.º milenio AP se registra presencia humana en Los Toldos y Piedra Museo.[41] Entre los pueblos originarios, los cazadores y recolectores habitaron la Patagonia, la región pampeana y el Gran Chaco. Los agricultores se instalaron en el noroeste, Cuyo, las sierras de Córdoba y después en la mesopotamia. Tastil, en el noroeste, fue la ciudad precolombina más grande ubicada en el actual territorio argentino, con una población de 2000 habitantes.[42]
Los primeros rastros de vida humana en este territorio corresponden a pueblos de un nivel cultural paleolítico que tres mil años atrás incorporaron los primeros aportes culturales mesolíticos y neolíticos.[43] Hasta la época de la conquista y de la colonización europea, el territorio argentino ha estado ocupado por diversos pueblos originarios, con diferentes organizaciones sociales que se pueden dividir en tres grupos principales:[44][45]
- Cazadores y recolectores de alimentos básicos canoeros oceánicos, como los yaganes o yámana y los haush en Tierra del Fuego y los canales fueguinos. Cazadores y recolectores, que habitaban la Patagonia, la Pampa y el Chaco.
- Cazadores avanzados y recolectores de alimentos como los pámpidos, en el centro-este: hets en las praderas y estepas de la región pampeana y norpatagónica; y chonks en la Patagonia ―invadidos desde el s. XVIII por los mapuches alfareros procedentes de la zona cordillerana de la Patagonia― y los qom y wichi en la región chaqueña.[46] También pertenecen a este grupo los pámpidos charrúas y minuanes, que habían incorporado la cerámica.
- Los agricultores con cerámica como los guaraníes y las culturas andinas y derivadas. A partir del segundo milenio, los avá (un pueblo amazónido conocido desde el siglo XVII por los españoles como «guaraníes») invadieron el NEA y la Región del Litoral; eran cultivadores de mandioca y avaty o maíz en forma de roza (tala y quema de florestas) y por ello semisedentarios.[44] Las culturas centradas en la agricultura y ganadería del norte eran puramente sedentarias, y habían desarrollado redes comerciales englobadas en el conjunto actualmente llamado «quechua»; tras establecer un sistema cuasi estatal en torno a señoríos locales, fueron sometidos por el imperio incaico hacia el año 1480. Influidos por estas culturas andinas, otros pueblos como los diaguitas, calchaquies y huarpes desarrollaron una agricultura y ganadería de menor desarrollo, adaptada a las condiciones de las regiones llanas y serranas del centro de la actual Argentina y de Cuyo.[44]
En los siglos XIV y XV, el Imperio incaico conquistó parte de las actuales provincias de Jujuy, Salta, Catamarca, el extremo oeste de la provincia de Tucumán, la parte oeste de las provincias de La Rioja y San Juan, el noroeste de la provincia de Mendoza y, probablemente, el norte de la de Santiago del Estero,[47] incorporando sus territorios al Collasuyo, que era la parte sur del Tahuantinsuyo o regiones de tal imperio.
Tradicionalmente, se atribuye la conquista al monarca inca Túpac Yupanqui. Varios señoríos de la región, como los quechuas, los likanantai (atacamas), los huarpes, los diaguitas y otros, intentaron resistir, pero los incas lograron dominarlos, trasladando a sus territorios a los mitimaes o colonos deportados de las tribus de los chichas, que habitaban en lo que es el suroeste del actual territorio boliviano. Otros, como los sanavirones, los lule-tonocoté y los henia-kâmîare (popularmente llamados «comechingones»), resistieron con éxito la invasión incaica y se mantuvieron como señoríos independientes.[44]
Crearon centros agrícolas y textiles, asentamientos (collcas y tambos), caminos (el "camino del inca"), fortalezas (pucarás) y santuarios de alta montaña. Algunos de los principales son el pucará de Tilcara, la tambería del Inca, el pucará de Aconquija, el santuario de Llullaillaco, el shincal de Londres y las ruinas de Quilmes.Conquista y colonización española
La conquista y colonización española de Argentina refiere al período entre el siglo XVI y principios del siglo XIX en el cual una parte del actual territorio de la Argentina fue conquistado y colonizado por el Imperio español. En este período aparece por primera vez la expresión Argentina (país de la plata) para denominar un área sin límites definidos que se extendía del Río de la Plata hacia el noroeste. El período incluye también la llegada por primera vez de españoles a varias zonas del actual territorio argentino, momento en el cual en muchos casos adoptaron el nombre con el que los pueblos indígenas ya denominaban a esa región y en otros las designaron con nombres nuevos.
La época colonial en la Argentina se suele dividir en tres períodos: el descubrimiento y conquista, durante el cual se llevaron a cabo las exploraciones del territorio y la fundación de las ciudades mayores; el período de las gobernaciones, durante el cual los asentamientos españoles lucharon contra las poblaciones indígenas y trataron de consolidarse, registrando pocos cambios territoriales y económicos; y el período virreinal que se extiende hasta la Revolución de Mayo de 1810, en la cual fue expulsado el virrey español y nombrada una junta de autogobierno. La guerra de Independencia Argentina ya se cita usualmente como parte de la historia de la Argentina.
Los europeos llegaron por primera vez al actual territorio argentino en 1516, con la expedición de Juan Díaz de Solís por el Río de la Plata. Posteriormente la expedición de Fernando de Magallanes en 1520 fondeó sus naves en la Bahía de San Julián, hoy provincia de Santa Cruz. El fuerte Sancti Spiritus fue el primer asentamiento europeo, instalado en 1527 a orillas del río Paraná. La primera exploración del noroeste y centro del país fue la entrada de Diego de Rojas en 1543. Las ciudades de Asunción (1537),[k] Santiago del Estero (1553), Córdoba (1573) y Buenos Aires (1536/1580) fueron las bases del establecimiento colonial que se impuso en la mitad norte del actual territorio argentino, sujeto a la autoridad de la Corona Española (la Gobernación del Río de la Plata). El Imperio español fundó varias ciudades e impuso un dominio colonial sobre la población que habitaba una serie de regiones que se corresponden aproximadamente con las catorce provincias que se confederaron en 1860 para formar la República Argentina. Sobre el final del período colonial el Imperio español creó el Virreinato del Río de la Plata, que incluía a las catorce provincias mencionadas y los territorios de las actuales repúblicas de Bolivia, Paraguay y Uruguay.
Debido a la bula del Papa Pablo III Sublimis Deus de 1537, se declaró a los indígenas hombres con todos los efectos y capacidades de cristianos.[48][49] En el Imperio español la unidad social se concebía a través de la unidad de la fe de la Iglesia católica. En el primer siglo de la colonización, el Imperio español conquistó aproximadamente un tercio del actual territorio argentino, sometiendo a los pueblos originarios que lo habitaban y produciendo una catástrofe demográfica, razón por la cual los conquistadores europeos introdujeron esclavos secuestrados en el África negra. En el siglo XVII se establecieron las misiones jesuíticas guaraníes, comunidades misionales fundados por la Compañía de Jesús entre los guaraníes y pueblos afines, que tenían como fin evangelizar y evitar la esclavización de los indígenas de las actuales provincias de Misiones, Corrientes y parte del Paraguay y Brasil. Cumplieron con éxito su tarea, hasta que en el año 1768, el rey español Carlos III ordenó expulsar a los jesuitas.
Una gran parte del territorio actual de la Argentina y de los pueblos indígenas que lo habitaban no estuvo bajo el dominio colonial de España, principalmente las regiones chaqueña —incluyendo partes de Santiago Del Estero, y Santa Fe— permanecieron bajo dominio de indígenas de los grupos wichi, guaycurú y vilelas, mientras que la mayor parte de la pampeana, a excepción de partes de la Pampa húmeda, patagónica permaneció bajo dominio tehuelche, puelche y, posteriormente, mapuche. Entre 1560 y 1667, los señoríos diaguitas mantuvieron una larga resistencia conocida como las guerras calchaquíes en el actual noroeste argentino, antes de ser completamente absorbidos por la población criolla.
Durante la mayor parte del período colonial, el territorio argentino fue parte del Virreinato del Perú, hasta que en 1776 el rey Carlos III de España creó con parte de su territorio el Virreinato del Río de la Plata. La ciudad de Buenos Aires fue designada como su capital por su creciente importancia como centro comercial y con la idea de resistir mejor a un eventual ataque portugués, así como también para tener un acceso más fácil a España a través de la navegación atlántica.[50]
En el siglo XVIII la multiplicación natural del ganado vacuno y equino cimarrón en las llanuras pampeana, de la Banda Oriental del Río de la Plata y del sur de Brasil, provocó la aparición de un tipo especial de campesino independiente a caballo llamado gaucho —en el caso de los varones— y china —en el caso de las mujeres. Los gauchos desarrollaron una cultura de características propias, adhirieron y lucharían en la guerra de la Independencia y enfrentaron a los estancieros para garantizar su derecho al acceso al ganado y la tierra, hasta ser vencidos en la segunda mitad del siglo XIX. Esta riqueza en ganado salvaje también llevó a la aparición de indígenas de tradición ecuestre en el Chaco, la Pampa y la Patagonia, que entablaron una dinámica de lucha intermitente por los recursos ganaderos con la población española y criolla.
