Rock de Argentina , la enciclopedia libre

Rock argentino
Orígenes musicales Rock and roll, blues, country & western, R&B, doo wop, boogie woogie, swing
Orígenes culturales Mediados de los años 1950[Nota 1]
Instrumentos comunes
Popularidad
  • Mainstream en Iberoamérica en general, y muy alta en particular en Argentina, Paraguay, Uruguay, Chile, Bolivia, Ecuador, Perú, Venezuela, Colombia, Panamá y México[2][3]
  • Algunas bandas y artistas cuentan con popularidad en España, Brasil y Estados Unidos
  • Fusiones
    tango, blues, progresivo, metal, punk, trova rosarina, barrial, rolinga
    "La Balsa", de Los Gatos.
    Charly García, considerado el «padre del rock latino»

    El rock argentino, llamado en su país rock nacional, es una denominación musical muy amplia, aplicada a cualquier variedad de música rock producida en Argentina. Argentina fue el primer país latinoamericano que combinó los diversos géneros derivados del rock and roll con elementos locales, desarrollando así un rock de identidad propia, que recibió el nombre de «rock nacional». Las primeras bandas de rock argentino, como otras de América Latina, tuvieron la idea de cantar en su propio idioma (como sucedía, también a principios de los años 1960, con el rock francés y el fenómeno del Anatolian Rock, en Turquía, en idioma turco). No obstante, si los músicos mexicanos en general se conformaban con traducir al español las letras de los grandes éxitos anglosajones, los argentinos pronto se diferenciaron por un uso más personal del idioma castellano, buscando comunicar y referenciar la geografía, historia, música, cine, costumbres, etcétera, nacionales e incluir elementos culturales locales como la jerga y el lunfardo. Estos componentes le dieron origen a una forma de hacer rock.[4][5][6][7]​ De este modo, el rock argentino se convirtió en un importante precursor del rock de habla hispana y el que logró inicialmente mayor éxito comercial fuera de sus fronteras. Así es destacado y reconocido en toda Iberoamérica, por la gran popularidad de las bandas y artistas, que cosecharon récords en ventas de álbumes y en asistencias a recitales.[8]

    El rock en Argentina comenzó a interpretarse en la segunda mitad de los años 1950. Al igual que el caso citado de México, los primeros grupos locales se dedicaban a cantar en español y en inglés canciones de rock and roll, originales o versiones de éxitos internacionales, sin conferirles identidad musical propia. Pero a partir de la mitad de la década del 60, el rock argentino inició una evolución constante que durante las décadas de 1970 y 1980, y especialmente tras la guerra de las Malvinas, cristalizó en un movimiento de características estéticas bien definidas y reconocimiento internacional.

    Llegada del rock a Argentina (1955—1967)

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    Los orígenes del rock de Argentina se remontan a la segunda mitad de la década de 1950, cuando llegó al país como parte de la fiebre internacional que estaban experimentando las bandas de rock and roll estadounidenses. Este ritmo bailable y novedoso hizo que se formaran las primeras bandas de rock en el país, contrariamente a la creencia que el rock argentino nació a finales de los años 60, puesto que en febrero de 1956 se publicó una canción de rock en castellano en partitura, que luego fue grabada en disco en mayo del citado año; se trataba de "Rock con Leche".[4]​ También cabe destacar que entre 1955 y 1964 es bastante difícil hallar grabaciones de músicos que hayan cantado en inglés. Eddie Pequenino, la orquesta Los Comandantes, Los Rocklands, Los Mac Ke Mac's en su primer álbum y la orquesta de Osvaldo Norton son algunas de las pocas excepciones.[9]

    Diversos músicos hicieron las primeras experiencias e intentos de rock en tiempos donde todavía predominaban en el país el tango y el folcklore argentino. Estos conjuntos y solistas de un temprano rock argentino animaban al baile y a la fiesta, influenciados por nombres como Bill Haley, Chuck Berry, Elvis Presley, Little Richard, Chubby Checker y Bo Diddley, entre otros. Naturalmente, estos primeros exponentes del rock argentino tenían diversos estilos por consecuencia de imitar los diversos géneros estadounidenses: algunos como Eddie Pequenino y su banda Mr. Roll y sus Rocks estaban más inclinados al estilo swing de Bill Haley & His Comets, otros como Los Cinco Latinos eran adeptos a los grupos vocales de doo wop como The Platters, y había otros como Sandro que estaba claramente inspirado en la fusión con country de Elvis Presley. Al llegar los años 60, aparecieron más grupos y solistas de temáticas parecidas, ahora con influencias de nuevas bandas se fueron apareciendo los géneros de twist, nueva ola, surf y garage a medida que avanzaba la década, como así también serían de gran impacto en la música argentina las invasiones británicas y uruguayas.

    A fines de los 60 aparecieron bandas más influenciadas por el merseybeat británico. Centros de reunión como La Perla de Once o el Instituto Di Tella fueron los núcleos de esta nueva corriente artística. En 1967 se editó la canción '"La Balsa" de Los Gatos, que con su rotundo éxito y popularidad con 250 000 copias vendidas se convirtió en el primer éxito masivo del merseybeat argentino en español.[10]

    Contexto de la escena musical local

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    La escena musical en Argentina de los años 50 tenía, entre sus principales géneros,[11][12]​ el tango (establecido desde aproximadamente 1880 como el principal género urbano), el folklore (que vivía un boom con la migración interna), la música melódica tanto de Francia e Italia (el Festival de la Canción de San Remo, iniciado en 1951, era muy popular en la sociedad argentina de la época) como de Estados Unidos (como Frank Sinatra y Tony Bennett), los géneros de otros países iberoamericanos (como el bolero) y el jazz (que desde aproximadamente los años 20 se había establecido en la escena porteña).[13]​ Justamente, este último género sería crucial en el nacimiento del rock en Argentina.

    Desde aproximadamente los años 1930 se producía el fenómeno de la migración interna en Argentina. La llegada al poder en 1945 de Juan Domingo Perón influyó en grandes cambios en varias áreas, entre ellas la música argentina. En 1949 Perón dictó el Decreto 3371/1949 "de Protección de la Música Nacional", el cual establecía que en lugares públicos debía haber un 50% de música hecha por artistas argentinos. En 1950 el folklore ya daba muestras serias de poder competir de igual a igual con el tango: «El rancho 'e la Cambicha», una canción de folklore, se convirtió en la primera canción argentina que llegó a la cifra de un millón de ventas por su sencillo; en el total de sencillos lanzados ese año, 21% eran de tango y 17% de folklore; y en el total de partituras lanzadas ese año, 30 % eran de tango y 25% de folklore.[14]​ Por lo que ya para los años 50 el tango comenzaba a dar señales de ceder su puesto hegemónico en la escena musical argentina.

    La dictadura militar autodenominada Revolución Libertadora de 1955 inició grandes cambios en varias áreas del país, y como consecuencia la escena musical argentina cambió sustancialmente.[15]​ El tango fue seriamente afectado: la crisis económica bajo el gobierno de facto llevó a que los locales bailables reduzcan sus presupuestos, y a las orquestas y conjuntos a reducir su cantidad de integrantes.[16]​ El régimen militar persiguió artistas por sus ideas políticas, prohibió eventos con gran concentración de gente (lo que le quitó a la música argentina un espacio de difusión), derogó las leyes peronistas de protección musical y estableció medidas que favorecieron la difusión de música extranjera.[15][17]

    El rock and roll surgió como género musical en los Estados Unidos en los años 50, producto de la fusión entre diversas corrientes musicales tales como el folk, el hillbilly, el bluegrass, el country, el western y el rhythm & blues, ganando rápidamente popularidad nacional e internacional a través de artistas como Elvis Presley, Bill Haley, Eddie Cochran y Buddy Holly, entre otros. En Argentina, la difusión de sus temas a través de radios y discos despertó en muchos músicos el interés por emular los novedosos sonidos y marcados ritmos que lo caracterizaban.

    Fue a mediados de los años 50 cuando llegó el rock and roll a Argentina, con éxitos estadounidenses por parte de cantautores como Bill Haley & His Comets, Elvis Presley, Chuck Berry, Buddy Holly y Gene Vincent que se hicieron mundialmente populares, junto con los estrenos en los cines argentinos de la trilogía fundacional de películas del rock and roll: Blackboard Jungle, Rock Around The Clock y Don't Knock The Rock (traducidas en Argentina como Semilla De Maldad, Al Compás Del Reloj y Celos Y Revuelos Al Ritmo Del Rock, respectivamente). Las películas de rock and roll tuvieron tal repercusión entre los adolescentes y jóvenes que se ponían a bailar este ritmo novedoso en los pasillos del cine, las calles, plazas, o incluso en el obelisco de Buenos Aires. Comenzó las ventas de discos de rock and roll en las disquerías (llamadas por entonces casas de música o casas de discos) y la difusión del ritmo en las radios con emisoras publicitando como Radio Splendid, Radio Mitre y su programa Melodías de rock'n'roll con César Lazaga, y Radio Excelsior con Rock and Belfast con Jorge Beillard, ocasionalmente reemplazado por Miguel Ángel Merellano.[11][12]

    En cuanto a las radios, predominaban las estaciones AM, a pesar de que la FM (inventada en Estados Unidos en 1933) ya había tenido su primer caso en Argentina, con la transmisión en febrero de 1945 de la estación LU3A.[18]​ No obstante, no funcionaba como una FM como se las conocería cuatro décadas más tarde: esta transmisión era experimental, funcionaba en determinados horarios del día y tuvo interrupciones a través de los años. En los años 50, continuarían los experimentos con las FM argentinas.[19]

    Orígenes a mediados de los años 50

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    Eddie Pequenino con su banda Mr. Roll y sus Rocks publicó en 1956 la primera canción original de rock argentino en español "Rock con leche", también publicó el primer álbum en 1957, y participó de la primera película, Venga a bailar el rock.

    El 5 de diciembre de 1955 se realizó la primera grabación de rock en Argentina de la que se tenga noticias. Fue una versión de «Rock Around the Clock» hecho por la orquesta de jazz del trompetista Roger Santander.[20]

    El cantante y trombonista Eddie Pequenino, oriundo del jazz (en los años 40 y aun siendo adolescente formó la banda Jazz Los Colegiales junto a Ricardo Romero) y del R&B (a principios de los años 50 había formado Eddie Parker y su Rhythm Band) fue el primero, en 1956, en cantar rock and roll con la orquesta de Lalo Schiffrin. El sello discográfico Columbia le propuso lanzar su carrera como solista pero este prefirió ocultar su identidad, formando la primera banda de rock en Argentina que lanzó discos al mercado: Mr. Roll y sus Rocks, con Arturo Schneider en saxo tenor, Jaime Rodríguez Anido (alias Ike) en primera guitarra eléctrica, Héctor Rea en guitarra rítmica, Domingo Malagreca en contrabajo y Jorge Padín en batería. Su primera grabación data del 7 de diciembre de 1956 y se editó en enero de 1957, vendiendo más de 27.000 copias.

    La banda grabó varios reversiones de Bill Haley y otros rockeros de la talla de Bobby Freeman y Alan Dale, entre los que se cuentan: «See You Later, Alligator», «Mambo Rock», «Rock», «Shake, Rattle and Roll» y «Rancho Rock», siendo Bill Haley & His Comets su gran influencia con su estilo orientado al swing. Al principio los músicos ocultaban su identidad para que el público pensara que era una banda americana. Pero finalmente Pequenino reveló su identidad en un programa en vivo de Radio El Mundo donde se estaba debatiendo la supuesta inmoralidad en el baile del rock. Tras esta revelación, Mr. Roll y sus Rocks fueron contratados para tocar en esa emisora todos los miércoles a la noche, y luego pasa a Radio Splendid los viernes a las 20 y 30 hs. Fue tal el éxito que tuvo el conjunto, que sus grabaciones con las versiones de las canciones de Bill Haley se vendieron más que las originales.

    En ese mismo año, Eddie Pequenino fue protagonista de la primera canción original argentina de rock cantada en español, la ya mencionada "Rock con leche", una canción de tono humorístico hecha en colaboración con el cómico argentino Délfor Dicásolo, el arreglista musical de Radio El Mundo Santos Lipesker, el guionista cómico Aldo Cammarota y el productor musical Ben Molar. Gracias al éxito obtenido por el corte, se rodó la película Venga a bailar el rock, estrenada el 29 de agosto de 1957 y con la actuación de Mr. Roll y sus Rockers y los actores Eber Lobato, Nélida Lobato, Alfredo Barbieri, Alberto Anchart (h) y Pedrito Rico. La película incluía dos composiciones propias en inglés de Pequenino («Despacio nena» y «Aquí viene el rock»), y un rock en español titulado como la película, creado por Éber Lobato.[21]​ En mayo de 1958 Bill Haley visitó Argentina con su conjunto, realizando presentaciones en el Teatro Metropolitan, y eligió como banda telonera a Mr. Roll y sus Rocks.