Hasta mediados del siglo XIX, gran parte de la Patagonia y las Pampas permanecieron bajo el control de diferentes pueblos indígenas: principalmente, chonks y luego también los mapuches en la Patagonia y ranqueles en la llanura pampeana hasta el último cuarto del siglo XIX. Asimismo, los territorios de gran parte de la región chaqueña no fueron colonizados por los europeos, exceptuando partes de Santiago Del Estero y Santa Fe, sino que permanecieron habitados por pueblos autóctonos como los qoms, moqoits (mocovís o, mocovíes), pilagás, vilelas, lules y wichis hasta principios del siglo XX. La población indígena sedentaria fue sometida a relaciones de dependencia permanente respecto de la población española. Aunque con el paso de las generaciones fue absorbida dentro una población étnicamente identificable como «criolla», este proceso de mestización no fue total, como lo demuestra la participación de poblaciones del Noroeste del actual territorio argentino en el gran levantamiento indígena de 1780 con epicentro en el Cuzco, dirigido por el inca Túpac Amaru II.Independencia
En la Historia de la Argentina se conoce como el Período de la Independencia al transcurrido entre la Revolución de Mayo de 1810 y la Anarquía que disolvió todas las autoridades nacionales, en el año 1820.[51][52]
Durante este período, las Provincias Unidas del Río de la Plata –nombre inicial de la actual República Argentina– iniciaron su existencia como país soberano, la sostuvieron exitosamente por medio de una prolongada Guerra de Independencia y declararon su independencia. Pero también durante este período fracasaron en darse un gobierno central y una constitución que fueran aceptados por todas sus provincias en forma permanente.[53]
Fue también durante este período que varios territorios que habían formado parte del Virreinato del Río de la Plata se separaron definitivamente de la Argentina: el Paraguay, por haber sostenido su propio proceso independentista;[54] el Alto Perú, por continuar bajo poder español, del que más tarde se independizaría como Estado del Alto Perú; y la Banda Oriental, por haber caído bajo el poder de Portugal, que lo heredaría al Brasil, del cual se independizaría como Estado Oriental del Uruguay.[55] El legado de la guerra de independencia argentina es vasto ya que también inspiró la independencia de Chile[56] y Filipinas.[57]
El inicio del período se establece el 25 de mayo de 1810, fecha de la creación del primer gobierno de las Provincias Unidas, y el final de este periodo fue el 11 de febrero de 1820, día en que renunció el último Director Supremo, José Rondeau quien fue derrotado en la batalla de Cepeda y se disolvió el Congreso Nacional.[51]Primera Junta de Gobierno
La Primera Junta de Gobierno, oficialmente Junta Provisional Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata a nombre del Señor Don Fernando VII fue la Junta de gobierno surgida el viernes 25 de mayo de 1810 en Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de la Plata, como consecuencia del triunfo de la Revolución de Mayo que destituyó al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros y nombró a Cornelio Saavedra como el presidente de la Primera Junta de las Provincias Unidas del Río de la Plata. La sede del gobierno fue fijada en el Fuerte de Buenos Aires, que sirviera desde 1776 como residencia de los virreyes y donde hoy se encuentra la Casa de Gobierno. La Primera Junta existió como tal hasta el 18 de diciembre del mismo año, ya que con la incorporación de diputados del interior se transformó en la Junta Grande, que dio origen a la prolongada Guerra de la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata contra España (1810-1824).
Mientras se desarrollaba la guerra de independencia, también tenía lugar una compleja disputa por la forma de organización del nuevo Estado, que generó en 1814 el inicio de una guerra civil que —con intermitencias— duraría más de medio siglo. El líder de la fracción federal, el oriental José Gervasio Artigas fue proclamado Protector de la Unión de los Pueblos Libres, una liga de provincias que se negaban a ser administrados por el gobierno unitario de Buenos Aires. La misma organizó el llamado Congreso de Oriente en Concepción del Uruguay, del cual aún se discute si alcanzó a proclamar —como se proponía— la independencia de España.[58]
El 9 de julio de 1816, en la ciudad de San Miguel de Tucumán, reunido el congreso de diputados de las provincias del noroeste y centro-oeste del país y de la de Buenos Aires, junto con algunos diputados exiliados del Alto Perú,[l] proclamó la independencia de las Provincias Unidas en Sud América, utilizando la siguiente fórmula:[59]
[…] recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli […][m]
En varios puntos de Sudamérica los nuevos gobiernos debieron enfrentar la resistencia contrarrevolucionaria de los ejércitos realistas, que intentaban restaurar la autoridad de la monarquía española en la región. Comenzaron las guerras por la independencia. Algunos de los principales comandantes fueron Manuel Belgrano, al mando del Ejército del Norte, José de San Martín, creador del Ejército de los Andes, Martín Miguel de Güemes, organizador de la guerra gaucha y Juana Azurduy, comandante de la guerra de guerrillas en el Alto Perú. El Estado argentino considera a San Martín como el mayor héroe militar de su independencia y lo honra con el título de «Padre de la Patria». Junto a Simón Bolívar, fueron los máximos responsables de las gestas libertadoras que terminaron con la presencia española en el continente.
La formación del Estado federal
Las primeras décadas como país independiente fueron conflictivas: ante la hegemonía de los unitarios, los federales se alzaron repetidamente en defensa de la autonomía de las provincias, llevando —tras la llamada Anarquía del Año XX— a la división del país en provincias autónomas gobernadas generalmente por caudillos militares, mientras que el país —excepto un breve intervalo entre 1825 y 1827— careció de un gobierno nacional hasta 1852. Cada provincia asumió la plenitud del gobierno en el ámbito de su territorio.
La guerra de la independencia continuó hasta el año 1825, pero se luchó preferentemente en la frontera norte y en el Perú. Mientras tanto, la Provincia Oriental fue invadida por el reino de Portugal, de quien pasó al Imperio del Brasil. La consecuente guerra del Brasil culminó con la Convención Preliminar de Paz de 1828, que declaró independiente al territorio en disputa, con el nombre de Estado Oriental del Uruguay.[60] Poco antes, en 1825, el Alto Perú formó la República de Bolivia y al año siguiente le fue agregada la ciudad de Tarija y su jurisdicción.
El territorio restante —que había logrado aumentar en algo su control territorial con algunas exitosas campañas militares contra los indígenas— comenzó a usar el nombre de «Argentina» de manera oficial a mediados de la década de 1820. La denominación oficial «Provincias Unidas del Río de la Plata» continúa considerándose, constitucionalmente, un nombre alternativo para el país, aunque ha caído en práctico desuso.[61]
A principios de los años 1830, los federales lograron triunfar en todo el país, que adoptó el nombre de Confederación Argentina. Durante más de veinte años, el gobernador federal de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, asumió en los hechos la máxima autoridad nacional, aunque en teoría solo era el depositario de la representación externa del conjunto de las provincias.[62]
Durante la época de su hegemonía combatió y derrotó sucesivos levantamientos de los unitarios,[n] un bloqueo del Río de la Plata por parte de Francia y luego otro bloqueo conjunto por parte de Gran Bretaña y Francia. También mantuvo conflictos bélicos contra la Confederación Perú-Boliviana y contra el llamado Gobierno de la Defensa de Montevideo, la capital uruguaya, debido a la injerencia de los dos partidos de ese país —blancos y colorados— en las guerras civiles argentinas.
Pese a la paz que fue capaz de imponer y el crecimiento económico —al menos de las provincias del Litoral—, los enemigos de Rosas reclamaban libertades individuales, políticas y de expresión, que eran férreamente anuladas por el gobernador porteño; el núcleo de sus reclamos era la sanción de una constitución política que organizara formalmente el Estado nacional y garantizara los derechos de los ciudadanos.
Organización Nacional
En 1852, Rosas fue derrotado en la batalla de Caseros por el Ejército Grande, una alianza entre las provincias de Entre Ríos y Corrientes, las tropas coloradas de Uruguay y otras de Brasil. La alianza fue encabezada por el federal antirrosista Justo José de Urquiza, gobernador de Entre Ríos, quien asumió la presidencia provisional.[63]
Este período duró hasta la sanción de una Constitución en 1853, que con algunos cambios ha regido en el país hasta la actualidad. La misma adoptó un régimen federal, pero la provincia de Buenos Aires se separó de la Confederación Argentina, que debió establecer su capital en la ciudad de Paraná. En 1859, la Confederación derrotó a Buenos Aires en la batalla de Cepeda, forzándola a firmar el Pacto de San José de Flores, por el cual Buenos Aires se reincorporaba a la que desde entonces pasó a llamarse República Argentina. No obstante, la reunificación definitiva fue lograda bajo la dirección de Buenos Aires tras la batalla de Pavón (1861), durante la presidencia de Bartolomé Mitre.
En 1865, la Argentina se involucró nuevamente en una guerra civil en Uruguay, a lo cual el Paraguay respondió ocupando la ciudad de Corrientes. Tras firmar una Triple Alianza con el Brasil y Uruguay,[64] la Argentina tomó parte en la guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay, que duró cinco años y requirió la participación de diez mil soldados argentinos.[65] El Paraguay resultó finalmente derrotado en 1870, quedando totalmente devastado y muerta una gran parte de su población masculina.[66] Pese a su enorme costo económico y en vidas humanas y a que fue causa de la continuación de las guerras civiles en la Argentina, este país logró consolidar sus límites en el noreste, ya que se fijó la frontera en los ríos Pilcomayo, Paraguay y Paraná.[66]
Durante las presidencias de Mitre y sobre todo de Sarmiento y Avellaneda, la Argentina se insertó en la economía mundial como un país agroexportador, sostenido por una amplia red ferroviaria y el avance del sistema educativo. Tras dos sangrientas revoluciones en 1874 y 1880, en este último año la ciudad de Buenos Aires fue federalizada y se estableció un equilibrio durable entre las provincias y la capital.
Gobiernos conservadores y primeros gobiernos radicales
Entre 1878 y 1884 se produjeron las llamadas Conquista del Desierto y del Chaco, con el objeto de dar por término a los constantes enfrentamientos entre indígenas y criollos en la frontera y apropiarse de los territorios indígenas, triplicando el territorio argentino. La primera conquista, impulsada por Julio A. Roca, consistió en una serie de incursiones militares a los territorios pampeanos y patagónicos dominados por los pueblos originarios, repartiéndolos entre los miembros de la Sociedad Rural, financiadores de las expediciones.[67] La conquista del Chaco duró hasta fines del siglo,[68] dado que su incorporación plena al sistema económico nacional solo tuvo lugar cuando se reemplazó la mera extracción de maderas y tanino por la producción de algodón. El gobierno argentino consideró a los indígenas como seres inferiores, sin los mismos derechos que los criollos y europeos.[69]
Entre 1880 y 1916, el Partido Autonomista Nacional (PAN) monopolizó el poder sobre la base de elecciones fraudulentas, propiciado por el sistema del voto cantado y durante 25 años, la figura excluyente fue el general Julio Argentino Roca. La llamada República Conservadora o República Oligárquica organizó un exitoso y moderno modelo agroexportador basado en la llamada división internacional del trabajo impuesta por el Imperio británico, orientado principalmente a la producción de carne y granos con destino al mercado británico. En el relato tradicional el país fue visto en esa época como «el granero del mundo».[70]
Este modelo económico generó una concentración de la riqueza en pocas manos y la exclusión social de las clases trabajadoras y de las poblaciones asentadas fuera de la región pampeana. La economía alcanzó altos niveles de crecimiento que atrajeron una gran corriente inmigratoria principalmente constituida por millones de italianos y españoles y en menor medida de seguidos de europeos orientales y asiáticos occidentales. La población argentina, que representaba el 0,13 % de la población mundial en 1869, pasaría a representar el 0,55 % en 1930, proporción en la que, aproximadamente, se estabilizaría desde entonces.[71]
La prosperidad de la economía impulsó el crecimiento de una considerable clase media, integrada mayoritariamente por inmigrantes o sus descendientes. Los inmigrantes europeos también introdujeron en el país ideas políticas nuevas como el socialismo y el anarquismo, así como participaron junto a la población local, especialmente la afroargentina, en la creación de organizaciones de ayuda mutua y sindicatos.[72][73] Surgieron partidos políticos modernos como la Unión Cívica Radical (UCR) y el Partido Socialista (PS).
Después de más de dos décadas de conflictos políticos y sociales, fraudes electorales y graves actos de represión, en 1912 fue sancionada la Ley Sáenz Peña, que estableció el sufragio secreto, obligatorio y universal para votantes masculinos. En la primera elección presidencial con sufragio secreto, los conservadores fueron desplazados del poder por los radicales dirigidos por Hipólito Yrigoyen, que fue presidente entre 1916 y 1922, y entre 1928 y 1930. Durante su primer gobierno se inició el movimiento estudiantil conocido como la reforma universitaria, que se extendió por toda América Latina y se produjeron las masacres obreras de la Semana Trágica y la Patagonia rebelde. Entre ambos gobiernos de Yrigoyen fue elegido presidente el también radical Marcelo Torcuato de Alvear.
Alternancia entre golpes de estado y regímenes democráticos
El 6 de septiembre de 1930 se produjo el primero de una serie de golpes de Estado en Argentina que llevó a un grupo cívico-militar a establecer una dictadura justificada por la Corte Suprema como «gobierno de facto», después de derrocar a Hipólito Yrigoyen. Este golpe de Estado inició una secuela de gobiernos fraudulentos conocidos como la Década Infame.[o]
El modelo agroexportador argentino entró en crisis por el cierre de los mercados internacionales causado por la Crisis de 1929. El país impulsó un proceso de sustitución de importaciones que desarrolló un amplio sector industrial.[74] La Década Infame fue derrocada por la Revolución del 43, un segundo golpe de Estado que instaló un gobierno militar en cuyo seno se produciría una alianza entre sindicatos y algunos militares que dieron origen al peronismo. A pesar de la presión de Estados Unidos desde que este país entró a la guerra a fines de 1941 cuando fue atacado por Japón, la Argentina se mantuvo neutral durante la mayor parte del resto de la II Guerra Mundial, uniéndose a los Aliados el 27 de marzo de 1945, durante el gobierno del general Edelmiro Farrell, poco antes de la terminación de la Guerra.
En 1946 fue elegido presidente Juan Domingo Perón con apoyo de los sindicatos organizados en el Partido Laborista. Perón, acompañado por su esposa Evita, encabezó un nuevo movimiento que puso el acento en la justicia social, la soberanía política y la independencia económica. Bajo su gobierno se estableció el sufragio femenino en 1947, la igualdad de hombres y mujeres en el derecho familiar, la igualdad de los hijos nacidos dentro o fuera del matrimonio, la gratuidad de la enseñanza universitaria, se erradicó el paludismo, etc.[75]
A través de la Fundación Eva Perón, se desarrolló una ayuda social sin precedentes en el país, brindando apoyo económico a los sectores más vulnerables. También se nacionalizaron los ferrocarriles y el comercio exterior, y se generó un fuerte proceso de industrialización, promoviendo la industria pesada.
En 1951 Perón fue reelegido para un nuevo período presidencial con el 63,40 % de los votos en lo que constituyó la primera elección con sufragio universal de hombres y mujeres en la Argentina. En 1952 murió Evita. Casi 60 años después, sería declarada la Mujer del Bicentenario, como el símbolo del protagonismo de la mujer en la historia argentina.[75] El peronismo contó con una amplia adhesión de la población, pero también con un fuerte rechazo de los sectores opositores, polarizándose la sociedad argentina en peronistas y antiperonistas. Su política perjudicó a los intereses británicos, dominantes hasta entonces en la economía, que apoyaron a los opositores.[76] El inicio de un conflicto con la Iglesia católica debilitó la lealtad al gobierno de vastos sectores y unificó a la oposición.[77]
El 16 de junio de 1955 una conjura cívico-militar, utilizando unos treinta aviones de la Armada y de la Fuerza Aérea, bombardearon y ametrallaron a la población de Buenos Aires en la Plaza de Mayo y otros lugares.[78] Este ataque produjo 308 víctimas oficialmente identificadas —entre ellas 111 activistas sindicales que incluyen a 23 mujeres—, un número de muertos que no pudieron ser individualizados debido a las mutilaciones y más de 700 heridos.[79]
En septiembre Perón fue derrocado por un nuevo golpe autodenominado Revolución Libertadora, que proscribió al peronismo, muchos de cuyos partidarios fueron encarcelados o fusilados, lo que le valió al golpismo el mote de «Revolución Fusiladora». Perón se vio obligado a exiliarse hasta el final de la proscripción en 1973.[76]
Durante la proscripción, el peronismo continuará teniendo influencia en la política y el sindicalismo —ámbito en el que ganó la mayoría de las elecciones—, negando legitimidad a las autoridades instaladas por medios no democráticos y desarrollando una actividad opositora conocida por la Resistencia peronista.
En 1958 fue elegido presidente Arturo Frondizi (UCRI) en elecciones con el peronismo proscripto pero después de realizar un pacto electoral con Perón, siendo derrocado por un nuevo golpe militar en 1962. El golpe esta vez tuvo la particularidad de que el poder fue asumido por el civil José María Guido, nombrado presidente por la Corte Suprema de Justicia ese mismo día tras el derrocamiento y arresto de Frondizi, alegando para su nombramiento un vacío de poder. A pesar de que formalmente Guido ejercía la presidencia, el verdadero poder material residía en la esfera militar. Durante su mandato se agudizaron los enfrentamientos entre dos facciones del Ejército Argentino, conocidas como Azules y Colorados, llegándose a enfrentamientos armados. La victoria del sector «azul» permitió al general Juan Carlos Onganía reunificar al Ejército.
Con el peronismo todavía proscripto y el expresidente Frondizi detenido,[80] en 1963 fue elegido como mandatario Arturo Umberto Illia (UCRP), quien también sería depuesto por un golpe militar en 1966, que llevaría al gobierno a Onganía.
Su dictadura, la primera de las tres que conformaron la autodenominada Revolución Argentina (1966-1973), fue también la primera dictadura permanente instalada en el marco de los regímenes militares que se multiplicaron en América Latina con apoyo activo de Estados Unidos a través de la Escuela de las Américas y la doctrina de la seguridad nacional en el marco global de la Guerra Fría. La abolición de la actividad política y el terrorismo de Estado, provocó un estado insurreccional de la población que se manifestó en la aparición de varias organizaciones guerrilleras —como Montoneros, las FAR y el ERP— y gran cantidad de puebladas insurreccionales, como el Cordobazo, el Rosariazo y el Tucumanazo, entre otras.[81] Acorralada por la insurrección popular, la dictadura organizó una salida electoral con participación del peronismo —aunque impidiendo la candidatura de Perón—.
En 1973 el peronismo fue legalizado y triunfó en las elecciones presidenciales, dando inicio a lo que ha dado en llamarse el tercer peronismo. Tras la renuncia del presidente Héctor José Cámpora, ese mismo año, Juan Domingo Perón fue elegido presidente por tercera vez, precipitando así su muerte nueve meses después. Lo sucedió su vicepresidenta y esposa, María Estela Martínez de Perón. Este período se caracterizó por un acelerado deterioro de la situación interna, producto de la crisis del petróleo de 1973 y la generalizada violencia política, incluyendo la organización desde el gobierno de una fuerza parapolicial llamada la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A) que junto a las fuerzas policiales y militares, asesinaron a cientos de opositores desde 1973 —varios de ellos «detenidos desaparecidos»—, así como la instalación de centros clandestinos de detención en el marco de la represión ordenada por los llamados decretos de aniquilamiento.[82]
El 24 de marzo de 1976 se produjo un nuevo golpe militar que instaló una nueva dictadura permanente autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, que duraría casi ocho años y que estaría internacionalmente coordinada con las demás dictaduras sudamericanas mediante el Plan Cóndor, bajo el amparo de Estados Unidos. Durante la misma se implantó un régimen de terrorismo de Estado que llevó a cabo un plan sistemático de secuestro, tortura y eliminación de opositores, calificado por la justicia de genocidio, causando miles desaparecidos y cientos de niños que sufrieron la supresión de su identidad.
Como respuesta se formaron organizaciones de derechos humanos, como las Madres de Plaza de Mayo y las Abuelas de Plaza de Mayo, que desempeñarán un rol crucial en el «juicio y castigo a los culpables» y en la recuperación de los bebés secuestrados cuya identidad había sido suprimida. También el movimiento sindical opuso una fuerte resistencia, llegando a declarar varias huelgas generales, a pesar de las desapariciones que lo afectaron masivamente, la disolución de la CGT y la intervención de los sindicatos.
La dictadura contó con apoyo activo de los principales grupos empresariales, ocupando funciones claves del gobierno, así como del Fondo Monetario Internacional, las empresas multinacionales, los principales medios de prensa, junto a periodistas y comunicadores destacados. El plan económico siguió los lineamientos de la Escuela de Chicago —frecuentemente identificada con el neoliberalismo—. Un sector importante de la población apoyó la dictadura, en tanto que otro sector la resistió mediante la acción guerrillera, la creación de organizaciones de derechos humanos como las Madres de Plaza de Mayo, o la acción sindical y las huelgas.
La deuda externa, que condicionará a los gobiernos democráticos a partir de 1983, pasó de 7700 millones en 1976 a 45 000 millones de dólares en 1983, en muchos casos fruto de operaciones delictivas en beneficio de los grupos económicos y las empresas multinacionales. En 1978, se produjo una grave crisis con Chile por los límites en la zona del canal Beagle, que llevó a ambos países al borde de la guerra. En 1982 se desarrolló la guerra de las Malvinas con el Reino Unido; la derrota argentina fue uno de los factores que llevaron al colapso del régimen militar y al llamado a elecciones generales para el año siguiente.
Recuperación de la democracia
La historia de la Argentina entre 1983 y 2003[n. 1] estuvo marcada por la recuperación de la democracia el año en que se inicia el período, el enjuiciamiento a los culpables de violaciones a los derechos humanos durante la dictadura anterior —rasgo que distingue la democracia argentina de las demás democracias recuperadas en Sudamérica—, la crisis de la deuda externa, el inicio de la globalización, las reformas neoliberales y la severa recesión económica iniciada en 1998 que terminó con la crisis generalizada de 2001/2002, durante la cual fueron asesinados decenas de opositores, incluyendo las masacres de Plaza de Mayo del 20 de diciembre de 2001 y de Avellaneda. El período abarca la primera vez en la historia argentina de dos décadas continuadas bajo régimen democrático y la primera vez en que presidentes democráticos entregan el poder a sucesores de otro partido político elegidos democráticamente.[83]
El gobierno democrático fue restablecido el 10 de diciembre de 1983. El nuevo presidente fue Raúl Alfonsín, de la Unión Cívica Radical, quien dispuso investigar los crímenes de lesa humanidad de la dictadura creando la Conadep, ente que produjo un decisivo informe titulado Nunca más. Nueve de los diez miembros de las tres primeras juntas militares fueron enjuiciados y algunos de sus miembros condenados, aunque también bajo su mandato y por presión militar comenzaron a sancionarse las leyes de impunidad. En 1984 se puso fin a la disputa limítrofe con Chile sobre el canal de Beagle. En 1985 acordó con el nuevo presidente democrático de Brasil José Sarney, iniciar el proceso de integración regional que se concretaría en 1991 con el nombre de Mercosur.