    Fue ese el momento de mayor éxito del género en la Argentina, y reavivó la polémica en torno al rock, cuando ciertos medios argumentaban que los jóvenes "enloquecían" en las salas de cine a causa de las películas sobre rock, causando en algunos casos destrozos, y levantaban la guardia ante la llegada de Bill Haley diciendo que el rock and roll era música extranjerizante. Por otro lado la revista Antena publicó un número en donde aparecía Bill Haley usando un poncho y tomando mate, como gesto de conciliación cultural.

    La llegada del nuevo fenómeno musical y la formación de Mr. Roll y sus Rocks, llamó la atención de la industria discográfica argentina, quienes vieron que existía un segmento de la sociedad que hasta entonces no había sido explorado por la misma: los adolescentes y jóvenes. De allí se abriría un nuevo mercado para ser comercializado con bandas y solistas de música juvenil.

    En 1958 y continuando con el éxito que tuvo la visita a principios de ese año de Bill Haley & His Comets, se formaron más bandas de rock and roll que interpretaban canciones propias como también composiciones de grupos provenientes de Estados Unidos, varios de los miembros de esas agrupaciones musicales contaron con integrantes que años más tarde serían populares cantantes pop de la llamada "nueva ola" argentina en los años 60. También comenzaron a aparecer programas de radio de rock and roll como en Radio Libertad (hoy AM del Plata) y Radio El Mundo. La revista Jazzlandia había tomado nota de la explosión del rock and roll en la escena musical argentina y comenzó a publicar artículos, letras, partituras y reseñas de rock, igualmente hacía la revista Estrellas. El disc-jockey del programa Música en el aire, Rodríguez Luque, creó el sello Disc-Jockey desde el cual editó a los músicos de rock nacientes. En abril del citado año se estrenó Loving You, tercera película de Elvis Presley, traducida en el país bajo el título La mujer que yo adoro, tuvo una promoción en los medios a diferencia de las dos anteriores entregas, el resultado fue un boom en la estética de Elvis.[12]

    Se formó The Paters, con el cantante Lalo Fransen (futuro miembro de El Club del Clan) quien por entonces se hacía llamar Danny Santos, sus dos cortes de difusión eran grabaciones de "A White Sport Coat (and a Pink Carnation)" de Marty Robbins y "I Forgot to Remember to Forget" de Elvis Presley. También aparecieron Los Modern Rockers, cuyo integrante Luis Aguilé —el cual interpretaba temas propios como Los Iracundos y versiones de artistas como Pat Boone— también se destacaría años después, cuando fue contratado por el sello Odeón, y con su guitarra y el apoyo de la orquesta de Armando Patrono grabó el bolero "Mirá qué luna", pero también uno de los primeros temas de rock creado de forma original en Argentina, "La Balanza".[12]

    Acompañado por la orquesta de Lucio Milena, las versiones que grabó en castellano Billy Cafaro, "Pity, pity" de Paul Anka y "Personalidad" tuvieron un considerable éxito. Se cuenta de aquella época que "cuando Billy se presentaba a cantar en Radio El Mundo, ubicada en Maipú 555, las colas de fans alcanzaban dos cuadras y congestionaban el centro de la capital. En más de una oportunidad llegó hasta el lugar a bordo de un helicóptero que aterrizaba en el obelisco y el trayecto hasta la radio lo hacia custodiado ya que decenas de jovencitas intentaban abalanzarse sobre él, tal como cuando se presentaba en algún teatro o club"​. A estos éxitos le siguieron varios más, como Marcianita, Bésame Pepita, y Viento, viento (estos dos últimos compuestos por Lucio Milena, a pedido de Daniel Tinayre para la película "La Patota" de 1960), llegando a vender un millón de copias de su primer long play, "Bésame Pepita".[22]​No obstante, cuando hizo una interpretación en castellano del éxito alemán "Kriminal Tango", resultó ser muy impopular entre los tangueros quienes malinterpretaron la canción y lo consideraron como una ofensa al tango. Billy Cafaro sufrió reiteradas agresiones por parte de los tangueros, por ello se mudó a España. Oriundo de este país Andy Maciá registró temas propios en castellano como "Rock del vaquero", "Tú eres mi luna" y "Una motoneta" —este último se trataba de un jingle publicitario para las motonetas Siam-Lambretta, y posiblemente se trate del primer jingle publicitario de la historia argentina— ayudado por la orquesta de Horacio Malvicino que en aquel entonces se hacía llamar Don Nobody, más tarde al volcarse al tango en Europa adoptaría otro seudónimo, Alain Debray.

    Para 1960, el grupo Los Teen Tops alcanzó gran popularidad entre los oyentes argentinos, este conjunto mexicano cantaba éxitos del rock and roll estadounidenses, pero con letras traducidas al español. Su estilo enérgico influenció al hermano de Eber Lobato, Rocky Pontoni, que incursionó al mercado discográfico con canciones propias como "Dulce Amor Mío", "Edad", "Gracielita", "María Cristina", "Mi Presentimiento", "Noche de Luna y Rumor del Viento"; e interpretaciones de "Stupid Cupid" de Neil Sedaka, "Adam and Eve" de Paul Anka y "I'm On a Merry Go-Round" de Teddy Randazzo. Pontoni siempre cantó en castellano. Lo siguió Luis Bastián con sus versiones en castellano de Jailhouse Rock de Elvis Presley e "Itsi, bitsi, tiny winy yellow polka dot bikini" de Brian Hyland. Apoyado por el sello Orfeo —subsidiario de CBS— surgió Johnny Carel —cuyo nombre real era José Roberto Gentile— con temas propios de country rock en español como "Sácala a Bailar" o su versión en castellano de "Let's think about living" de Bob Luman, cuyos éxitos hicieron que sean editados en otro países como Perú, Venezuela, Ecuador, Colombia, México y España.​ En ese momento apareció otro futuro miembro de la nueva ola y de El Club del Clan dentro de la orquesta de jazz Los Platos Voladores la cual luegofue germen de la banda de rock The Rocklands, este era Norberto Fago que luego usaría el seudónimo de Nicky Jones. Grabó una versión de "Runnaway" de Del Shannon y fue uno de los pocos artistas que cantó en inglés en esa época. También surgió Johnny Allon dentro de su grupo Los Tammys, quienes grabaron en castellano temas propios como "Las Viejas Molestan" y varias versiones de grupos de surf y beat de los años 60. En la provincia de Tucumán apareció Nery Nelson quien grabó rocanroles en castellano de autores locales y no versiones de canciones de Elvis Presley como se suele decir; Nery era promocionado por el sello Discofonia, llegó a editar sin repercusión alguna, y luego en RCA adoptó el apodo por Palito Ortega. El mismo sello editó a otro joven llamado Martín Meyer que contaba con el apoyo musical del compositor Aldo Legui. Editó un LP cantado en castellano El millonario del disco.

    A principios de los años 60 varios músicos estadounidenses del mainstream de la época como Johny Ray, The Platters, Paul Anka (que en su presentación en el teatro Opera cantó teniendo a una orquesta local dirigida por el baterista Enrique Corriale como acompañante), Dion DiMucci, Brenda Lee, Neil Sedaka y Chubby Checker visitaron el país. Este último y su estilo twist sirvieron de inspiración para una banda local llamada Los Jets, cuyo miembro Jorge Jackie Álvarez, formaría Jackie y los Ciclones. Ambos grupos cantaban en castellano tanto composiciones propias como versiones.

    En julio de 1961, la discográfica multinacional RCA contrató a un músico bajo el seudónimo de Balder, que se había presentado en el programa Justa del Saber de Canal 7. Se editó un sencillo de 45 RPM con una canción de rock compuesta por el mismo Balder, "El rock del tom tom". Al poco tiempo se editó también su composición en castellano "Zapatos de pom pom". El artista se trataba de Alberto Felipe Soria, conocido como Johnny Tedesco.​ El álbum vendió medio millón de copias en muy poco tiempo, convirtiéndose además en un éxito en las radios. Tedesco desarrolló un estilo muy influenciado por Elvis Presley que era una mezcla de rock, rockabilly y country y se impuso como intérprete en castellano de sus propias composiciones y de éxitos de rock internacional. "Presumida", "Un montón de amor", "Preciso tu amor esta noche", "Ocho días a la semana", "Coqueta" (composición propia) y "La plaga" son algunas de sus interpretaciones que ayudaron a consolidar el género rock en Argentina.

    En agosto de 1961, la multinacional CBS, para contrarrestar y contraponer el éxito y la figura de Tedesco, promocionó y editó a su nuevo artista Tony Vilar, que con temas propios en castellano como el rockabilly "Rock de Fuego" y "Bailando", o versiones del Dúo Dinámico como "Quince años tiene mi amor" o "Diablito" de Neil Sedaka. Tony representaba al típico hijo de inmigrantes italianos de la juventud del momento. Su segundo álbum se editó en 1962, de donde se destacan los sencillos "Despeinada", "Nada vale sin amor" y "Acomplejada", baladas de rock lento de tono intimista con la orquesta de Frank Ferrer (pseudónimo de Waldo de los Ríos) y solos de guitarra electroacústica. Si bien su éxito fue efímero, fue rápidamente eclipsado por la vertiginosa aparición del Club del Clan.

    En ese momento habían surgido Los Pick Ups, banda de Horacio Ascheri, que hacían canciones propias como "Mi promesa" y "Es La Locura". Radio Antártida, el nombre que tenía por entonces la Radio América, presentaba una programación de rock and roll todo el día de principio a fin, que contaba en su grilla con los programas Una ventana al éxito con Antonio Barrios, La discoteca de Juan José con Juan José May, Whiskeria de Johnny Carel y Círculo musical con Héctor Larrea.

    Influencia de otros países que seguían un camino similar

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    La banda mexicana Los Teen Tops tocando en Argentina en 1962. Al hacer versiones en español de éxitos del rocanrol estadounidense, fueron una influencia importante en el desarrollo de la escena argentina.

    Los músicos chicanos y mexicanos de rock a finales de los años cincuenta y comienzos de los sesenta ejercieron una importante influencia sobre el naciente rock argentino. En 1957 Ritchie Valens logró el primer éxito mundial en castellano gracias a "La Bamba", en tanto que las bandas mexicanas Los Teen Tops, Los Blue Caps y Los Locos del Ritmo realizaron exitosas adaptaciones en español de temas de Elvis Presley, Chuck Berry, Little Richard y Buddy Holly que se convirtieron en clásicos en español, tales como "La Plaga" y "Popotitos". En Argentina hacían sus primeros éxitos locales Billy Caffaro y Tony Vilar con un estilo más internacional, pero adaptado a los modismos locales comenzando a diferenciar a las producciones Argentinas del resto, Tony fue el primer argentino en interpretar los llamados rock lentos o baladas slow, y su pieza más importante en este género fue el rock lento en castellano "Y los cielos lloraron" con Frankie y su conjunto (seudónimo de Waldo de Los Ríos). Muchos artistas de esa época señalan que las bandas mexicanas influenciaron a grupos del rock argentino como Los Gatos y Los Dukes entre otros, así como a casi todos los grupos similares de los demás países de habla hispana.[23][24][25]Litto Nebbia contó en su libro Música progresiva argentina que se unió a una banda en 1961 en Rosario y que en ese momento existían muchos grupos influenciados por el rock mexicano. Las bandas estadounidenses eran la fuente de la música y las mexicanas las que tomaban ese sonido y lo exportaban a los demás países del ámbito hispanohablante.