Después de las elecciones presidenciales de 1989 y afectada la gobernabilidad del país por un proceso hiperinflacionario, Alfonsín se vio obligado a dejar la Presidencia y entregar el mando con seis meses de anticipación.[84] Asumió Carlos Menem del Partido Justicialista. Con un fuerte protagonismo del ministro Domingo Cavallo detuvo la inflación mediante un régimen de convertibilidad y llevó adelante un amplio proceso de privatizaciones, desregulación, apertura de la economía y endeudamiento externo, en consonancia con el Consenso de Washington de 1989 y apoyo del FMI. Socialmente apareció la desocupación masiva y la criminalidad se elevó bruscamente, convirtiéndose ambos en problemas centrales de la agenda política.[85] En 1991 la Argentina entró en guerra contra Irak sin autorización del Congreso Nacional, dentro de la coalición liderada por Estados Unidos.[86] En 1992 y 1994 sufrió dos grandes atentados terroristas, contra la embajada de Israel y contra la AMIA, con 23 y 85 muertos respectivamente, sin que se descubrieran los culpables, en investigaciones con muchas irregularidades.[87] Se resolvió la disputa limítrofe con Chile por 481 km² ubicados en la zona del Lago del Desierto. En 1994 un pacto entre Alfonsín y Menem permitió la reforma de la Constitución y al año siguiente Ménem fue reelecto. Una operación de tráfico de armas a Ecuador y Croacia causó la voladura de la fábrica de armamentos de Río Tercero, dañando la ciudad, causando siete muertos y afectando seriamente las relaciones con el Perú.[88] Los conflictos sociales y las huelgas aumentaron, estallando puebladas y cortes de ruta que dieron origen al movimiento piquetero.[89] En 1998 comenzó un período de recesión que duró cuatro años y desembocó en la peor crisis de la historia argentina.[90]
En diciembre de 1999 asumió la presidencia Fernando de la Rúa de la Unión Cívica Radical, que por entonces formaba parte de La Alianza. Tomó medidas para reducir el déficit público -entre ellas la reducción de las jubilaciones- y flexibilizar los derechos laborales, siguiendo las indicaciones del FMI.[91] La crisis económica y social se agravó y el gobierno designó al exministro del presidente Menem, Domingo Cavallo, quien dispuso la congelación de los depósitos bancarios (medida conocida como «el Corralito»), que culminó en una insurrección social generalizada, con decenas de asesinatos causados por las fuerzas de represión, que llevó a la renuncia del Presidente el 20 de diciembre de 2001.[92][93] Durante dos semanas de incertidumbre se sucedieron varios presidentes, entre ellos el breve gobierno de Adolfo Rodríguez Saá, durante el cual el país entró en default al declarar la moratoria de la deuda externa.[93][94]
El 2 de enero de 2002 la Asamblea Legislativa eligió a Eduardo Duhalde, del Partido Justicialista, como presidente provisional. Duhalde puso fin a la convertibilidad, estableciendo un régimen de pesificación asimétrica, conocido como «el corralón».[95] El peso se devaluó un 300% y los bancos no devolvieron los depósitos en dólares de sus clientes, provocando acciones en su contra de amplios sectores de clase media. En este período la pobreza trepó al 56% de la población y la desocupación al 26%, estableciéndose los subsidios llamados Plan de Jefes y Jefas de Hogar Desocupados, que alcanzó un pico de dos millones de planes en mayo de 2003. La deuda externa llegó al 135% del PBI.[96] Ese año la inflación fue del 41% y el aumento de los precios de los alimentos llegó al 74,9%.[97]Kirchnerismo y macrismo
La historia de la Argentina entre 2003 y 2023[n. 2] se ha caracterizado por la elección en cuatro oportunidades del peronismo-kirchnerismo (2003, 2007, 2011 y 2019) y una vez del macrismo-radicalismo (2015). Sobre el final del período sucedió la pandemia mundial por COVID-19 (2020/2021), cerrando con las elecciones presidenciales de 2023, en las que ganó un candidato liberal-libertario anarco-capitalista, por primera vez en la historia mundial.[98]
El período se inició con la recuperación de la gran crisis de diciembre de 2001, causada por el estallido social debido a la convertibilidad económica entre el Peso Argentino y dólar estadounidense, dando paso al default de su deuda externa, generando así una enorme conmoción social, que puso a más de la mitad de la población bajo la línea de pobreza, con casi un tercio de desempleo y salarios licuados por la inflación. En las elecciones presidenciales de 2003, Néstor Kirchner venció al menemismo representado por el propio Carlos Menem, cuando este último renunció a presentarse al balotaje.[100][101] Durante este período el Congreso inició el procedimiento de juicio político contra cinco miembros de la Corte Suprema, motivando la renuncia de tres y la remoción de otros dos.[102] Se anularon las leyes de impunidad, y se reabrieron los juicios por crímenes de lesa humanidad durante la dictadura, en los que cientos de represores fueron condenados a prisión.[103]Se destacan el impulso a la desarticulación del ALCA, se canceló la deuda con el Fondo Monetario Internacional y se realizó una reestructuración de la deuda externa con una fuerte quita. El PBI creció de 97 000 millones US$ en 2002, a más de 329 000 millones US$ en 2007.[104] El desempleo se redujo del 17,9% en 2002 al 8,5% en 2007.[105] La política laboral restableció las paritarias anuales (negociaciones colectivas entre patronos y sindicatos), dispuso la fijación anual del salario mínimo por acuerdo tripartito, reduciéndose el trabajo no registrado de 50% en 2003 al 39% en 2007.[106] La inflación fue moderada, aunque con tendencia al ascenso: pasó del 5,3% de 2004[107] a un estimado en torno al 15 o 20% para 2007,[108] aunque las estadísticas oficiales informaban una tasa considerablemente menor.[109]
En las elecciones presidenciales de 2007, el kirchnerismo volvió a triunfar llevando como candidata a Cristina Fernández de Kirchner por el Frente para la Victoria, la primera mujer argentina que encabezó una fórmula presidencial ganadora de las elecciones argentinas. Durante su mandato (2007-2011) se reestatizó el sistema de Seguridad Social, creó la Asignación Universal por Hijo, renacionalizó Aerolíneas Argentinas, aprobó la ley de matrimonio igualitario, derogó la Ley de Radiodifusión de la época de la dictadura militar, sancionando una nueva Ley de Medios. En el ámbito internacional impulsó la creación de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). A poco de iniciar su período enfrentó un extenso paro patronal agropecuario apoyado por manifestaciones masivas del sector agroganadero, debido a la política oficial de impuestos a las exportaciones.En las elecciones presidenciales de 2011, el kirchnerismo (Frente para la Victoria) triunfó por tercera vez, dando como ganadora a la candidata Cristina Fernández de Kirchner, superando con un 54%, más votos que las dos elecciones anteriores.Durante su segundo mandato se aprobó la Reestatización del 51% de las acciones de la petrolera YPF, se extendió la jubilación para amas de casa y trabajadores precarizados, se aprobó las leyes de Servicios de Comunicación Audiovisual, se sancionó la Ley de Identidad de Género, se entregó millones de computadoras portátiles a niños, niñas y adolescentes de las escuelas públicas en todo el país a través del programa estatal Conectar Igualdad, se aprobó un nuevo Código Civil y Comercial y se impulsó el desarrollo del sector industrial, destacándose la puesta en órbita el 16 de octubre de 2014 del satélite ARSAT-1, un satélite de comunicación geoestacionario por parte de la empresa estatal ARSAT, habiendo sido construido por la empresa argentina INVAP. Posteriormente, el 30 de septiembre de 2015, se lanzó el ARSAT-2, el cual al igual que el anterior fueron puestos en órbita desde la Guyana Francesa. Con el desarrollo y puesta en órbita de estos satélites, Argentina pasó a formar parte del selecto grupo de países de la industria espacial global.[110] Asimismo, estaba previsto dentro del Plan Nacional Espacial, el lanzamiento del satélite ARSAT-3, pero dicho desarrollo quedó en suspenso debido al cambio de administración política producida por el triunfo del macrismo en las elecciones del año 2015.
Durante los dos períodos de Cristina Fernández de Kirchner, a la par de que se redujo sustancialmente la pobreza, desocupación y el trabajo no registrado, se duplicó en buena medida la clase media argentina[105][111]; y también tuvo una fuerte confrontación jurídico-mediática entre el gobierno y el mayor conglomerado de medios de comunicación del país, el Grupo Clarín.[112]
En 2012 comenzó un período de dificultades económicas y deterioro de los indicadores sociales en el marco de la Gran Recesión mundial del año 2008, y especialmente la crisis económica en Brasil del 2014, con una inflación cercana al 30%; aunque los datos oficiales indicaron tasas menores.[113] Debido a la coyuntura mundial y regional, el Gobierno Argentino tomó medidas como el establecimiento de regulaciones para la compra de dólares, el aumento del gasto público, y diversos tipos de subsidios tanto a la industria como a los servicios públicos. Durante sus dos períodos el PBI creció de US$329.000 millones a US$548.000 millones en el 2014.[104]
En las elecciones presidenciales de 2015, el macrismo venció al peronismo-kirchnerismo por balotaje. Fue elegido presidente el político, ingeniero, ex-dirigente futbolístico y empresario Mauricio Macri (quien fue también presidente del Club Atlético Boca Juniors entre 1995 y 2007, Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires de 2007 a 2015), por parte de Propuesta Republicana (PRO) con la alianza electoral Cambiemos, primero perdiendo con el 34% en primera vuelta pero ganando con el 51% de los votos en segunda vuelta; contra el candidato peronista-kirchnerista, Daniel Scioli, que obtuvo el 48% en primera vuelta, y 37% en segunda vuelta.[114]
Su presidencia inició una etapa de cambio completo de la orientación que habían tenido hasta ese momento las políticas de los gobiernos kirchneristas, porque no solo aplicó una serie de medidas como la desregulación del mercado financiero para la libre adquisición de moneda extranjera[115]sino también rebajas a las retenciones a las exportaciones de la soja y otros cereales,[116] así como a las exportaciones mineras; lo que condujo a un leve ascenso del PBI y la inflación; así como la actividad productiva del país y el aumento de la deuda externa.
A comienzos de enero del 2016, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual fue modificada por Decreto de necesidad y urgencia de Mauricio Macri,[117] flexibilizando sus normas antimonopólicas y beneficiando a los principales medios masivos de comunicación del país afines al gobierno.[118]
En marzo del mismo año ocurrió el Tarifazo del 2016, en donde el ministro de transportes Guillermo Dietrich anunció el aumento y dolarización de las tarifas de agua, energía eléctrica, combustibles y transporte público previo a los festejos del Bicentenario de la Independencia Argentina, siendo así el mayor aumento de las tarifas de la historia reciente, generando una amplia indignación en la población argentina.
En 2017, la presidencia de Mauricio Macri impulsó una reforma del sistema de jubilaciones y pensiones[119] conocida como la Reforma Previsional, siendo aprobada por el Congreso de la Nación Argentina el 19 de diciembre de ese mismo año. Esta reforma alcanzó a adultos mayores jubilados; pensionados, beneficiarios de las asignaciones sociales y familiares; de la Asignación Universal por Hijo, e inclusive a los veteranos de la guerra de las Malvinas.
Según sus proponentes, los objetivos de esta reforma fueron "aumentar la sustentabilidad del sistema jubilatorio y facilitar la reducción del déficit fiscal y la inflación", pero en contrapartida recortó las jubilaciones del 3 al 8%, así como el presupuesto a la seguridad social por unos AR$72.000 millones de pesos (aproximadamente 4100 millones de dólares). Esto desencadenó masivas protestas y movilizaciones con cacerolazos en rechazo a la nueva fórmula en todo el país, pero fueron reprimidos por Gendarmería Nacional, bajo órdenes de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. En 2018 los montos de las jubilaciones y pensiones perdieron 19,2% de poder adquisitvo, los haberes subían un 28,4%,[120] y el índice de precios al consumidor aumentó un 47,6%.[121]
El gobierno de Mauricio Macri decidió pagar a los especulativos fondos buitre, que estaban en litigio con la Argentina, por cifras mucho mayores a las demandadas por los mismos; Un primer pago fue de US$9300 millones, cuestionado en la Justicia,[122] diendo lugar a una «tercera generación», una nueva tanda de demandantes con bonos que no ingresaron a los canjes de deuda previos.[123]
En menos de dos años (entre diciembre de 2015 y junio de 2017) la deuda emitida por el gobierno de Mauricio Macri fue de casi US$100.000 millones de dólares,[124] alcanzando así la cifra de US$216.351 millones de dólares en diciembre de 2017.[125]
En 2018 se produjo una fuga de capitales, causando la devaluación del peso argentino en un 135%.[126] Esto llevó al gobierno a volver a negociar con el Fondo Monetario Internacional con deuda por un valor de US$55.000 millones de dólares, el mayor crédito otorgado por el ente en su historia, generando un aumento considerable de la deuda externa. En 2019 ocurrió una segunda fuga de capitales, reportadas como la más gigante de toda la historia argentina[127]. Esto ocasionó otra devaluación del Peso a un 50%, alcanzando una fuga total de US$26.870 millones de dólares, generando que el gobierno macrista volviera a establecer el «cepo cambiario», como modelo kirchnerista pero con mayores restricciones.
En las elecciones presidenciales de 2019, Mauricio Macri buscó la reelección, pero fue vencido por el candidato peronista Alberto Fernández, acompañado por Cristina Fernández de Kirchner como candidata a vicepresidenta, en donde obtuvieron el 48% de los votos en primera vuelta. En sus primeros dos años de gobierno, el presidente Fernández debió enfrentar la pandemia de covid-19.
El período finaliza con la victoria de Javier Milei en las elecciones presidenciales de 2023, un candidato por fuera de las ideologías que dominaron la política argentina durante estas dos décadas.El 10 de diciembre de 2023 asumió el presidente electo Javier Milei como presidente de Argentina en el Palacio del Congreso de la Nación Argentina. Donde recibió la banda y bastón del expresidente Alberto Fernández.[128]
Gobierno y política
El Gobierno de Argentina es una democracia representativa, republicana y federal, regulado por la Constitución vigente. La Argentina se formó por la unión federativa de las provincias que surgieron después de la disolución del Virreinato del Río de la Plata, y por la incorporación de las que se fueron constituyendo a partir de los territorios nacionales establecidos a raíz de la conquista de amplios territorios indígenas. Desde el propio gobierno esta entidad gubernamental ejecutiva es comúnmente referida como Presidencia de la Nación.
Debido al carácter federal de su organización política, la Argentina posee dos estructuras paralelas de gobierno: por un lado la estructura nacional, con sus tres poderes; y por otro lado las 23 estructuras provinciales —que preexisten a la Nación— más la de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que tienen autonomía y son gobernadas por tres poderes en cada caso.[129]
Las autoridades del gobierno federal tienen su sede en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que es actualmente la «Capital de la República» o «Capital de Nación», denominaciones utilizadas en la Constitución nacional y en la ley de federalización, pero llamada de manera habitual Capital Federal. La Capital Federal está regida por un sistema de autonomía y está subdividida en comunas, mientras que las provincias poseen subdivisiones («departamentos» o «partidos») y municipios (que pueden coincidir con el partido/departamento o no, dependiendo la provincia).Poder Ejecutivo
El Poder Ejecutivo Nacional (PEN) de Argentina es el órgano ejecutivo del Estado central de este país. Se trata de un órgano unipersonal y piramidal que se encuentra en cabeza del presidente de la Nación Argentina, funcionario que es la máxima autoridad del país, que oficia tanto como jefe de Estado y jefe de Gobierno y que debe ser elegido cada cuatro años por sufragio directo, secreto, universal y obligatorio, en doble vuelta junto con el candidato a vicepresidente. La reforma constitucional de 1994 introdujo el mecanismo de segunda vuelta electoral, que se realiza entre las dos opciones más votadas si en la primera ninguna hubiera obtenido más del 45 % de los votos válidos o, si habiendo obtenido la opción más votada entre el 40 % y el 45 %, existiera una diferencia con la segunda opción menor al 10 %.[130]
El presidente y el vicepresidente duran cuatro años en sus mandatos y pueden ser reelegidos inmediatamente por un mandato más.[131] El gabinete de ministros del presidente de la Nación es dirigido por el jefe de Gabinete de Ministros, quien se encuentra a cargo de la administración del país y es responsable ante el Congreso.[132] A partir del 10 de diciembre de 2023 el titular del PEN es Javier Milei del partido Partido Libertario con mandato hasta el 10 de diciembre de 2027.[133] Es el décimo presidente desde la recuperación del orden constitucional en 1983.[134]
Al PEN le corresponde la jefatura del Estado y la representación internacional del país, el comando en jefe de las Fuerzas Armadas argentinas y la conducción de la Administración Pública Nacional, entre sus principales funciones. De él dependen la Jefatura de Gabinete de Ministros, así como los ministros y secretarios asimilados. Es el ámbito estatal en Argentina que tiene el mayor presupuesto y la mayor cantidad de funcionarios y empleados.
El PEN también tiene funciones colegislativas y tareas comunitarias como la promulgación de las leyes y la facultad de vetarlas, y de común acuerdo con la Cámara de Senadores de la Nación, nombra a los jueces.
Se organiza en dos áreas principales: el área Presidencia de la Nación y las secretarías presidenciales, y el área Jefatura de Gabinete de Ministros.Poder Legislativo
El Congreso de la Nación Argentina es el órgano que ejerce el poder legislativo federal de la República Argentina. Se encarga de la formación y sanción de las leyes federales. Además, tiene a su cargo la sanción de los códigos legales civil, penal, comercial, laboral y de minería, entre otros destinados a organizar la legislación común de fondo.[135]
El Congreso de la Nación Argentina se conforma por una asamblea bicameral con 329 miembros, dividido en el Senado (72 escaños), presidido por el Vicepresidente de la Nación y la Cámara de Diputados (257 escaños) cuyo presidente es elegido por mayoría simple.
El Congreso de la Nación Argentina sesiona entre el 1 de marzo y el 30 de noviembre de cada año, aunque el Presidente de la Nación Argentina puede convocar sesiones extraordinarias o prorrogar su extensión.[136] En el primer caso es el presidente quien determina los temas a tratar, mientras que en el segundo el Congreso de la Nación Argentina tiene libre iniciativa. Según la interpretación de las Cámaras, esta prórroga de sesiones también puede ser ordenada por el Congreso.
Su sede se encuentra en el Palacio del Congreso de la Nación Argentina en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en la Plaza del Congreso que se encuentra en un extremo occidental de la Avenida de Mayo, la cual lo conecta directamente con la Plaza de Mayo, donde se encuentra la Casa Rosada, sede del Poder Ejecutivo nacional.
La Cámara de Diputados de la Nación Argentina se compone por una cantidad variable de representantes en función de la población que posee el distrito (cada una de las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires), pero dicha cantidad nunca puede ser menor a tres, se eligen mediante el sistema de representación proporcional (sistema D'Hondt), duran cuatro años en su mandato y se renuevan por mitades cada dos años (cada distrito elige cada dos años aproximadamente la mitad de los diputados que le corresponden) pudiendo ser reelegidos indefinidamente. Son electos tomando como distrito único cada provincia y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde se vota, por una lista de todos los candidatos de cada partido político o alianza electoral, a los puestos que cada distrito ponga en disputa en esa elección.[137] Por la Ley de paridad de género, establece que las listas de candidatos al Congreso de la Nación Argentina deben estar compuestas en un 50% por mujeres y el otro 50% por hombres.[138] Esta ley acentuó la participación de las mujeres en la política, vigorosa en Argentina desde la sanción de la Ley de cupo Femenino, de modo que la República Argentina es el país sudamericano con mayor cantidad de mujeres en el Poder Legislativo y estando, a su vez, entre los primeros diez a nivel mundial.[139]
El Senado de la Nación Argentina reúne a los representantes de las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Le corresponde a cada una dos senadores por la mayoría y uno por la minoría, para un total de 72 Senadores. Estos son elegidos por voto directo de los habitantes de cada distrito, mediante el sistema de lista incompleta, correspondiendo dos a la lista que mayor cantidad de votos obtenga y uno a la que le sigue. Su mandato dura seis años y se renueva por tercios cada dos años, correspondiendo realizar las elecciones de renovación por distrito alternados, pudiendo ser reelegidos indefinidamente.[140]
El Congreso de la Nación Argentina cuenta con un organismo constitucional autónomo de asistencia técnica: la Auditoría General de la Nación Argentina, a cargo del control de legalidad, gestión y auditoría de toda la actividad de la administración pública.[141] Además, en el ámbito del Congreso de la Nación Argentina funciona el Defensor del Pueblo de la Nación Argentina como órgano independiente, sin recibir instrucciones de ninguna autoridad. Su propósito es defender los derechos humanos y los derechos constitucionales y legales que puedan ser afectados por la Administración.[142]Poder Judicial
Poder Judicial de la Nación (PJN) es uno de los tres poderes que conforman la República Argentina y es ejercido por la Corte Suprema de Justicia (CSJN) y por los demás tribunales inferiores que establece el Congreso en el territorio de la Nación.