    Nueva ola y El Club del Clan

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    LS10 Radio Libertad, presentó a principios de los años 60 un programa de radio que daría lugar a la nueva ola, un estilo de pop mezclado con twist, beat y rock que tuvo gran popularidad en Latinoamérica y Europa. El término provino del nouvelle vague del cine francés. En los estudios de la emisora transmitían varios artistas, que si bien no eran bien remuneradas, el medio les permitió hacerse conocer y llegar a tener cierta popularidad al presentarse en los clubes de barrio los fines de semana. Se sumaron al programa Johny Tedesco, Lalo Fransen, Los Pick Ups, Ricky Montana, Joe Twist, Gasparino —luego Indio Gasparino y más tarde Facundo Cabral—, Danny Palma (que grabó en Odeón una versión en español de "Muñeca rota", éxito de Johnny Halliday), Raúl Lavié (cantando en castellano éxitos de Paul Anka), Jolly Land, Los Jets y el dúo Los Novarro (de donde surgiría años después el solista Chico Novarro), entre otros. El actor y comediante Dino Ramos compuso junto con Ramón Ortega un rock que al ver su éxito y el potencial de un público juvenil, convenció a los dirigentes de Canal 11 de hacer un programa que se dirigiera a ese público, así se gestó Ritmo y juventud, que más tarde sería conocido como La cantina de la guardia nueva, que se transmitía los domingos de 19:30 a 20:30 hs. La multinacional RCA-Victor terminó por presionar para sacar a sus artistas del programa, por lo que Dino Ramos los reemplazó con otros de la nueva ola como Johnny Carel, Jerry y los HI-FI; Pablo Danielo, Ricardo Roda, Jim & Jerry (uno de ellos era Juan Marcelo), Danny Palma, Chicote López, Los Tammys, Ricky Montana, Beto Espinosa, Roxana, Donald y Juan Ramón (quién cantaba los recientes éxitos que surgían en Francia, Italia o Estados Unidos). Fue también un punto de resistencia a una multinacional como RCA-Victor, la fuerza de la discográfica CBS que se apoyó en Sandro y lograron promocionarlo, inclusive, sacando una película Convención de vagabundos con Ubaldo Martínez donde el gitano desplegaba sus habilidades musicales cantando una versión en castellano de "Rit Up" de Little Richard.[26]

    Comandados por el ecuatoriano Ricardo Mejía, este armó un programa de televisión que tuvo una gran importancia en la escena musical hispanoamericana: El Club del Clan, los sábados a las 20:30 hs. Formaron parte de su programa diversos artistas que venían de bandas de rock and roll y que adoptaron seudónimos, vestuarios y personalidades propias: Johnny Tedesco, Nicky Jones, Lalo Fransen, Raúl Lavié, Chico Novarro, Rocky Pontoni, Galo Cárdenas, Perico Gómez, Horacio Molina, Raúl Cobián bajo el seudónimo de Tanguito (sin relación con quien más tarde también se lo conoció como Tanguito, cuyo nombre real era José Alberto Iglesias), Pino Valenti y Palito Ortega, y entre las mujeres Jolly Land, Violeta Rivas y Cachita Galán. Apoyados gracias a este programa televisivo, tuvo gran repercusión el grupo Los Red Caps, probablemente la primera dream band o supergrupo en la música argentina moderna, formada por Johnny Tedesco, Lalo Fransen, Nicky Jones y Palito Ortega. Una de las claves del éxito de El Club del Clan fue su estrategia de venta, sus LP recopilatorios, que en verdad costaban $626, eran vendidos a $160 y así todos los hogares conocían a los artistas.[26]

    Por problemas de negocios, el programa terminó y su sucesor donde fueron los artistas fue Sábados continuados en Canal 9. Aparecieron también competidores que no llegaron a los mismos niveles de popularidad que el Club del Clan, programas como Aquí... la juventud, conducido por Julio Vivar en Canal 13 (programa en el que había hecho su debut televisivo, en 1962, Sandro junto a Los de Fuego), o el ya mencionado Ritmo y Juventud que era apoyado por la discográfica Dis-Jockey y donde estaban Chicote López, Chiquita Saldi, Haydée Warren, Eduardo, Ricardo Roda, Chico Miranda, Tony Vilar, Ricky y Los Solitarios, Los Wonderfulls, Los Five Rockers, Los Flamantes, The Lonely Boys, Los Jaque Mate, Sósimo y los Demonios, Tony Maara, Juan Ramón (uno de los que sobresalieron, apareciendo en películas como El galleguito de la cara sucia). Por su parte, CBS promocionaba a una nueva estrella para competir con Palito Ortega en el rol de chico común, se trataba de Leopoldo Dante Tévez, natural de Atamisqui, un pueblo de Santiago del Estero, se lo conoció con el seudónimo de Leo Dan. CBS también lanzó otros cantantes de perfil más humilde como Larry Moreno y Yaco Monti.[26]

    Con el paso del tiempo se produjo un repudio generalizo contra el Club del Clan y todo lo que representaba, nació el término de "música complaciente" para calificar la propuesta "popera" (es decir, relativa al género pop) carente de todo compromiso ideológico. Daniel Colao y Rafael Abud en declaraciones a la revista Rock Superstar en 1978, hacían un análisis atribuyendo el ánimo despreocupado de la nueva ola y El Club del Clan a que en ese tiempo se suponía que existía un buen pasar económico de Argentina. Ediciones mal intencionadas de este artículo han reproducido citas totalmente descontextualizadas para probar una supuesta complicidad entre "sistema" y el show televisivo. Pero los autores solo buscaban probar que las letras del Clan hablaban de temas cotidianos, como el servicio militar pero también el hogar.

    Si bien El Club del Clan y aledaños fueron la máxima representación del pop, justamente este hecho hizo que lo popular fuera calificado de mersa. Con el tiempo, comenzaron a dividirse los gustos entre lo nacional y lo extranjero. La beatlemania estaba llegando y los jóvenes que no se sentían Identificados por el tipo de temática despreocupada comenzaron a calificar esta música como "complaciente". Sin embargo, no por nada tuvo la popularidad que tuvo. Era un época de bonanza económica y los jóvenes no se preocupaban más que por salir y bailar. No es que los temas no fueran los que eternamente preocupaban a la juventud sino que los matices eran diferentes como lo son en diferentes épocas.[26]
    La desilusión amorosa: "Y ese amor que hasta ayer nos quemaba, hoy el hastío ya le dio sabor a nada" ("Sabor a nada" - Palito Ortega).[26]

    El hogar: "Mirando en el mapa veo montañas y ríos y mil caminos que pasan, pero mi pueblo y mi casa ¡ay caramba! no figuran en el mapa". ("El mapa" - Palito Ortega).[26]​ La escuela: 'De qué me sirve el latín, no sé, no sé; quisiera saber qué puedo decir mejor en latín que en mi lengua natal, si a mi me gusta más el twist que el latín'. "De qué me sirve el latin" - Violeta Rivas.[26]​ La familia: "Qué suerte que tengo una madre tan buena, que siempre vigila mi ropa y mi cena: qué suerte mi padre callado y sereno, qué suerte el amor, qué suerte la escuela, qué suerte escuchar la voz de la abuela". ("Qué suerte" - Violeta Rivas).[26]

    El servicio militar: "Aprovecha a bailar que te van a pelar. Ya cumpliste los 20, ni cuenta te has dado, muchacho ten presente que ya eres soldado". ("Twist del recluta" - Palito Ortega y los Red Caps).[26]
    Citados por Daniel Colao y Rafael Abud.

    En décadas posteriores, llegó a acusarse al Club del Clan por "complaciente" hacía la dictadura del general Juan Carlos Onganía, llegando a ser acusado de querer imponer un estilo de vida "sumiso" a la juventud.[27]​ Esta acusación es desacabellada toda vez que el dictador Onganía comenzó a gobernar desde junio de 1966, fecha en la cual el Club del Clan ya no existía.[28]​ La música juvenil de la época solía criticar al colegio o al menos referirse a él de forma humorística, sin que eso haya suscitado acusaciones que vean intenciones encubiertas. Es el caso de School Days de Chuck Berry,[29]Sacre Charlemagne de France Gall,[30]Pitagora de Adriano Celentano,[31]Laisse tomber les filles de la ya mencionada Gall,[32]​ o "Matemáticas" de Los Teen Agers[33]​ y "Banco de Colegio" de Los Tammys.[34]​ Los dos últimos temas son otras canciones de rock en español compuestas por bandas argentinas previas a 1967.

    Sandro: el Elvis de Valentín Alsina

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    Sandro, considerado uno de los primeros roqueros del país, influyó decisivamente en el nacimiento del rock argentino. Rechazado durante años por el mundo del rock nacional debido a su estilo «popular», ha sido revalorizado a partir de los años 90 incorporando sus temas al repertorio de varias bandas.

    En 1960, simultáneamente con el inicio del fenómeno comercial de la Nueva Ola y el Club del Clan, un grupo de jóvenes de los suburbios industriales del sur de la ciudad de Buenos Aires, creaban una banda de rock and roll llamada Los Caniches de Oklahoma. Entre sus integrantes, como guitarrista, se encontraba Roberto Sánchez, quien se hacía llamar Sandro. Sandro era el guitarrista líder y también era vocalista. El grupo se completaba con Héctor Centurión (bajo), Armando “Cacho” Quiroga (batería), Miguel “Lito” Vázquez (guitarra rítmica) y Carlos Ojeda (piano y percusión); luego formarían parte de él Enrique Irigoytía (guitarra rítmica) y Juan José Sandri (guitarra). Un año después cambiaban el nombre por Los de Fuego.

    Los de Fuego fue para algunos historiadores la primera banda argentina que reunía todas las características clásicas del rock and roll, aunque esto lleva a despreciar a las innumerables bandas de rock contemporáneas a ellos o anteriores. Sin bien la mayoría de sus temas eran covers en español de los hits roqueros en Estados Unidos y Gran Bretaña (al estilo de las bandas mexicanas de entonces), también incluyeron temas de rock propios, lo cual era común en los grupos de la época tal como se ha visto antes en el artículo. El primero fue "Comiendo rosquitas calientes en el Puente Alsina", de Sandro, que grabaron en un demo en 1960 (candidato a primer rock argentino) y luego le siguieron otros como "Peggy Peggy", "No Puedo Esperarte Más Nena", "Pintados Por Dios", "El trovador", "Confíate a Mí", "Solo y sin ti", "Muchacho de la Cara Triste", "Johnny", "Compañero de Tu Amor", "Sigue Llamando Nena", Como Caja de Música", "Quiero Que Me Digas", "Queda poco tiempo", "Con Los Ojos del Recuerdo", y "Ave de Paso", compuestos por Sandro. Varios de estos temas no fueron grabados con Los de Fuego, sino con el Black Combo.[35]

    Los de Fuego —y Sandro en particular—, habían seguido una trayectoria artística completamente diferente de la del Club del Clan, tocando en bares y bailes suburbanos, por poco dinero y hasta el amanecer, ganando un espacio popular para el rock and roll. Aunque esta afirmación debe ser relativizada, ya que también tocaban en programas televisivos como Sábados Continuados, o aparecían en fotonovelas y otros recursos típicos de la promoción musical de la época.[35]​ Sus grabaciones fueron escasas, realizando gran cantidad de actuaciones en vivo, con temas de Johnny Burnette como "El tren sigue andando" o "Gastate el Sueldo en Rock And Roll" (versión en español de Rip It Up de Little Richard, a veces citada erróneamente como Ha Vuelto el Rock And Roll). Estas canciones son mencionadas en el booklet reediciones de Sony de 1998, pero no han sido encontradas nunca. La versión de Rip It Up sí fue grabado en parte en el filme Convención de Vagabundos.[35]

    El propio Sandro reflexionaba años después sobre su inicio en la música:

    Yo me nutrí con el rock. Gracias al rock dejé las calles, las navajas y las cadenas, y agarré una guitarra. Dejé la campera de cuero y las pandillas. El rock me salvó. Me salvó de que fuera quizás un delincuente.[36]

    En 1963 de la mano del representante artístico Mario Naón, Sandro y Los de Fuego realizaron una prueba de grabación en los estudios de Columbia con "Hay mucha agitación", cover de "Whole Lotta Shakin' Goin' On" de Jerry Lee Lewis y que en la versión castellana en la voz de Sandro le valió el contrato con la grabadora. Aunque la grabadora solo se interesó en Sandro sin el conjunto y sería acompañado musicalmente por José Carli como Milo y su conjunto. Su primer sencillo eran covers de clásicos internacionales. De Paul Anka grabó "A esto le llamas amor", en versión castellana de Ben Molar; y de Elvis Presley hizo "Devil in Disguise", en versión castellana de Félix Villa. Su primer doble Presentando a Sandro, con temas en castellano como "Polka Rock" de Alejandro Chamica, y su primera balada "Dulce", también de Alejandro Chamica. Este era el pseudónimo empleado por los músicos argentinos Abraham Loiterstein y Micaela Cabrera[35]

    En 1964 Sandro y Los de Fuego grabaron su primer álbum,[37]​ que lleva como título el nombre del grupo, incluyendo "Te conseguiré", "Anochecer de un día agitado" (Beatles), "My Bonnie", "El dinero no puede comprarme amor (Beatles)", con letras en español traducidas por Ben Molar,[38]​ convirtiéndose en uno de los grupos de mayor éxito comercial del momento. Este álbum ha sido considerado histórico, un eslabón de importancia en la evolución del rock en la Argentina, que también contenía tres temas propios en castellano (Peggy Peggy, el beat No Puedo Esperarte Más Nena y Pintados Por DIos).

    Sandro desarrolló un estilo de canto "convulsivo" y movimientos de significación sexual, evidentemente derivados de Elvis, pero que adquirieron características completamente personales y que fue principalmente dirigido como un acto constante de seducción hacia las mujeres. Este estilo sexual irreverente tuvo un efecto arrasador sobre las jóvenes argentinas en particular e iberoamericanas en general (donde curiosamente más incidencia tenía la prédica sexualmente restrictiva de la Iglesia católica), sobre todo aquellas pertenecientes a los sectores más populares. Las fanáticas de Sandro ("sus nenas") llegaron a ser tan importantes como él mismo, devolviendo en sus presentaciones un clima de desenfreno y sexualidad, entre las que se volvió un clásico entregarle sus bombachas (bragas). Para la época, el mensaje de Sandro resultaba un revulsivo radical contra las normas morales establecidas sobre la virginidad de las mujeres y las relaciones prematrimoniales, férreamente establecidas en toda Iberoamérica.

    Cuando hago los movimientos sensuales en el escenario siento que abajo, en la platea, deben de haber 450.000 ratones corriendo carreras. ¿Qué miran esas chicas? ¿Qué necesidades tienen? ¿Qué vacíos? Me intrigan. (Sandro, 2006)[39]

    Desde fines de la década del 60 Sandro viró su estilo musical para ser uno de los principales desarrolladores de la balada romántica latinoamericana (aunque manteniendo muchas características del rock en su temática de desenfreno sexual y en ciertos arreglos musicales) que lo llevaría a una fama sin precedentes en todo el continente

    Invasión británica y visitas de otros países sudamericanos

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    La banda beat Los Shakers fue una de las más destacadas de las «invasiones uruguayas».
    El grupo uruguayo Los Mockers en 1965. Este grupo formarían parte del movimiento de las «invasiones uruguayas».

    Anteriormente Los TNT oriundos de Uruguay gracias a su estilo de rock and roll adolescente y enérgico, habían cosechado el suficiente éxito a fines de los años 50 y principios de los 60 a tal punto de llegar a probar suerte en Europa. Su éxito les permitió expandir su carrera en España, por lo que se fueron de la escena local. Pero aquella experiencia había mostrado que las bandas uruguayas podían llegar a copar Argentina. Como los mexicanos, que copiaban a los primeros artistas norteamericanos, los uruguayos lo hacían con los británicos.[12]

    En 1964 al igual que en el resto del mundo el fenómeno The Beatles tuvo una fuerte repercusión en la Argentina. El rock internacional empalmó con una generación (nacida aproximadamente entre 1945 y 1960), politizada y movilizada a través de organizaciones estudiantiles y sindicales, que comenzaba a enfrentarse en la calle a las dictaduras militares (sobre todo a partir de 1966), con una activa participación de los jóvenes, tanto varones como mujeres, de la extensa clase media del país.[40]​Esa generación simbolizó su identidad con el rock y la revolución sexual, que opusieron como ruptura radical al tango y a la doble moral machista de sus padres.[41]

    The Beatles comenzaban a remontar gran popularidad en el país, además de su música, su estética y sus desafiantes peinados tildados frecuentemente de "melenudos. La discográfica EMI-Odeón en su LP compilado El monstruo despierta los llamaba Los Grillos. Cuando en 1964 Canal 9 anunció la venida del grupo a la Argentina, una multitud juvenil fue a recibirlos al aeropuerto de Ezeiza y la transmisión televisiva llegó a 63 puntos de ráting, para encontrarse con la sorpresa de que no eran The Beatles, sino The Beetles (también llamados The American Beetles), una banda americana creada para explotar el éxito de los de Liverpool. Pese a ello el grupo estadounidense desencadenó una euforia masiva equivalente a la que podrían haber desencadenado John, Paul, George y Ringo, tocaron en varios teatros y realizaron un recital en el microestadio de Huracán.[42]The Beatles en Argentina al igual que en varias partes del mundo fueron una sensación popular muy grande, y se terminaron de imponer, abriendo la puerta a la llegada de discos de otras bandas británicas como The Rolling Stones y Dave Clark Five, y a la moda de los flequillos, las camisas rosadas, las botitas y los pantalones ajustados. Estas bandas fueron tan influyentes como la ola de rock & roll clásico estadounidense, tanto para el gusto juvenil inicial por el rock & roll internacional como para el surgimiento del merseybeat argentino en español.[43][44][45][46][47][46]

    The Beatles

    Pero fueron las notables «invasiones uruguayas» entre 1964 a 1965 las que contribuyeron decisivamente en Argentina para que se comenzara a tocar música beat en el país, con sus imitaciones inspiradas en el nuevo rock británico. Tres bandas, Los Shakers, Los Mockers y Kano y Los Buldogs[48]​ tomaron el estilo de The Beatles y The Rolling Stones, respectivamente, cantando en inglés y así pasaron a Buenos Aires cuyo mercado era infinitamente superior al de su país.

    A mediados de los años sesenta y durante pleno auge de la invasión británica, las bandas beat uruguayas alcanzaron cierta popularidad en Sudamérica.[49]​ De entre todos los grupos uruguayos, Los Shakers se destacaron en particular. Si bien eran un grupo beat inspirado abiertamente en The Beatles su sonido se destacó con un estilo propio, una notable calidad musical en sus interpretaciones y originalidad en muchas de sus composiciones.[50]Los Shakers comenzaron a presentarse en vivo en muchos programas de televisión de Uruguay, Argentina y otros países sudamericanos. Finalmente se asentaron en Buenos Aires, donde vivían en hoteles realizando una cantidad importante de conciertos cada semana para darse a conocer hasta lanzar su primer sencillo, «Rompan todo» («Break It All») en 1965 que sería un gran éxito. A diferencia de muchos grupos similares de la época, Los Shakers contaban con material completamente propio, cantado en inglés y ocasionalmente en español.

    Música beat en inglés y español pre-«La balsa»

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    La banda rosarina Los Gatos Salvajes —precursora de Los Gatos— en 1965

    En la segunda mitad de los 60, apareció la llamada música beat en Argentina enrolando tanto a grupos que cantaban en inglés como los que preferían el español. Los Gatos y Almendra fueron algunos de los grupos más populares de esta movida, que pese a lo afirmado por la historiografía tenía raíces en el viejo rock and roll. Luis Alberto Spinetta dio sus primeros pasos con su grupo The Hammers, un conjunto similar a Los Teen Tops y vestidos como el protagonista de la serie de televisión Mike Hammer.[12]​ Del mismo modo, en 1963 en Rosario se habían formado los Wild Cats, una banda con influencias a Elvis Presley, pero en 1964 su cantante tuvo que abandonar el grupo para hacer el servicio militar obligatorio, por lo que en su reemplazo trajeron a Litto Nebbia, de apenas quince años de edad. Pese a su temprana edad Nebbia era compositor y con su incorporación pasó a llamarse Los Gatos Salvajes.

    Hacia 1965 el rock experimentó un rápido desarrolló en Argentina con la aparición de numerosas agrupaciones tales como: The Seasons con Carlos Mellino y Alejandro Medina, Los Vip's grupo de Charly Leroy, Los In, banda de Francis Smith y Amadeo Álvarez que interpretaba algunos temas propios, Sam & Dan (dúo de la RCA que entraría con el nuevo sello "VIK La Nueva Generación"), Los Bestias (antecedente de Los Blue Men), Los Bishops y su continuación Los Jerks (célebres por interpretar un cover de You Really Got Me, de The Kinks, con una primera formación que incluía a Félix Pando e Hiacho Lezica, futuros miembros de La Joven Guardia, junto al guitarrista Richard Mochulske, que después formaría Alta Tensión con Héctor Starc y Vitico Bereciartúa)[22]​, The Snakes y su continuación The Knacks (que llegaron a grabar un simple con dos covers de The Beatles: "Submarino Amarillo/Madera Noruega"), Los Interrogantes, Telmo y Los Stones (más apegado al sonido clásico de los cincuenta con un imitador de Elvis como cantante), Los Comanches, el Cuarteto Sir John, Billy Bond (seudónimo del italiano Luciano Canterini, quien se presentaba acompañado por el Lew Cuarteto -del guitarrista Roberto Lew- o por el Gamba Trío -del guitarrista Juan “Gamba” Gentillini-), los Larkins (cuyo integrante más conocido actualmente sería Luis Alberto Spinetta) y muchos otros que solían presentarse en el programa La Escala Musical, competencia del Club del Clan. Sam y Dan y Billy Bond cantaban en español, aunque a veces también recurrían al inglés. El resto de los grupos poseía composiciones propias aunque cantara en inglés.

    Los Gatos Salvajes también fueron parte de esa generación, alcanzando repercusión gracias a la promoción de su compañía discográfica Music Hall, que les dio apoyo logístico y económico y les consiguió presentaciones en programas y multitud de fiestas. En 1965 grabaron su álbum debut con influencias de bandas modernas de los años 60 como The Rolling Stones y The Kinks, y que incluía el éxito "Bajo la rambla", una versión de "Under the boardwalk" de The Drifters que también fue un éxito en la música mainstream argentina de la época. Su disco debut poseía nueve temas propios en español, un instrumental propio y dos covers de los cuales uno solo estaba cantado en inglés. En 1966, el sello Music Hall editó el EP Gatos vs. Mosquitas, conteniendo dos canciones propias de Los Gatos Salvajes (“¿Quién vendrá por mí?” y “Ruta a go-go”); y dos covers interpretados por un grupo enteramente femenino: Las Mosquitas: “Simplemente no” (de los españoles Dúo Dinámico) y “Ayer” (versión en castellano del Yesterday de los Beatles).

    12 de junio de 1966: Los Beatniks promocionan el lanzamiento de su sencillo "Rebelde" en las calles de Buenos Aires.

    Pero sería en la escena underground de Buenos Aires donde las piezas fundamentales del rock argentino de fines de los 60 comenzaron a emerger. Un reducido grupo de roqueros comenzó a encontrarse en espacios como "La Cueva", un local musical nocturno ubicado en Pueyrredón 1723, que fue un club de jazz hasta 1964, cuando Billy Bond convenció a su dueño de empezar a dar recitales de rock[51]​. Bond se convirtió en administrador de "La Cueva" y lo convirtió en el centro de la movida roquera hasta que fue clausurado por el comisario Luis Margaride como parte de la campaña de «moralidad» que dirigía durante la dictadura de Onganía.[52]​ Estaba cercano a Plaza Francia, el Auditorio del Instituto Di Tella (Florida al 900) y bares que no cerraban durante la madrugada como la legendaria pizzería "La Perla" de plaza Once, donde terminaban la noche los autodenominados "náufragos" de "La Cueva". Pipo Lernoud recordó el ambiente de ese lugar por esos años: "En ese lugar [por La Perla] se armaba una cosa muy caliente. Todo el mundo traía su cuadernito, su libretita, sus papelitos donde tenía anotado algo: una canción o una frase que había leído. No era que nos sentábamos y nos quedábamos callados. Era todo el tiempo divague, conversar y mostrar lo que teníamos escrito".[51]

    Es en ese pequeño núcleo geográfico que comenzó a gestarse una movida de jóvenes hippies y roqueros, como Moris, Pajarito Zaguri, Javier Martínez, los uruguayos Hugo Fattoruso y su hermano Osvaldo, Claudio Gabis, Pappo Napolitano, Carlos Mellino, Alejandro Medina, Daniel Irigoyen (Los Mentales) y los bonaerenses Miguel Abuelo y Tanguito, así como los poetas Pipo Lernoud y Miguel Grinberg, quienes se juntaban no sólo a hacer música sino también a intercambiar ideas. Estos estaban también fuertemente influenciados por la música de autores y bandas como The Beatles, The Rolling Stones, Bob Dylan, Joan Báez, Jimi Hendrix, Crosby, Stills, Nash & Young y Frank Zappa.[53]​ Junto al sonido beat embrionario, que de a poco se iba tornando más complejo, comenzaban a desarrollar una filosofía y una actitud de vida que iba más allá de la música, y que en su argot se traducía como "naufragar":