Está regulado en la sección tercera de la segunda parte de la Constitución de la Nación Argentina. La corte suprema la integran cinco jueces abogados nombrados por el Presidente de la Nación con acuerdo del Senado, que requiere para ello una mayoría de dos tercios.[143][144]
Los tribunales inferiores están encargados de resolver los conflictos regulados por la legislación federal en todo el país (tribunales federales) y, también, por la legislación común en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (tribunales nacionales). La designación de los jueces la realiza el presidente de la Nación con acuerdo del Senado, sobre la base de una terna integrada por candidatos seleccionados en concurso público por el Consejo de la Magistratura, órgano de composición multisectorial, a quien corresponde el control directo de los jueces y la administración del Poder judicial.[145] Los jueces permanecen en sus cargos «mientras dure su buena conducta» y solo pueden ser removidos en caso de infracciones graves, por un Jurado de Enjuiciamiento, integrado por legisladores, magistrados y abogados y senadores.Ministerio Público
El Ministerio Público de Argentina es un organismo constitucional independiente y con autonomía funcional y financiera, con la función de promover la actuación de la justicia. El Ministerio Público es considerado por parte de la doctrina como un cuarto poder, en tanto que otra parte sostiene que se trata de un órgano extra poder.[146]
Se trata de un organismo bicéfalo, integrado por el Ministerio Público Fiscal, dirigido por el procurador general de la Nación y encargado de la acción de los fiscales, y el Ministerio Público de Defensa dirigido por el defensor general de la Nación y encargado de la acción de los defensores oficiales o públicos.[147] El Defensor del Pueblo no forma parte de este organismo, sino que constituye un órgano independiente en el ámbito del Congreso de la Nación, con autonomía funcional.
Los fiscales son los encargados de defender los intereses públicos en los procesos judiciales, instando la acción pública, en tanto que los defensores públicos son los encargados de defender los derechos de las personas perseguidas por los tribunales del país o que, por alguna circunstancia no pueden ejercer su defensa, como en el caso de los menores, incapaces o afectados por discriminaciones.Gobiernos provinciales
Debido al sistema federal adoptado por la Constitución, las provincias son autónomas y mantienen todo el poder no delegado explícitamente al gobierno federal.
Todas las provincias cuentan con una constitución republicana y representativa que organiza sus propios poderes, ejecutivo, legislativo y judicial, y regula el régimen de autonomía municipal. Las provincias pueden sancionar leyes sobre cuestiones no federales, pero las principales leyes comunes (civiles, comerciales, penales, laborales, de seguridad social y de minería) están reservadas al Congreso Nacional (Constitución Nacional, artículo 75, inciso 12).
En todas las provincias, el poder ejecutivo está a cargo de un gobernador que dura en sus funciones cuatro años y que, en general, puede ser reelegido. El poder legislativo en algunas provincias está ejercido por una legislatura unicameral y en otras por una legislatura bicameral.[148] Todas las provincias cuentan con un poder judicial con su correspondiente Corte Superior provincial y tribunales encargados de resolver los conflictos regidos por la ley común (civil, penal, comercial, laboral, administrativo local).[149]
La Ciudad Autónoma de Buenos Aires tiene un régimen especial de autonomía, de tal forma que sin llevar el título de "provincia", funciona igual a una provincia, similar a lo que pasa en México con la Ciudad de México, que siendo una ciudad tiene plenamente el rango de "Estado". Desde 1996 la Ciudad de Buenos Aires tiene una Constitución propia de rango provincial y elige a su propio gobernador, el cual lleva el título de "Jefe de Gobierno". Desde 2005, Buenos Aires está dividida en comunas y desde 2011 se eligen la mesa o junta comunal que rige en cada comuna. Una ley sancionada en 1880 la confirmó como capital de la República y la federalizó, separándola de la provincia de Buenos Aires. Su organización política cuenta también con una Constitución republicana que establece un gobierno dividido en tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) y un régimen de descentralización en comunas. Las restricciones en materia de autonomía han influido para que hasta 2006 careciera de policía propia y un sistema judicial para resolver conflictos motivados en la aplicación de las leyes comunes. El titular del poder ejecutivo lleva el título de jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. A 2020, 16 de las 24 jurisdicciones de primer orden tienen Legislaturas unicamerales, en tanto todos los concejos deliberantes a lo largo de todo el país también son de cámara única.[150]
La Constitución Nacional pide a cada provincia la organización de un régimen municipal[151] y reconoce a los municipios su autonomía.[152]
Los municipios dirigen los destinos de cada ciudad o pueblo; por lo general, su jurisdicción se extiende a la zona rural aledaña y, en ocasiones, abarca localidades menores.Relaciones exteriores
Las relaciones exteriores de Argentina son las relaciones que tiene dicho país con los demás países del exterior, tanto en el campo político, como en los campos económico, comercial, militar, jurídico, cultural, geopolítico y geoestratégico. Desde sus inicios, la Argentina ha sido un actor primordial en Sudamérica y ha jugado un rol importante en el escenario político global, aunque su orientación y alianzas han variado mucho a lo largo del tiempo y de los diferentes gobiernos. Aun así, la Argentina se ha caracterizado, en general, y con algunas excepciones, por un mayor nivel de autonomía respecto de las grandes potencias, y una política exterior más soberana, en comparación con otros países latinoamericanos, debido a su mayor nivel de desarrollo, a la percepción de tener un rol importante que jugar en el mundo, y al mayor peso que han tenido a lo largo de su historia ideologías, intelectuales y corrientes antiimperialistas. En ese sentido, su política exterior es comparable a la de otras potencias intermedias.
Las relaciones exteriores de Argentina son gestionadas por el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la República Argentina. Actualmente, el Canciller es Gerardo Werthein.
Participó en cada fase de la operación de Haití y también ha contribuido en operaciones pacificadoras en diversas zonas del mundo. En reconocimiento a sus contribuciones a la seguridad internacional y a la pacificación, el presidente estadounidense Bill Clinton designó a la Argentina como aliado importante extra-OTAN en enero de 1998.[153]
La Argentina mantiene una disputa de soberanía sobre las islas Malvinas, Sandwich del Sur, Aurora y Georgias del Sur, administradas por el Reino Unido, junto con sus espacios marítimos circundantes.[154] Asimismo, reclama casi 1 millón de kilómetros cuadrados en la Antártida que no son reconocidos por otro país, excepto parcialmente por Chile.
Durante 2006 comenzó un litigio con Uruguay debido al inicio de las obras de una planta celulósica de la empresa finlandesa Metsä-Botnia en la localidad uruguaya de Fray Bentos. La Argentina ha demandado a Uruguay ante la Corte Internacional de Justicia argumentando que la instalación de las plantas de celulosa es contaminante y se ha realizado en violación del Estatuto del Río Uruguay.[155]Defensa y seguridad
Fuerzas Armadas
Las Fuerzas Armadas argentinas, comúnmente las Fuerzas Armadas (FF.AA.), es un término que representa en forma colectiva al Ejército Argentino (EA), la Armada de la República Argentina (ARA) y la Fuerza Aérea Argentina (FAA),[p] además del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas (EMCFFAA). Todas estas instituciones forman parte del Sistema de Defensa Nacional y su misión principal es contribuir a la defensa nacional para proteger los intereses vitales de la Nación.
El presidente de la Nación Argentina es el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, que atiende sus cuestiones a través del Ministerio de Defensa.[157]
Las fuerzas más antiguas son el Ejército y la Armada, nacidas en 1810, mientras que la Fuerza Aérea se creó en 1945. En conjunto, formaron uno de los mayores poderíos en toda América Latina debido a los conflictos bélicos que tuvo Argentina, pero este poder se redujo considerablemente a partir de 1983. La última dictadura destinó para gastos de defensa un promedio del 3,64% del PBI.[158] Los gobiernos democráticos que siguieron a la dictadura, redujeron las partidas correspondientes a las Fuerzas Armadas, a un promedio de 1,22% del PBI para el período 1984-2019.[158] El ministro de Defensa Oscar Aguad, durante la gestión de Mauricio Macri, consideró durante su gestión que las Fuerzas Armadas argentinas tenían «muy pobre equipamiento y muy bajos salarios».[159][160] La administración Macri destinó a las Fuerzas Armadas, un promedio anual del 0,78% del PBI, mientras que Cristina Fernández de Kirchner destinó un 0,80% en su primer mandato y un 0,83% en el segundo.[158]
En tiempos de paz, las fuerzas desarrollan actividades de adiestramiento, investigaciones aplicadas, desarrollo de sus propios equipos y realizan misiones de paz en todo el planeta. La edad mínima para ingresar es de 18 años, sin que exista un servicio militar obligatorio.
Desde 2016 se encuentran meramente autorizadas para derribar aviones hostiles que ingresen al espacio vital aéreo argentino sin permiso previo, siguiendo una serie de pasos protocolares como alertar a todas las fuerzas nacionales y al presidente, proceder a identificar la aeronave, advertirle, intimidarla y en caso de no ceder, tomar la medida de fuerza extrema. Estas medidas drásticas son con el fin de combatir el delito complejo, el crimen organizado y el narcotráfico que inquieta cada vez más al país.[161]
Desde 1980 se autorizó progresivamente la incorporación de mujeres a las Fuerzas Armadas y desde 2005 se implementó una política de género. El porcentaje de mujeres en las fuerzas armadas pasó del 7,6 %, en 2006, al 16,8 % en 2017.[162][163] En 2015 las tres fuerzas sumaban 77 000 efectivos aproximadamente.[164] En 2018, el número de efectivos informados alcanzó a algo más de 83 000.[165]Fuerzas de Seguridad
La seguridad de las aguas territoriales corresponde a la Prefectura Naval Argentina (PNA), la de regiones fronterizas y obras de infraestructura críticas a la Gendarmería Nacional Argentina (GNA) y la de los aeropuertos a la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA); estas fuerzas de seguridad dependen del Ministerio de Seguridad.