    El corazón, el espíritu de la movida no era intelectual, era musical, divagante... El naufragio creativo...
    Lo que pasa es que había una diferencia entre nosotros y las generaciones anteriores, los intelectuales, los artistas plásticos, los poetas y periodistas beatniks argentinos: Nosotros no queríamos juntarnos un par de horas a conversar en un café, queríamos vivir las veinticuatro horas. La vida libre era la obra de arte. Vivir la vida sin ataduras y descubriendo la belleza del mundo. ¡Mirá qué propuesta!
    Porque... ¿Qué es el naufragio? Es llevar la charla, la creatividad, la amistad y el amor hasta el fondo. No aceptar horarios que corten las ganas de inventar o de estar juntos. Eso era lo que nos proponíamos, que después en muchos casos derivó en un delirio incontrolable. Pero había que probar
    . (Pedro Pujó)[54]

    Esta pequeña movida roquera -que la revista Primera Plana estimaba en no más de 200 personas-[55]​ tuvo su primer contacto con las vanguardias artísticas del Instituto Di Tella en el mes de julio de 1968 con la exposición Importación-Exportación: Lo más nuevo en Buenos Aires, de Marta Minujin. Según recuerdos de la misma: "Al entrar, cada persona era cubierta por una enigmática luz negra que descubría dibujos fosforescentes en el piso, mientras en el aire se escuchaban temas de Jimi Hendrix, Cream, Grateful Dead, Jefferson Airplane y Country Joe and the Fish. Pasando a otra sala, aparecían luces y figuras creadas por diapositivas y un reflector de aceite de colores. En otra área, con paredes recubiertas en aluminio, estaba la novedosa lámpara estroboscópica. Y atravesando una puerta asomaban el vaho a incienso, música de Ravi Shankar y una explosión de revistas, discos y artesanías". A partir de ese momento y del interés que esto produjo en los jóvenes músicos locales, el incipiente rock nacional tuvo la entrada franqueada en esa institución: "Ese mismo invierno, Roberto Villanueva preparó la obra de teatro Ubú encadenado, de Alfred Jarry, en el Di Tella, con música de Carlos Cutaia. En la Sala Payró, los hermanos Fattoruso y los integrantes de Los Gatos presentaron un show que bautizaron Canciones para argentinos jóvenes. Los sábados a la mañana, Víctor “Vitico” Bereciartúa daba clases de rock, con material que le traían unas amigas azafatas. Y a partir de fin de año sonó en vivo en el Di Tella la música de Manal y Almendra"[56]

    Los Beatniks, grupo del cual Moris, Zaguri y Martínez eran miembros grabaron algunos de los primeros temas de beat en español con temática de protesta. Formados en Villa Gesell, una playa de la costa atlántica, grabaron en 1966 el sencillo "Rebelde" con "No finjas más", considerado incorrectamente el primer corte de difusión de rock argentino;[57]​ pues el rock en castellano existía desde 1956. Este sencillo no tuvo mucha repercusión, y se llegaron a vender solo 200 copias.

    Lanzamiento de «La balsa» y popularización del movimiento (1967-1976)

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    Los Gatos en su primera formación (de izquierda a derecha): Kay Galiffi, Oscar Moro, Litto Nebbia, Ciro Fogliatta y Alfredo Toth. Su primer sencillo «La balsa» estableció la viabilidad comercial del rock en español y lo convirtió en un fenómeno juvenil masivo.

    El 3 de julio de 1967 se lanzó el sencillo «La balsa» de la banda Los Gatos, abriendo una nueva era en la historia del rock argentino. «La balsa» había sido iniciada en la madrugada del 2 de mayo de 1967 por Tanguito (José Alberto Iglesias) en el baño de caballeros de la bar La Perla del Once, quien se la pasó a Litto Nebbia para que termine la canción. Nebbia se basó para ello en una secuencia armónica emparentada con el gran hit de la bossa novaGarota de Ipanema[58]​ y con su grabación por Los Gatos se convirtió en un fenómeno que arrasó con toda la escena tal y como se conocía hasta ese entonces. El sencillo obtuvo un éxito descomunal que shockeó a propios y extraños: vendió 250.000 copias.

    El éxito de «La balsa» instaló un nuevo modelo de hacer canciones en la escena del rock argentino: cantadas en español en lugar de en inglés, composiciones originales en lugar de covers, con inclusión de elementos argentinos como su jerga, y con temáticas relacionadas con ideologías contraculturales.

    Litto Nebbia, el único que tenía estudios de música del núcleo inicial, estableció un estilo de rock moderno con resonancias sudamericanas -emparentado con la bossa nova- y fuerte vocación de masividad. Sin embargo, el éxito de La Balsa no llevó a un interés por parte de las discográficas y los medios de comunicación masiva de difundir el recién nacido estilo de música beat en castellano, llamado también a partir de la década de 1970 "música progresiva" o "rock nacional".[59]

    La difusión masiva entonces comenzó a ser realizada por medios propios. En 1968 se publicó el primer número de la revista de rock Pinap, y se fundó el primer sello discográfico argentino de rock: Mandioca. Fueron estas dos empresas las que impulsaron el proceso de masificación del beat en español, a través de artículos, reportajes e imágenes de los músicos y las bandas argentinas, en el primer caso, y discos en el segundo. Por otra parte, tanto Pinap como Mandioca comenzaron a organizar recitales cada vez más masivos. Mandioca tuvo su presentación al público el 12 de noviembre de 1968 con un concierto realizado en la Sala Apolo de la calle Corrientes al 1300 (donde funcionó luego el cine Lorange y hoy nuevamente es Apolo), en el cual participaron Manal, Los Abuelos de la Nada y la cantante Cristina Plate.[60]​ El recital se hizo con los equipos Fender de Los Gatos, y al terminar el mismo subió Luis Alberto Spinetta, líder de Almendra diciendo "¿Se dan cuenta ustedes lo que empezó hoy? Hoy empezaste a terminar con la música comercial".[61]​ Durante los meses siguientes el sello editó simples de los participantes del recital: el primero de Cristina Platé y el segundo de Los Abuelos de la Nada [que en marzo de ese año habían debutado discográficamente en CBS con una gema psicodélica compuesta por los temas Diana Divaga (con Claudio Gabis) y Tema en Flu sobre el Planeta (con Pappo)], además del primer simple de Manal y la única referencia del grupo Hielo.

    Aunque aún se seguía en la etapa experimental de las radios FM, empezaban a hacerse pasos firmes para que las estaciones FM fueran como lo que serían tiempo más tarde.El 9 de julio de 1967 comenzó a transmitir por FM Radio Nacional Córdoba.[19]​En 1968 Radio Mitre comenzó a usar la frecuencia modulada, más que nada por necesidad: les cortaban los cables y eso interrumpía la señal.[62]​En 1970 Radio Municipal fue pionera en Argentina en transmitir en FM estereofónica[19]​ y le brindó mucho espacio al rock nacional. Con la participación de Miguel Grinberg y Ángel Del Guercio, resaltaban los programas El son progresivo, La nueva música urbana, Opus libre, La joven música, Rock en Buenos Aires y Melopea (este último con Litto Nebbia).

    La escena beat

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    A partir de la creación de esa nueva escena, también empezaron a establecerse diferencias entre la misma música beat: los seguidores de su ala contracultural comenzaron a llamar despectivamente como "música complaciente" al otro ala de la música beat, que tenía canciones sin compromisos ideológicos. El mayor exponente de esta corriente, en esa época, eran Los Náufragos, quienes en 1968 lograron que en el sello CBS les grabara su primer simple, "La Leyenda de Xanadú", que incluía como lado B el primer tema compuesto por Tanguito, el mismo coautor de "La Balsa", llamado "Sutilmente a Susana". Para el segundo simple ("Eloise / Vuelvo a Naufragar"), el grupo incorpora como productor y luego figura clave a Francis Smith, quien más tarde se convertiría en uno de los mayores autores de poprock. Con su guía, Los Náufragos llegaron a producir a principios de los años setenta una saga de éxitos de relevancia inusitada en toda Iberoamérica, hasta tal punto que en el año 1973 la revista Cashbox menciona a Los Náufragos como el grupo que más simples en español había vendido en el mundo en toda la historia. Su siguiente éxito fue «Otra vez en la Vía«; que sería el título de su primer LP de 1969. Éste incluía seis canciones compuestas por Pajarito Zaguri, otro de los habitués de La Cueva, y pese a las críticas, varias de sus letras -Cómo viene la mano, Hoy un plato volador- trataban los mismos temas que las de Los Gatos y reflejaban por igual la ideología del joven movimiento roquero mientras que en Hippies y todo el circo, lamentaban la rivalidad entre las distintas "tribus" de los jóvenes porteños. El escritor Jorge Dossi, autor de un ensayo sobre cantautores de rock nacional de los años setenta, resalta estas letras: "Los Náufragos –con la integración de Pajarito Zaguri- no se quedan atrás con temas como Tendría que insistir, Brillan las estrellas o Hippies y todo el circo, al generar canciones que bucean en una poética que no descuida la mirada sobre el cotidiano, muy a pesar del bombardeo sistemático de sus éxitos más rutilantes".[63]​ En ese primer disco, su sonido, conducido por el inimitable sonido del órgano Hammond, resultaba totalmente en sintonía con el pop psicodélico que en ese mismo momento triunfaba en Europa, aunque a partir de ese momento, y ya consolidado Francis Smith como su compositor principal, perderían ese componente psicodélico para abrazar un pop bailable mucho más comercial, como en sus hits «Zapatos Rotos» y «De Boliche en Boliche».

    El mismo autor cita el ejemplo de otra banda que, por un tiempo, abarcaba sin contradicciones ambas escenas, la del beat y la del rock, hasta ser defenestrada por la crítica: "Otro caso notable es el de Séptima Brigada, cuyas canciones más renombradas -Paco Camorra o Juan Camelo- desplazan (ocultan) la escucha de otras como Señor Brujo con inocultables influencias del Santana de Black Magic Woman, Sureña y Solitaria, cuya rica instrumentación permite considerarla uno de los primeros ejercicios de rock progresivo en la Argentina o Mis penas sobre la quena, calificada como latinsoul en la que se destacan el guitarrista Jorge Montes, quien años más tarde formaría Montes Mahatma; Juan Rodriguez que se integraría a Sui Generis y Diego Chamorro, participe en una de las varias formaciones de La Joven Guardia".[63]

    Otra de las grandes bandas de la era beat que sufrió el mismo destino fue Formación 2000, quienes grababan versiones covers en inglés de los éxitos del rock anglosajón del momento, pero al mismo tiempo componían canciones en castellano en un tono de pop psicodélico de altísima calidad. La instrumentación no sólo era sobresaliente, sino que se adelantaba a su época con detalles nunca vistos en el rock nacional, como el doble bombo implementado ya desde fines de los sesenta por su baterista Juan Espósito[64]​. Ya en su primer simple, en 1969, mostraban esa doble cara: en el lado A, Orgullosa Mary (cover del Proud Mary de Creedence Clearwater Revival) acompañada en el lado B por la bellísima Mañana será. Ese mismo año editan el que sería su único longplay, El Mundo al Revés, con un sonido impecable. Incluía dos covers de Creedence, Orgullosa Mary y Al salir la luna (su versión de Bad Moon Rising) y uno del éxito de los Rolling Stones, Susie Q. Pero el resto de las composiciones eran propias. La que le terminó dando nombre al álbum es un ejercicio de country rock con violín como instrumento líder y una clara influencia de Creedence. La letra de la canción, al igual que El Extraño de Pelo Largo de La Joven Guardia, o que Hippies y todo el circo de Los Náufagos representaba una protesta hacia los prejuicios a los que se veían sometidos los jóvenes de pelo largo. También había notables momentos de psicodelia barroca e influencias británicas como El Castillo del Rey Sol.[65]​Lamentablemente, y pese a la extraordinaria calidad del material propio, el solo hecho de incluir covers terminaron marginando a Formación 2000 de la categoría de "progresiva" para la prensa del momento. Vilipendiados como "complacientes", terminaron separándose poco después de la edición del disco y quedaron en el olvido. Ya en 1971, dos de sus integrantes -el baterista Juan “Locomotora” Espósito y el tecladista Luis Valenti- se unirían a El Reloj, banda pionera del hard rock progresivo en la Argentina.

    No fueron sólo ejemplos aislados. Con el tiempo, toda la actividad pop-rock en Argentina previa a «La balsa», así como la escena beat de principios de los años setenta, pasaron a ser negadas, menospreciadas o tildada de "no ser verdaderamente rock argentino". Esta visión se trasladó incluso a los trabajos académicos y formales, como los libros de la historia del rock argentino que salieron a lo largo de las décadas siguientes: todos comienzan sus cronologías en los años '60. Solo a partir de los años 2010 surgió una nueva camada de historiadores del rock argentino que empezaron a cuestionar a los historiadores clásicos, investigando y publicando acerca de toda la actividad de rock en Argentina pre-«La balsa».

    Jorge Álvarez fue el productor más importante del rock argentino de fines de los 60. Junto a Pedro Pujó, Rafael López Sánchez y Javier Arroyuelo, fundó el sello independiente Mandioca y más tarde dirigió Talent, etiqueta roquera perteneciente a la discográfica nacional Microfón, a través de los cuales lanzó álbumes de artistas como el trío Manal, Vox Dei, Almendra, Tanguito, Sui Generis, Billy Bond y La Pesada del Rock and Roll, Claudio Gabis, Pappo's Blues, Miguel Abuelo y Los Abuelos de la Nada, y Moris, entre otros.[66][67][68]
    Moris en 1970, interpretando "El Oso" en vivo.

    Sin embargo, fue fundamental el éxito que tuvo la música beat en el público joven, ya que dio lugar a que la discográfica CBS, la principal promotora de este género, venciera a su rival RCA que hasta entonces había dominado la industria musical argentina. La Joven Guardia llegó a encarnar, en 1970, el auge de la música beat con su éxito "El extraño de pelo largo", que llevaría a que con ese nombre se hiciera en 1970 una película y con Lito Nebbia actuando en ella, teatralizando la llegada de Los Gatos Salvajes de Rosario a Buenos Aires. En la película, Los Gatos comparten cartel con bandas beat como Trocha Angosta, La Joven Guardia, Conexión n.º 5, Pintura Fresca y también con el dúo Pedro y Pablo, pioneros del folk rock de protesta, que por entonces acababan de editar su primer simple: "Yo vivo en esta ciudad / Los caminos que no sigue nadie". La canción que ocupaba el lado A -y que daría nombre al primer disco del dúo-, retrataba el mismo tema central de la película "El Extraño de pelo largo", esto es, las complicaciones que tenían los jóvenes "modernos" de Buenos Aires para vestirse con la ropa significativa de la moda pop (desde el pelo largo para los varones hasta las minifaldas para las mujeres): “Yo adoro a mi ciudad/ aunque me acuse de loco y de mersa/ Aunque guadañen mi pelo a la fuerza/ en un coiffeur de seccional.”[58]La Joven Guardia, por su parte, continuó el éxito del simple con un long play de igual nombre, que contenía composiciones y arreglos de enorme calidad. Se permitían, como los Beatles en Lucy in the Sky with Diamonds, hacer un guiño al movimiento psicodélico titulando una canción con un acrónimo de LSD ("Locos, santos, diablos"), y hasta cerrar el disco en plan conceptual, narrando la muerte del Extraño que le daba título, "víctima de la crueldad de la sociedad", asesinado por la policía, según la interpretación hecha por el mismo autor[69]​. Según Mario Antonelli: "Tiene muchas referencias al Álbum Blanco beatle. "Motores de pastel" es pop psicodélico con orquesta (Rodolfo Alchourrón) de gran nivel. "Después de la tormenta" sea quizás la mejor canción de Pando, con una coda que recuerda a While my guitar gently weeps... Roque se destaca como un guitarrísta ácido... (es un temprano guitar hero poco reconocido). La base rítmica de La Joven Guardia es implacable, otra de las claves del grupo, que a diferencia de sus contemporáneos, en vivo SONABA. "En el pueblo de San Esteban" es una broma a Roque (un joven country boy), cantada por Hiacho -otra humorada con referencia beatle. LSD es "Loco, santo, diablo". "Otoño" es una preciosa balada de Narvaja, muy álbum blanco. La muerte del extraño hasta le da un toque conceptual, muy Sargent Pepper...".[70]

    Del mismo modo, el siguiente éxito de La Joven Guardia "La extraña de las botas rosas" también tuvo mucha repercusión cuando fue usada en una publicidad de Coca-Cola filmada en República de los Niños. Entre los dos primeros simples, llegaron a vender más de un millón de copias, obteniendo un doble disco de oro.[71]​ La seguidilla de esos dos hits convirtió a La Joven Guardia en la banda más popular del momento. Como lo recuerda Bobby Flores: "De “El extraño del pelo largo” a “La extraña de las botas rosas no hubo más que algunos llamados telefónicos entre empresarios y publicistas. Un riff pegadizo, voces y coros prolijamente producidos, los cuatro tocaban bien: Roque Narvaja voz y guitarras, Hiacho Lezica en batería, Enrique Masllorens era el bajista y Félix Pando gran tecladista, se las arreglaban para tener un sonido bien definido e inimitable. Y la poesía de suburbio acomodado, tan bella y valiosa como la de Manal o Almendra. Hablaban de otras cosas en el mismo idioma"[72]​.

    Después de estos éxitos, La Joven Guardia incluso siguió el camino de algunos de los músicos progresivos, al optar por la radicalización política. El cantante Roque Narvaja y el bajista Enrique Masllorens habían comenzado a militar en agrupaciones de izquierda y sus letras comenzaban a alejarse de la candidez inicial para adoptar un tono de denuncia social, como ‘Fuerza para vivir' y la increíblemente explícita -para la época- ‘Los corderos engañados’. En ésta, además de agregar una guitarra distorsionada y un solo de batería, Narvaja cantaba: “Vino el águila del Norte a atender el bar / con gaseosas y películas sobre Vietnam / somos buenos, dijo el lobo sin pensarlo más /lo engañaba y le enseñaba el signo de la paz. / De vino pronto dormirán / y se hartarán sin reaccionar / el lobo es jefe del lugar / con sus amigos los va a devorar. / Lobos y corderos. / Lobos y corderos. / Lobos y corderos”[73]​. Este giro no fue bien tomado por el público, ni tampoco por los otros integrantes de la banda, preocupados por el descenso de las ventas. Todo ello motivó que Masllorens la abandonara para formar Cuero, una banda más progresiva y pesada, junto a Nacho Smilari y Carlos Calabró. Fue reemplazado por Víctor "Vitico" Bereciartua, con quien La Joven Guardia volvió a las fuentes beat, obteniendo un nuevo hit con "La Reina de la canción" (1971).[74]​Tras el éxito de este simple, se edita -con igual nombre- el tercer y último álbum de la banda, en el que ya se alejan del sonido beat para incluir muestras del estilo que Roque Narvaja desarrollaría en su posterior etapa como solista. Canciones como "Tu Libertad", "Dicen Que Te Fuiste A La Montaña" o "Mi Pensamiento" se acercan a la canción psicodélica acústica con apertura al folk latinoamericano y letras comprometidas como las que, desde 1972, darían forma a la carrera solista de Roque Narvaja tras su alejamiento de La Joven Guardia.[75]​En palabras de Mario Antonelli: "Vamos al sol cierra el disco notablemente, "Vamos al sol, a delirar de alegría"… nada de oxidarse".[76]

    Otras bandas de la escena beat eran: Pintura Fresca (quienes alternaban el idioma castellano y el inglés y, en pleno éxito de "El Extraño de Pelo Largo" grabaron un cover en inglés del mismo hit), Industria Nacional (cuyo primer long play, "Hurra para la banda de Industria Nacional" de 1970, traía arreglos del "Chango" Farías Gómez)[70]​, El Grupo de Gastón, Los Cables Pelados, Los Bárbaros, Los Tíos Queridos, Katunga, Los In (liderados por Francis Smith), Los Walkers, Piel Tierna, Solvente. En el interior se destacaban Alma Pura, Los Rebeldes y Manteca Rancia (de Santa Fe), Los Brujos (de Paraná), Los Bichos (de Córdoba) y Batallón Mermelada (de Rosario). Mantra fue un raro ejemplo de una banda de la Provincia de Corrientes, que llegó a tener un éxito masivo en Buenos Aires, grabando para el sello Music Hall éxitos como Saravah, Trinidad Tobago, Me gusta hacer las cosas, Nos amaremos en cualquier lugar, y tocando en los principales boliches de la noche porteña, entre ellos Mau Mau, Bwana y St. George.[70]

    Trocha Angosta y Banana fueron otras dos bandas destacadas de esta movida que con el tiempo, a principios de los setenta, evolucionaron hacia las baladas y lo que luego en el mundo se denominó soft rock o rock melódico. Este camino ya había sido iniciado por los uruguayos Los Iracundos, que si bien venían de una época anterior, también eran considerados parte de la movida beat y habían definido las bases del estilo melódico con su clásico de 1968 Puerto Montt.

    Kano y Los Bull Dogs, banda formada en Montevideo en 1964 pero radicada en buenos Aires desde 1967 puede ser considerada el nexo entre la "Invasión Uruguaya" y la movida beat con su sonido de baladas psicodélicas. En 1969 llegan al éxito con la canción Sobre un vidrio mojado, incluida en “Los preferidos a la luna”, que sería el compilado de mayor venta en la historia de la RCA Argentina. Sobre un vidrio mojado fue el tema más irradiado del longplay, alcanzando éxito en toda Hispanoamérica[77]​. Inmediatamente, la compañía intentó capitalizar este éxito editándoles su primer disco homónimo. El disco se iniciaba con Vuelvo a casa, una de las mejores adaptaciones del sonido de la psicodelia californiana al Río de la Plata y continuaba con el ya consagrado Sobre un vidrio mojado que abría el paso a otras diez canciones, mayormente baladas, de arreglos preciosistas y grandes climas de ensueño. Sin embargo, tal como le sucedió a otra bandas beat, el primer éxito terminó eclipsando la brillante composición de otras canciones. Letras como Hoy se rieron, todo un manifiesto del modo de vida hippie fueron ignorados y la prensa terminó tildándolos de "complacientes" por tener un éxito masivo. A diferencia de las bandas porteñas, Kano y los Bulldogs pudo alejarse y continuar su carrera en Montevideo, donde en 1971 editaron, antes de disolverse, un segundo álbum, Carita con carita, en el que las baladas se complementaban con ritmos latinos en estilo más cercano al que en esa época popularizaba Santana (en Báilalo ya) y con pasajes similares al sonido de rock pesado que comenzaba a imponerse en Buenos Aires (La quiero y Se vistió de negro),

    Desde los principales medios empezaba a lanzarse esta nueva música beat. Por radio, Modart en la noche con la música de Ricardo Kleiman y conducción de Pedro Aníbal Mansilla, y Música con Thompson y Williams, mientras que por televisión se transmitía Sótano Beat, Alta Tensión y Música en Libertad. Los medios también usaban la música beat para la publicidad, como "Verano naranja" de Donald que era usado en una publicidad de la gaseosa Crush, y "Tiritando" que era usada en una publicidad de cigarrillos donde aparecía una niña de 17 años fumando. En ese momento en la música beat no se hacían distinciones entre bandas que tuvieran temáticas ideológicas y las que no. Mientras Donald, Tormenta, Juan y Juan, Sabú, Heleno, Raúl Padovani, Silvestre, Quique Villanueva y Cacho Castaña eran catalogados dentro del beat más comercial, Arco Iris y Pedro y Pablo, entre otros, a menudo hacían música con mensaje de protesta, lo que les valía la reputación para ser elogiados como "progresivos" en nuevas revistas como JV, Baño, Pinap, Cronopios, La bella gente y Pelo.[26]

    Esta última, fundada en 1970 por Osvaldo Daniel Ripoll se convertiría en la publicación más clásica del rock argentino, llegando a tener verdadera influencia sobre los estilos musicales y las temáticas tratadas, especialmente durante los años 70. Se editó durante 31 años, hasta diciembre de 2001. En sus primeros números, la línea editorial de la revista puso mucho énfasis en diferenciar el movimiento "progresivo" de las bandas beat a las que se catalogaba como "complacientes". Estas descalificaciones eran permanentemente mantenidas en las críticas de discos y recitales, y tenía una sección de correo de lectores donde se publicaban cartas dirigidas a Ripoll y con un tono incluso más airado que el que se permitían los periodistas. Como un ejemplo, en el correo del número 25 (de fines de 1971), se publica una carta en la que se lee: "Realmente algo debe andar muy mal en la Argentina para que gente como Francis Smith sea considerado como ejemplo de nuestra juventud. Y por supuesto no faltan las grandes mentiras, la mayor de ellas es quizás que "nosotros hacemos esta música porque es la que la gente quiere que hagamos", falso, la gente no quiere nada, la gente es inducida a consumir esa música porque los managers de las grabadoras y los productores independientes ponen las suficientes trabas como para que esas canciones "tipo Alegría", como dicen ustedes, sean la única opción".[78]

    En el mismo número se publicitaba la nueva edición del B.A.Rock, festival organizado por la misma revista, y se dejaba en claro con rigidez cuál era el comportamiento que se esperaba del público y cuál se consideraría incorrecto: "Otro de sus fines es elevar el nivel de presentación que ambas partes, artistas y público, se merecen y necesitan, todo ello en un ambiente de amor a la música y respecto (sic) por la comunicación a través del arte. Los artistas que participan en los recitales B.A.ROCK no son los que necesitan fans chillones, coléricos y falsamente entusiastas esos prototipos idiotizados quedan para la otra música. La intención principal de B.A.ROCK es que se haga y se escuche música en PAZ; no queremos -ni vamos a permitir- hacerle el juego a nadie. Y que eso lo seguiremos cumpliendo -como ha quedado demostrado- que no quede ninguna duda".[56]​La "otra música" a la que se rendían los "prototipos idiotizados", era, para la línea editorial de la revista, la movida beat en toda su extensión y sin distinguir matices. Y los lectores que asistían a un festival sentían la presión de adaptarse a una estricta etiqueta para no caer ellos mismos en el descrédito.