El Sistema de Inteligencia Nacional dirige las acciones de inteligencia, dentro de los que se destaca la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), aunque también existen diferentes organismos públicos como la Dirección de Observaciones Judiciales, el Departamento de Intercepción y Captación de las Comunicaciones, la Inteligencia de la Gendarmería Nacional, la Oficina Anticorrupción, entre otras.[166]
Cada provincia cuenta con su propia policía, que puede trabajar en conjunto con la PFA la fuerza de seguridad que se encarga de los delitos de ámbito exclusivamente federal o que involucran a más de una jurisdicción. La Policía Federal fue hasta 2009 la fuerza policial de la ciudad de Buenos Aires, cuando el entonces jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri creó la Policía Metropolitana de Buenos Aires, la misma fue creada en el marco de la ley n.º 2894, de Seguridad Pública, que fue sancionada el 28 de octubre de 2008 y promulgada por medio del decreto 1354 del 18 de noviembre de ese año. La reglamentación de la norma se registró el 20 de marzo de 2009 por medio del decreto 210.[167]
Derechos humanos
En su Constitución, Argentina establece la jerarquía constitucional de los tratados de derechos humanos.[168]
De acuerdo con el Informe sobre Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo de 2018, la Argentina tiene un Índice de Desarrollo Humano (IDH) de 0,825. A nivel mundial, se sitúa en el puesto 47 dentro de los 189 estados que participan en la clasificación, encasillado como un país de IDH muy alto que junto con Chile y Uruguay son los únicos países de América Latina que se encuentran en este nivel de IDH.[169]
En materia de derechos humanos, respecto a la pertenencia a los siete organismos de la Carta Internacional de Derechos Humanos, que incluyen al Comité de Derechos Humanos (HRC), Argentina ha firmado o ratificado:
Argentina | Tratados internacionales | |||||||||||||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
CESCR[171] | CCPR[172] | CERD[173] | CED[174] | CEDAW[175] | CAT[176] | CRC[177] | MWC[178] | CRPD[179] | ||||||||||
CESCR | CESCR-OP | CCPR | CCPR-OP1 | CCPR-OP2-DP | CEDAW | CEDAW-OP | CAT | CAT-OP | CRC | CRC-OP-AC | CRC-OP-SC | CRC-OP-CP | CRPD | CRPD-OP | ||||
Pertenencia | ||||||||||||||||||
Firmado y ratificado, firmado, pero no ratificado, ni firmado ni ratificado, sin información, ha accedido a firmar y ratificar el órgano en cuestión, pero también reconoce la competencia de recibir y procesar comunicaciones individuales por parte de los órganos competentes. |
Organización territorial
Provincias
En la Argentina se denomina provincia a cada uno de los veintitrés estados federados denominados así en la Constitución de la Nación Argentina, que junto a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires constituyen las jurisdicciones-divisiones territoriales de primer orden del país.
Las provincias tienen autonomía plena, forman parte de la Nación y son jurídicamente preexistentes a ella, según los principios del federalismo establecidos en la Constitución Nacional. Jurídicamente la Argentina se constituyó como una federación de provincias y mantiene por mandato constitucional los nombres históricos de Provincias Unidas del Río de la Plata y Confederación Argentina, además de República Argentina (el único usual).Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Buenos Aires es la capital y ciudad más poblada de la República Argentina. Sus nombres oficiales son Ciudad de Buenos Aires o Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).[180] También es llamada Capital Federal, sede del Gobierno nacional.[181] Es uno de los 24 distritos, o «jurisdicciones de primer orden»,[182] que conforman el país. Desde 1996 es una ciudad autónoma, por lo que tiene sus propios poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Está situada en la región centro-este del país, sobre la orilla sur del Río de la Plata, en la región pampeana. La ciudad de Buenos Aires fue cedida en 1880 por la provincia de Buenos Aires para que fuera la capital federal del país; a partir de 2020 es considerada «capital principal», junto a 24 capitales alternas.[183] En virtud de la reforma constitucional de 1994, goza de un régimen de autonomía.
Su tejido urbano se asemeja a un abanico que limita al sur, oeste y norte con la lindante provincia de Buenos Aires y al este con el Río de la Plata. Oficialmente la ciudad se encuentra dividida en 15 comunas que agrupan a 48 barrios.[184]
La población de la ciudad, según el Censo de 2022, es de 3 120 612 habitantes.[185] Integra un aglomerado urbano mayor denominado Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) junto a cuarenta partidos-municipios de la lindera provincia de Buenos Aires, que en total suma una población de 13 395 796 habitantes.[185]
Buenos Aires es una ciudad cosmopolita y un importante destino turístico.[186][187] Su compleja infraestructura la convierte en una de las metrópolis de mayor importancia de América y es una ciudad global de categoría "alfa -",[188] dadas sus influencias en el comercio, finanzas, moda, arte, gastronomía, educación, entretenimiento y principalmente en su marcada cultura.[189] Su renta per cápita es de las más altas de la región.[190][191] En 2022, fue la ciudad más visitada de Latinoamérica.[192][193] Es considerada una de las veinticinco ciudades más influyentes del mundo.[194]
Su perfil urbano es marcadamente ecléctico. Se mezclan los estilos colonial español, art decó, art nouveau, neogótico, italianizante, francés borbónico y academicismo francés. Por esto último, sumado a su desarrollo edilicio y marcada influencia europea en su arquitectura en determinadas zonas, es que se la conoce en el mundo por el apodo de «La París de América».[195]Regiones para el desarrollo económico y social
Geografía
El territorio de la República Argentina es el segundo más grande de América del Sur luego del de Brasil, cuarto en toda América y el octavo en extensión de la Tierra. Si se cuentan los territorios reclamados en Antártida, Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur lo convierte en el séptimo país más extenso del mundo.
Limita con Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. Su geografía es muy variada, encontrándose mayormente llanuras en el este, serranías en el centro y montañas en el oeste. El país se encuentra atravesado, en su extremo occidental, de norte a sur por la cordillera de los Andes. El pico más alto de la Argentina es el Aconcagua, de 6960,8 m s. n. m.
El territorio argentino bajo soberanía efectiva tiene un gran desarrollo longitudinal: 3700 kilómetros entre el extremo norte y el extremo sur, de Santa Catalina (Jujuy) a Ushuaia,[197] lo que lo convierte en uno de los países más largos del mundo.
La superficie continental americana de Argentina es de 2.791.820 km².[198] De ellos, 2 780 400 km² corresponden al área nacional bajo soberanía efectiva,[199] correspondientes a la Capital Federal (Ciudad Autónoma de Buenos Aires) y 23 provincias argentinas. El resto está constituido por los 11 410 km² de las islas Malvinas, territorios en litigio con el Reino Unido, país que las controla.[200]
La superficie continental antártica ―área bajo los postulados del Tratado Antártico― comprende 969 464 km². De estos, unos 965 597 km² corresponden a la Antártida Argentina (territorio reclamado). Además esta superficie incluye a las islas Shetland del Sur y las islas Orcadas del Sur. Los 3867 km² restantes están formados por las islas Georgias del Sur (3560 km²) y las islas Sandwich del Sur (307 km²) que forman parte del departamento Islas del Atlántico Sur de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, al igual que el sector Antártico (incluido como departamento).
La superficie total, ascendería de este modo a los 3 761 274 km². Aun así, en esta cifra no están incluidas: la franja oceánica argentina de 200 millas náuticas correspondientes al mar Argentino, ni las aguas del río de la Plata. Por otra parte por causa de la pretensión del Reino Unido de extender su área marítima a 350 millas náuticas (unos 564 km) desde la línea costera de bajamar, partiendo de territorios reclamados por la Argentina, o que ocupa el Reino Unido pero que están en litigio con la Argentina, las reivindicaciones de extensión marítima de ambos países se sobreponen, tanto en las islas del Atlántico Sur como en la proyección desde el continente antártico y sus islas.Geografía política
La República Argentina[201] es un país ubicado en América del Sur, más específicamente en el Cono Sur. Tiene 2 780 400 km² de extensión, lo que lo convierte en el octavo país más grande del mundo, el más grande de habla hispana y el segundo más extenso de Sudamérica, solo superado por Brasil. Si se contaran los territorios reclamados o en disputa, Argentina sería el séptimo país más extenso del mundo, superando a la India.
Argentina tiene fronteras de 11 968 km (con cinco países limítrofes: Bolivia, Brasil, Paraguay, Uruguay y Chile, destacando esta última, ya que es la tercera frontera más larga del mundo) y una costa de 4989 km. Existen gran cantidad de ríos, especialmente en la zona del Delta del Paraná, la Mesopotamia argentina, el Chaco Austral y el Noroeste argentino, destacando el Paraná, el Salado Norte, el Uruguay, el Iguazú y el Bermejo.
En cuanto a la división política, Argentina esta dividido en 24 jurisdicciones (23 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que a su vez se dividen en 530 departamentos, partidos y comunas divididos en municipios.Ubicación
Noroeste: Chile / Bolivia | Norte: Bolivia / Paraguay | Nordeste: Paraguay / Brasil |
Oeste: Chile | Este: Brasil Uruguay | |
Suroeste: Chile | Sur: Canal de Beagle / Mar de Hoces (sector del océano Atlántico Sur). | Sureste: Océano Atlántico |
Argentina está ubicada en el extremo meridional de Sudamérica, perteneciendo al Cono Sur.[202][203][204] Limita al norte con Bolivia y el Paraguay, al sur limita con Chile y el Océano Atlántico, al este limita con el Brasil,el Uruguay y el Océano Atlántico, mientras que al oeste limita con Chile.[205]
Su antípoda (el lugar más alejado de otro)[206] es Zhendong en la República Popular China,[207] a 20 000 km de distancia de Buenos Aires.[208]
Argentina se ubica en el Hemisferio Sur (es decir, que está al sur del Ecuador) y en el Hemisferio Occidental (es decir, que está ubicado al oeste del Meridiano de Greenwich).[209]Regiones naturales
Las regiones geográficas de Argentina son cada una de las grandes divisiones territoriales, definidas por características geográficas e histórico-sociales en las que se divide la nación sudamericana.[210]
En la Argentina la idea de región no está asociada a una entidad político-administrativa, o a las relaciones de poder, sino a un área definida tanto por la geografía física como por la geografía humana.[211]
A lo largo de la historia se han propuesto varias regiones. Las más estables han sido las regiones Pampeana, Cuyana, la del Noroeste y la Patagonia. Algunas de ellas tienden a desaparecer, como la Mesopotamia. Por el contrario, la región del Noreste y la Metropolitana tienden a reconocerse. Varios autores relevantes han considerado las regiones Chaqueña y/o la de las Sierras Pampeanas. La separación de la Patagonia en Andina y Extra-Andina tiende a perder consenso. En el mismo sentido, la separación de la Pampa en Húmeda y Seca fue propuesta por un Difrieri, pero esto no fue retomado por otros autores. Varios autores relevantes han considerado regiones para la Antártida Argentina y para el Mar Argentino.[212] Así, en los últimos 50 años, la cantidad de regiones ha sido entre 8 y 6 regiones continentales; a las que se pueden agregar 1 o 2 marítimas/antárticas.- Puna en el Noroeste argentino
- Yungas en el Noroeste argentino
- Patagonia en sector cordillerano
- Clima desértico en la Patagonia
- Vista de la Quebrada de Cafayate, en el punto denominado Tres Cruces.
- Glaciar Perito Moreno, en el Parque nacional Los Glaciares, sur de Argentina.
- Las Cataratas del Iguazú se encuentran más de un 80 % en territorio argentino, fueron declaradas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y son una de las Siete maravillas naturales del mundo.
- Glaciar Perito Moreno, Parque nacional Los Glaciares, Santa Cruz. Uno de los glaciares más visitados y una de las mayores reservas de agua dulce del mundo. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1981.