    El músico Enrique Masllorens, de La Joven Guardia, llegaría a decir: “Había alguien que regía todos los destinos en ese entonces y que se llamaba Daniel Ripoll, que dirigía la revista Pelo. Y a nosotros rápidamente nos encasillaron como ‘grupo comercial’”[74]​.El mismo Ripoll, muchos años después, reconocería: "nos volvimos un poco fundamentalistas".[79]


    Nuevos medios, primeros festivales de rock y Almendra

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    Daniel Ripoll había comenzado su andadura como secretario de redacción de la revista Pinap, cuyo primer número se editó en abril de 1968. La evolución en la línea editorial de Pinap marca la dirección que luego tomaría Pelo. El primer número de Pinap mostraba a Sandro en la tapa y mezclaba notas sobre The Beatles, Rolling Stones, Miriam Makeba, Los Gatos, Los Náufragos, Jimi Hendrix, Donald, Los Wizards, Johnny Winter, La Joven Guardia, Bárbara y Dick, Palito Ortega y Violeta Rivas. A partir de entonces, cada nuevo número de Pinap parece adentrarse cada vez más en la estética roquera, llegando a su apogeo en 1969, con el número 23, con Jimi Hendrix en la tapa[80]​. La revista editó su último número en enero de 1970 y, coincidentemente. en febrero de ese año, Daniel Ripoll empezó a editar Pelo, en donde se llevó al paroxismo la distinción entre música "progresiva" y música "complaciente".

    En ese mismo período se organizaron cuatro grandes festivales de música beat: los conciertos June Sunday, Festival Nacional de Música Beat, Festival Pin Up y Festival de Música Joven. También, en los domingos de junio de 1969, en el teatro Coliseo, los ciclos Beat Baires, organizados por Jorge Álvarez, en los que tuvieron protagonismo Moris, Almendra, Manal, Vox Dei, Los Abuelos de la Nada, Engranaje, Los Mentales, Conexión n.º 5, Trío Galleta, Charly Leroy, Hielo, Piel Tierna y hasta Leonardo Favio. Como respuesta, Ripoll desde Pelo, comenzó a organizar el ciclo de los B.A.Rock (Buenos Aires Rock). La primera edición se llevó a cabo en noviembre de 1970, congregando a las bandas más notables de lo que la revista consideraba "música progresiva" (Moris, Almendra, Manal, Arco Iris, Pappo's Blues, Vox Dei, Los Gatos, etc). También en ese ciclo debuta Alma y Vida, que eran los músicos de acompañamiento de Leonardo Favio, pero con su propio proyecto de fusión enmarcado en el género que luego será denominado Brass Rock. Se trata de un género de fusión entre el jazz y el rock que, sin abandonar el formato canción de rock con su patrón de verso / estribillo, incorpora el sonido de los metales a través de una sección de vientos común de la música de Big Bands. Alma y Vida fue el único exponente de ese género en la Argentina, tomando como ejemplo bandas estadounidenses populares en el momento como Chicago Transit Authority y Blood, Sweat &Tears. El mismo nombre del proyecto, Alma y Vida, estaba inspirado en el de esta última banda.

    Entre lo más destacado de este periodo estuvo, justamente, la formación de Almendra, grupo integrado por Luis Alberto Spinetta (voz, guitarra), Edelmiro Molinari (voz, guitarra), Emilio del Guercio (voz, bajo) y Rodolfo García (voz, batería) y Manal —trío influenciado por la música Afroamericana, considerado el primer grupo de blues cantado en castellano— integrado por Javier Martínez (batería y voz), Claudio Gabis (guitarra, piano, armónica) y Alejandro Medina (bajo y voz). Junto con Los Gatos, estas tres bandas son consideradas como la trilogía fundacional del rock argentino de fines de los 60.[81]​ Sin embargo, ninguno de estos grupos tendría una historia muy larga, ya que los tres se disolvieron a principios de los años setenta.

    Almendra fue un descubrimiento de Ricardo Kleiman, conductor del programa radial Modart en la noche, de enorme influencia en la juventud de aquellos años.[82]​ Fue él quien les ofreció grabar un simple en RCA con Rodolfo Alchourron como director artístico, y hasta les consiguió prestados, para obtener un mejor sonido, los instrumentos de The Tremeloes, banda de la Invasión Británica que había compartido escenarios con los Beatles y los Rolling Stones, y que Kleinman había llevado por esos días a la Argentina. El disco fue editado en noviembre y salió a la venta al año siguiente, con "Tema de Pototo" como lado A, y "El mundo entre las manos", como lado B. El primero un tema compuesto por Spinetta con Edelmiro Molinari, y el segundo compuesto por Rodolfo Garcia y Spinetta.[82]

    En agosto, la revista Pinap realizó una de las primeras crónicas referidas a Almendra:

    Almendra se llama el conjunto que seguramente se va a convertir en la sensación de la próxima primavera porteña. El capo del grupo, José Luis (sic), según algunos de los entendidos, está destinado a ser una especie de prolífico Lennon argentino.[83]

    Ese mismo año la discográfica RCA Víctor utiliza varios temas de Spinetta para que los graben otros artistas de la compañía. De este modo "Tema de Pototo" también lo graba Leonardo Favio bajo el título "Para saber como es la soledad", obteniendo un éxito rotundo en toda Iberoamérica. Los In también graban "Where are you going Mary Sue?", un tema en inglés de Spinetta y Del Guercio que había sido el que Kleiman escuchó cuando oyó por primera vez a Almendra, pero que ellos nunca grabaron.[84]

    El debut de Almendra se produjo en Mar del Plata, en enero de 1969, en la discoteca Matoko's que estaba ubicada en la avenida Constitución, centro de la vida nocturna del balneario, donde tocó durante todo el verano. El diario local El Trabajo realizó la siguiente crónica:

    El conjunto suena realmente bien. Los muchachos se llaman Carlos Emilio, Rodolfo, Teddy y Luis Alberto. Algunos tienen chivita y todos pelo largo, muy largo. Promedian veinte años y no les gusta cantar en inglés, aunque guste como cantan en inglés. "Se terminó la época de repetir lo que hacen los demás o de hacer traducciones y listo. Tenemos que cantarle a lo nuestro, a lo auténtico", dicen.[85]

    El 24 de marzo de 1969 realizaron su primera actuación en público en Buenos Aires, en el Instituto Di Tella, en el marco de un proyecto llamado Tres espectáculos beat, en el que también tocaron Manal y un original proyecto de corta duración llamado El Sonido de Hillber, que combinaba el sonido beat con un cuarteto de cuerdas[86]​. Dos semanas después se presentaron en el Teatro del Globo de Buenos Aires, estrenando varias canciones de Spinetta que integrarían el primer LP, como "Fermín", "Figuración" y "Ana no Duerme". Spinetta comenzaba a proponer un estilo inclasificable de música, sin preconceptos, en el que la poesía tuviera además un papel determinante. "Spinetta prueba que el acto poético en el rock es indisociable del sonido", dice Fernando García en el número que la revista La Mano dedicara íntegramente al músico en 2006.[87]Almendra entró a estudios a mediados de ese año para grabar su primer disco homónimo, con arreglos de Rodolfo Alchourrón y músicos invitados especialmente para las secciones orquestadas, además de Rodolfo Mederos en bandoneón. El álbum ha sido considerado en reiteradas ocasiones como el mejor álbum del rock argentino,[88]​ y hasta uno de los mejores del mundo.[89]​ Lanzado el 15 de enero de 1970, la tapa es un dibujo del propio Spinetta que representa a una especie de payaso llorando, con una flecha de juguete en la cabeza. La discográfica intentó desechar la ilustración perdiéndolo intencionalmente, pero Spinetta lo volvió a dibujar exigiendo que la portada se realizara según sus instrucciones.[89]​ El dibujante Rep considera que es una de las diez mejores tapas que vio en su vida.[89]

    El álbum está integrado por nueve temas, todos ellos de un inusual nivel y todos ellos destacados del cancionero argentino. Siete temas pertenecen a Spinetta: «Muchacha (ojos de papel)», «Figuración», «Ana no duerme», «Fermín», «Plegaria para un niño dormido», «A estos hombres tristes» y «Laura va». Los otros dos temas son «Color humano» de Edelmiro Molinari, una zapada de 9 minutos que rompía con las pautas comerciales de la discográfica, y «Que el viento borró tus manos» de Emilio del Guercio. En el tema «Laura va», se destaca la participación en bandoneón Rodolfo Mederos, y puede considerarse como una reinterpretación porteña y tanguera del "She's Leaving Home" de los Beatles. El álbum refleja una variedad de raíces musicales, desde el tango y el folklore, hasta Sargent Pepper's de Los Beatles, combinadas creativamente sin esquemas preconcebidos y con una complejidad poética que parecía incompatible con la difusión masiva.

    La crítica de los medios fue dispar. En ese momento comenzó la actitud de Spinetta reacia hacia los grandes medios de comunicación.

    A los tipos les reventaba que yo acentuara mal, tipo "plegariá" y otras pavadas así y gran parte de la resistencia que tengo hacia la prensa nació en ese momento cuando me di cuenta que varias revistas masivas como Gente o Siete Días hacían notas y tergiversaban las respuestas.
    Luis Alberto Spinetta[90]

    Mientras tanto, el ala de la música beat más inclinada hacia lo comercial y que carecía de mensaje ideológico continuaría hasta el año 1973, ya que el director de la CBS, Francis Smith supo hacerse con los últimos días de la música comercial. Su sello representó nombres como Los Náufragos, Safari, Industria Nacional, y en una veta más melódica Leonardo Favio, Sergio Denis y Sandro.[26]

    Palito Ortega declaraba, a raíz de la polémica de la Ley del 75% que se pretendía promulgar en Argentina y que perjudicaría al rock nacional:

    Su gran contrariedad actual es la famosa ley "del 75 por ciento", de inminente sanción, en cuanto declararía al rock (de alguna manera hay que llamar a la hibridez de ritmos actuales) música extranjera. "Antes que marginar así —deplora Palito—, habría que seguir el mucho más coherente ejemplo del Brasil: todas las inversiones hechas allí para grabar música nacional, son deducibles de réditos". De los 700 millones de pesos que SADAIC facturó en 1972 por edición de temas nacionales, el mayor porcentaje no correspondió ni a tango ni a folklore, sino a lo que, para la nueva ley, sería música foránea.[53]

    Manal, Pappo y el blues en español

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    En 1969 Manal grabó la banda sonora para la película Tiro de gracia. El film además de ser un temprano documento del movimiento roquero es también, el primero con una banda sonora grabada por un grupo de rock argentino.[91]​ No obstante el sonido experimental de esa banda de sonido difiere de la propuesta de blues rock que la banda tenía en sus ensayos y presentaciones en vivo. Para desarrollar este costado es que Manal se las ingenió para entrar en contacto con el editor literario Jorge Álvarez[92]​. Fue en una fiesta organizada en la casa de Piri Lugones (cuyos hijos eran amigos de los manales) premeditadamente, con el expreso objetivo de que la banda conociese a sus futuros productores. Fue en esa fiesta donde Claudio Gabis le enseñó a Javier Martínez un borrador con unas líneas para armar la lírica de una futura canción, y una base musical que había armado. Martínez terminó allí mismo la canción en menos de una hora. Se trataba de "Avellaneda Blues". El grupo le cantó este tema a Álvarez, quién quedó impresionado por la misma, convenciendose de que tenía que producir al grupo.[93]


    Álvarez recuerda de ese momento:

    En una reunión de cumpleaños los conocí como tipos, no como músicos. Un mes después Pedro [Pujó] me llevó a la casa de Alejandro [Medina], donde el trío ensayaba, y cuando los escuché me caí muerto, era realmente espectacular como tocaban. Les pregunto que pensaban hacer, me dijeron que no querían entrar en el engranaje comercial, que eso era una porquería, que querían hacer las cosas con libertad y todo eso [...] Hacemos el primer simple en el estudio TNT y me voy con las cintas a CBS. Se lo hago escuchar a John Lear, el presidente, y me dice que eso no sirve, que es una burda imitación de lo que sucede en Estados Unidos y que eso no venderá jamás en la Argentina, que a él no le interesa. Mando a un amigo a otra grabadora y nos patean.