Relieve
Las características generales de la orografía de la Argentina son la presencia de montañas en el oeste y de llanos en el este, configurando una planimetría que disminuye en altitud de oeste a este.[213]
El extremo oeste está conformado por la Cordillera Principal del sistema andino. Al norte se encuentran los sectores más altos de la cordillera, que son también los más altos del continente. Allí se encuentra el cerro Aconcagua, que con una altitud de 6960,8 m s. n. m.,[214] es el punto más alto del mundo fuera del sistema de los Himalayas. Otros picos prominentes son el monte Pissis (6882 m s. n. m.) en La Rioja, el nevado Ojos del Salado (6864 m s. n. m.) en Catamarca, el cerro Bonete Chico (6850 m s. n. m.) en La Rioja, el cerro Tupungato (6800 m s. n. m.) en Mendoza, el cerro Mercedario (6770 m s. n. m.) en San Juan, entre otros. El tramo patagónico de los Andes, que nace en Neuquén, es notoriamente más bajo que el sector norte: el volcán Lanín (3776 m s. n. m.) en Neuquén, el monte Tronador (3478 m s. n. m.) en Río Negro y el monte Fitz Roy o Chaltén (3405 m s. n. m.) en Santa Cruz, son sus mayores alturas.
Inmediatamente al este de la cadena principal, se encuentran una serie de cordilleras o sierras que, teniendo orígenes distintos o idénticos a la cordillera de los Andes en sí misma, forman con esta parte del sistema andino. Un primer grupo de éstas, son aquellas cordilleras que corren paralelas a la Cordillera Principal en su parte más elevada: Sierra de la Punilla (cerro Silvo, 4486 m s. n. m.) en San Juan, Sierra del Tontal (cerro Pircas 4366 m s. n. m.) en San Juan, Sierra de Uspallata (cerro Pelado 3452 m s. n. m.) en Mendoza, Cordón del Plata (cerro Blanco 5490 m s. n. m.) en Mendoza, a los que se puede agregar la Cordillera del Viento (volcán Domuyo 4709 m s. n. m.) en el norte de Neuquén.
Las Sierras Subandinas, en el norte, son una serie de sierras escalonadas que conforman valles muy poblados; en estas sierras se encuentran el Nevado de Cachi (6380 m s. n. m.), el Nevado de Chañi (6200 m s. n. m.), el Nevado de Palermo (6172 m s. n. m.) y el Nevado Queva (6130 m s. n. m.), todos en Salta y Jujuy. Al sur de las mismas se encuentran las Sierras Pampeanas, más espaciadas entre sí y separadas por llanuras.[215]
Más espaciadas, al sur de las sierras subandinas y al este de las paralelas a la Cordillera Principal, se encuentran varias sierras y cordilleras separadas por llanuras. Ellas son la Sierra del Aconquija (Cerro del Bolsón 5550 m s. n. m., en Tucumán) en Catamarca y Tucumán, la Sierra de Fiambalá (cerro Morado, 4920 m s. n. m.) en Catamarca, la Sierra de Ambato (4407 m s. n. m.) en Catamarca, la Sierra de Famatina (cerro General Belgrano, 6201 m s. n. m.) en La Rioja, la Sierra de Velasco (cerro El Mela, 4257 m s. n. m.) en La Rioja, la Sierra de Valle Fértil (cerro Tres Mojones, 2537 m s. n. m.) en San Juan, la Sierra Pie de Palo (mogote Corralitos, 3162 m s. n. m.) en San Juan, las Sierras de Córdoba (cerro Champaquí, 2790 m s. n. m.) en Córdoba, la Sierra de San Luis (cerro Agua Hedionda, 2150 m s. n. m.) en San Luis y la Sierra del Nevado (cerro Nevado, 3810 m s. n. m.) en Mendoza.
La meseta patagónica es un conjunto de altiplanos y llanuras elevadas y áridas intrincada con escarpadas sierras, enclavada entre los Andes patagónicos y el océano Atlántico, donde cae abruptamente en altos acantilados que dan al Mar Argentino. Esta altiplanicie está salpicada por esporádicas sierras bajas y pequeñas y cerros aislados (cerro Anecón Grande, 2010 m s. n. m. en Río Negro, cerro Calfuquir, de 1885 m s. n. m. en Chubut, cerro Cojudo Blanco, 1335 m s. n. m. en Santa Cruz). En la Patagonia argentina también se encuentra la depresión más profunda de toda América: la laguna del Carbón a 105 metros bajo el nivel del mar.[216]
En la Mesopotamia oriental, sobre las estribaciones del macizo de Brasilia, el relieve se presenta como sierras bajas en la provincia de Misiones (sierra de Misiones o del Imán, 846 m s. n. m.), que hacia el sur, en las provincias de Corrientes y Entre Ríos, se transforman en cuchillas o lomadas de origen sedimentario más bajas aún, que constituyen una topografía ondulante (Tres Cerros, 138 m s. n. m. en Corrientes).[217]
La gran llanura Chaco-Pampeana constituye el ambiente geográfico emblemático de la Argentina. Constituyen llanuras con pocas ondulaciones (con excepción de sierras aisladas en el sur de la Pampa), subtropical al norte (Chaco) y templada al sur (Pampa). La pendiente, suave, de dirección noroeste-sudeste, es prácticamente imperceptible, por lo que los ríos surcan la llanura son sinuosos, formando esteros y pantanos en terrenos donde la pendiente casi se anula: río Teuco en Salta, ríos Salado y Dulce en Santiago del Estero, Formosa, esteros del Iberá en Corrientes, sur de Córdoba, sudeste de Buenos Aires. La monotonía del paisaje solo se quiebra con la presencia de algunos sistemas serranos:[218] el Sistema de Tandilia (cerro La Juanita, 524 m s. n. m.), el sistema de Ventania (cerro Tres Picos, 1238 m s. n. m.) en Buenos Aires, la Sierra de Lihuel Calel (500 m s. n. m.) y la sierra de Choique Mahuida (cerro Ojo de Agua, 297 m s. n. m.) en La Pampa.- El Aconcagua, ubicado en la provincia de Mendoza, es con 6960,8 msnm el punto más alto del mundo fuera de los Himalayas, además de ser la cumbre de mayor altitud de los hemisferios meridional y occidental.
- El Monte Pissis es la tercera cumbre de mayor altura de los hemisferios Sur y Occidental, con una altitud de 6795 msnm.
- El Chaltén en la Patagonia argentina.
- El Nevado Ojos del Salado es el volcán más alto del mundo y la segunda cumbre más alta del continente. Los ocho volcanes más altos del planeta Tierra se hallan en la cordillera argentina.
- La Quebrada de Humahuaca, un profundo surco de origen tectónico-fluvial, considerado Patrimonio Mundial de la Humanidad.
- Cima del Cerro Catedral.
Hidrografía
La hidrografía de Argentina estudia los cuerpos de agua naturales del país, que incluyen ríos, lagos, humedales, campos de hielo y aguas subterráneas; además de los creados por la acción del hombre, como embalses y canales.
Los ríos argentinos se agrupan en tres cuencas o vertientes: los de la vertiente del Atlántico, que desaguan en el Mar Argentino, los de la vertiente del Pacífico y, por último, los pertenecientes a las diversas cuencas endorreicas del interior del país.[219]- Los esteros del Iberá, en Corrientes, abarcan entre 15 000 y 25 000 km² y son el segundo humedal más grande del mundo.
- El glaciar Viedma es el glaciar más largo del país y el segundo del hemisferio sur fuera de la Antártida.
- Cañón del río Jachal, Andino, Provincia de San Juan.
- Laguna Brava, (4000 msnm), humedal en la zona altoandina de la provincia de La Rioja.
Clima
El clima de la Argentina está determinado por la posición de casi todo su territorio[220] en la zona templada del hemisferio sur terrestre.[221] Su gran desarrollo en latitud, posibilita climas cálidos subtropicales en el norte y fríos en el sur./
Muchas regiones argentinas se caracterizan por una escasa diferencia de temperatura entre el invierno y el verano, típica de los climas oceánicos. Las precipitaciones del país dependen de dos masas de aire marítimas de escala planetaria que traen aire húmedo de los océanos: La masa de aire tropical del océano Atlántico Sur y la polar marítima del Pacífico Sur. La primera es la responsable de las lluvias abundantes y suficientes de las amplias zonas de la llanura Chaco-Pampeana. La cordillera de los Andes y otros sistemas montañosos favorecen las lluvias orográficas en unas regiones y las reducen en otras. Allí donde se ven favorecidas, se presentan climas húmedos. Las zonas donde las lluvias se reducen forman una amplia zona de climas áridos que pertenecen a la diagonal árida de América del Sur que atraviesa el país del noroeste al sudeste.
Los climas argentinos han sido clasificados por diversos autores. La más reciente de las clasificaciones es la del Instituto Geográfico Nacional (IGN) (Mapa 1) que actualiza una larga tradición de clasificaciones nacionales que, a su vez, se basan en la clasificación internacional de Köppen y Geiger.
El clima de Argentina está fuertemente relacionado con sectores importantes de su economía. Los distintos tipos climáticos permiten y favorecen distintos tipos de cultivos y de ganado. También está implicado en ciertos tipos de turismo.Efectos del cambio climático
El cambio climático en Argentina se refiere a las causas, efectos y políticas para la mitigación y adaptación al cambio climático en Argentina. Según los científicos, se predice que el calentamiento global tendrá efectos significativos en el clima de Argentina.[223] Aunque las temperaturas han aumentado a un ritmo más lento que el promedio mundial, estos impactos se han producido en muchas áreas. Si estas tendencias continúan, se predice que el cambio climático exacerbará los desastres naturales existentes, como el aumento de la intensidad y la frecuencia de las inundaciones o creará nuevas áreas de inundación.
En diciembre de 2013 se registró una ola de calor muy prolongada en Argentina desde que se comenzaron las mediciones en 1906,[224][225] afectando por lo menos 52 ciudades de todo el país.[226] Por primera vez desde la creación del sistema de alarma por calor, rigió una alerta en nivel rojo.[227]
El Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA) señaló a fines de noviembre de 2014 que desde 1964 aumentaron un 10 % (casi 200 mm) las precipitaciones en casi todo el país, pero disminuyeron las lluvias en las regiones de Cuyo y de los Andes patagónicos. Por otra parte en toda la Patagonia argentina la temperatura promedio ascendió 1 °C lo cual ha hecho retroceder glaciares y ascender el nivel inferior de las nieves eternas montanas.[228]
Según un informe dado a conocer a fines de marzo de 2014 por el Grupo Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU si se continúan con los niveles actuales de emisión de GEI habrá más lluvias y posibles inundaciones en el centro y norte de la Argentina continental americana, y más sequías en el oeste y sur de la Argentina continental americana.[229]
En el 2016, Argentina presentó su primera Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés), que fue considerada "altamente insuficiente" por el sitio web Climate Action Tracker