    Luego del fallido intento en CBS, Álvarez junto a Pedro Pujó, Rafael López Sánchez y Javier Arroyuelo fundaron Mandioca en 1968, con el eslogan "la madre de los chicos", primer sello del rock argentino,[94]​ como una alternativa para aquellos grupos nacientes de rock que eran marginados por los grandes sellos discográficos.[92]​ Álvarez sería el cazatalentos principal, habiendo descubierto a músicos y bandas tales como Manal, Vox Dei, Almendra, Tanguito, Sui Generis (bajo el consejo de Claudio Gabis), Pappo's Blues, Miguel Abuelo y Moris.[95][68]

    La idea de Álvarez era, además de que las bandas pudieran grabar su trabajo con libertad, que las mismas tocasen en teatros, ya que ese momento no existían los conciertos de rock en Argentina, los grupos tocaban únicamente en clubes para que el público pudiera bailar.[96]

    El 12 de noviembre de 1968 día del lanzamiento del sello Mandioca y debut de Manal en el Teatro Apolo de la Avenida Corrientes.

    A finales de 1968, Mandioca editó su primer material al mercado, se trataba del primer sencillo de Manal: "Qué pena me das" con "Para ser un hombre más" como lado B que había sido grabado en octubre del mismo año.[97]​ Se trataba de un corte extraño para la época, pues los temas superaban ampliamente el límite de tres minutos de duración impuesto por las radios y el sobre que lo contenía era un costoso tríptico de elaborada gráfica, cuyo autor era el dibujante Daniel Melgarejo.[98]​ Pero este primer trabajo discográfico fue recibido por los medios con escepticismo, se difundió poco y la prensa criticó especialmente el uso del castellano en las letras. En su segundo sencillo publicado a mediados de 1969, "No pibe" con "Necesito un amor",[98]​ la banda logró un sonido más depurado y blusero, evidenciando una clara evolución técnica y de estilo en su interpretación.

    Las sesiones de grabación para Manal, su primer álbum de estudio, iniciaron a mediados de 1969, prolongándose hasta los primeros meses de 1970. Se registraron nueve temas, dos de los cuales fueron descartados, aunque luego se incluyeron en el álbum doble editado en 1973 por el sello Talent, llamado también Manal. Manal recibió críticas elogiosas y fue uno de los álbumes fundacionales del rock argentino de fines de los 60,[99]​ además de ser el primero de blues en castellano en todo el mundo.[100]​ Pese a las críticas que padeció en su momento, Manal rompió con el mito que no era posible componer blues en castellano.[101]​ Una encuesta organizada por la revista Rolling Stone, situó al álbum Manal en el puesto n.º 3 en su lista de «Los Mejores 100 discos de Rock argentino».[102][96]

    Por la misma época, Los Gatos, después de su primera disolución, se reúnen, pero agregando como guitarrista a Norberto "Pappo" Napolitano, que había tocado con Los Abuelos de la Nada, pero en ese momento estaba trabajando como sesionista con Carlos Bisso y su Conexión N°5. Admirador del movimiento de blues blanco inglés, Pappo le daría su impronta a la banda, que así pasaría sin escalas del beat y el pop psicodélico a ser un grupo de rock y psicodelia con momentos experimentales. La nueva formación debuta con un gran concierto en el Teatro Gran Rex. Esta segunda etapa dura algo más de un año y en su desarrollo también registran tres LPs.[103][104][105]
    Beat Nº 1 aparece a fines de 1969, y Rock de la mujer perdida a mediados de 1970. Con ellos, Los Gatos se incorporaban de lleno al pujante movimiento de música progresiva que tenía en el país como principales exponentes a Manal (1968) y Almendra (1967).
    En Beat Nº 1 (curioso nombre para un álbum con el que precisamente estaban abandonando esa música por el blues rock), las composiciones de un inspirado Nebbia se unen fluidamente a la evolución musical del grupo, con espléndidos resultados como "Sueña y corre", "Escúchame, alúmbrame" y especialmente "Fuera de la ley", un tema de once minutos con extensos pasajes instrumentales, algo que nunca habían encarado anteriormente y que puede considerarse como la primera suite de rock progresivo hecha en Argentina. Pappo y Fogliatta son quienes, con su improvisación, sostienen esta pieza adelantada a su tiempo.
    En Rock de la mujer perdida —el título original era Rock de la mujer podrido— las tendencias de rock y blues dentro del grupo —encabezadas por Pappo y Ciro— se hacen mucho más pronunciadas, incluyendo hasta una improvisación colectiva, como "Invasión". Pero Nebbia también compuso espléndidos temas, como el rock’n’roll que da título al álbum, "Mujer de carbón", los blues "Los días de Actemio" —homenaje a un plomo de la banda— y "Blues de la calle 23".
    Pappo, que recibió numerosas ofertas para convertirse en solista, deja Los Gatos para perseguir una orientación aún más blusera con su propio trío, Pappo's Blues (con David Lebón en bajo y el baterista Black Amaya). Aun así, Los Gatos deciden perseverar, pero sin reemplazar el guitarrista. Alfredo Toth pasa a la guitarra, Litto Nebbia se hace cargo del bajo, y el grupo continúa como cuarteto. Los nuevos temas de esta etapa reflejan nuevamente los cambios que se estaban produciendo a nivel internacional, con el movimiento de Vuelta a la naturaleza representado por grupos como The Band, y las carreras solistas de George Harrison y Eric Clapton. Se trata de temas simples y melódicos, con una instrumentación más acústica.

    A raíz del Festival de Woodstock de 1969, que había reunido 500 mil personas, pronto se despertó el interés de repetir una experiencia similar en territorio argentino. Fue entonces cuando el locutor radial Edgardo Suárez organizó con el apoyo de Coca-Cola y la municipalidad de Lobos el Primer Festival de la Música Joven de 1970. Este estaba programado para los días 19, 20 y 21 de septiembre (a modo de coincidir con el inicio de la primavera), a realizarse en un predio de 75 hectáreas del Country Club al lado de la Laguna de Lobos. Fue el primer intento de armar un megafestival en Argentina): se armó una megaestructura nunca antes vista en Argentina, preparada para recibir a 200 mil personas, se pusieron 80 baños portátiles y un gigante escenario que albergaría artistas de tango, folklore y el plato fuerte del festival, los artistas de la música joven beat: La Barra de Chocolate, Manal, Los Gatos, Miguel Abuelo y La Cofradía de la Flor Solar. Hacia el 19 ya se habían juntado 30 mil personas dispuestas a tener buenas ubicaciones para ver un megafestival sin antecedentes en Argentina. Pero entonces, el gobierno militar bajo el dictador Levingston se aterró y canceló el megafestival antes de que pudiera realizarse. Argentina se quedaba así sin una oportunidad histórica de tener una experiencia como la que había sido el Festival de Woodstock, o como la que sería el año siguiente en México el Festival de Avándaro. Décadas más tarde se hicieron hallazgos en los documentos de mensajería de la Policía bonaerense:

    El informe deja ver que la policía se topaba con un fenómeno sin precedentes. Piden el apoyo del intendente porque la realización del evento “aparejaría una responsabilidad enorme para las autoridades, ya que no se cuenta con experiencias de estos festivales”.

    Así sintetizaba la naciente revista Pelo en su primer número de 1970 el momento de la música popular en Argentina:

    Este año, después de tanto tiempo de utilizables confusiones y música complaciente, aparenta ser el definitivo para que se produzca el necesario decantamiento de la música popular argentina. La etapa parece iniciarse con la aparición de tres importantes long plays: el de Los Gatos, Almendra y Manal, tres elementos claves para prever la futura música nacional. A ello se agrega el renacimiento del grupo Piel Tierna, de un sonido sencillo pero bueno, y el triunfo de un conjunto nada complaciente, Arco Iris, en el festival realizados en Mar del Plata. Tal vez todas estas pautas sean premonitorias de la alborada de una música popular más honesta, a pesar de la inevitable comercialización; pero realizada con mayor seriedad y estudio e integrada a la Argentina real.
    Pelo, 1970.[107]

    Primera mitad de los años 1970: rock pesado

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    El mes de septiembre de 1970 se dan dos novedades de importancia en la escena: el debut de Pappo's Blues y la separación de Almendra. Pappo's Blues debutó en el Teatro Pueyrredón de Buenos Aires. Con una formación provisoria (el bajista era Poli Martínez, de La Banda del Oeste, que después de ese único show sería reemplazado por un adolescente David Lebón, recién llegado de los Estados Unidos donde había vivido desde los 8 años de edad), sentaba las bases de un nuevo estilo en el país: un blues rock psicodélico y con pronunciados riffs de guitarra distorsionada y ritmos potentes. Era la tendencia que por entonces comenzaba a imponerse en el Reino Unido y Estados Unidos, a la que con distintas variantes se conoció posteriormemte como hard rock. En la jerga argentina de ese tiempo se la llamaba rock pesado.

    Por la misma época llega el desbande de Almendra. Las razones son complejas y cada integrante varía en el análisis. Lo cierto es que Almendra no pertenecía al grupo de roqueros «del centro», con un estilo de vida más duro, relacionado con las drogas y cruzado por intereses y luchas de poder. Spinetta en ese momento iba incursionando cada vez más en un ambiente del que luego buscaría separarse, pero que en esa instancia lo alejó de su primera banda. Por esas épocas, Spinetta vivía una etapa de definición estética y de vida que él mismo considera su «etapa más oscura» y «caótica».[108]​ Se había roto su relación con Cristina Bustamante, de la que estaba profundamente enamorado y se involucró fuertemente con un grupo de músicos y personas del ambiente artístico, con alto consumo de drogas, especialmente LSD. En ese grupo se destacaba Pappo, con quien Spinetta estableció una relación de mucha admiración y afecto, que terminaría en ese momento con un fuerte resentimiento mutuo, que se atenuó con el paso de los años.[108][109]​Pero en la segunda mitad de 1970, Spinetta sentía una profunda admiración por la estética y forma de pensar de Pappo, quien expresaba un modo más agresivo de llevar adelante el rock and roll, basado en el blues, que se oponía al camino comercial que el éxito y la fama de Almendra le ofrecían a Spinetta, impulsado por la empresa discográfica RCA. Spinetta rechazó radicalmente el camino comercial y entró de lleno al círculo social de Pappo y el sello discográfico Mandioca. Intentó también formar una banda de blues rock pesado (similar a Pappo's Blues) junto a Edelmiro Molinari, Pomo Lorenzo y Carlos Cutaia. La banda llevó el nombre de Tórax, pero no llegó a grabar ningún disco aunque sí realizó algunos recitales en Ezeiza.[110]

    Después de ese intento, y en paralelo a Pappo's Blues, Pappo y Spinetta formaron un trío blusero con el nombre de Agresivos, en el que Spinetta tocaba el bajo y se completaba con Héctor Pomo Lorenzo en batería. Miguel Cantilo recuerda la actuación de aquel trío ultrarrockero en un festival organizado por el padre Carlos Mujica en la Villa 31:[111]

    Nunca me voy a olvidar un festival organizado por el Padre Mujica, en el que también fue Pappo, Spinetta y Narvaja. Tocamos a un techo de una casa de una villa. Todos los del público eran bolivianos vestidos tradicionalmente que festejaban una fecha patria de Bolivia y bailaban la música que hacíamos nosotros. Pappo, Spinetta y Pomo en trío zapaban rock & roll del más cuadrado y podrido y todos los bolivianos miraban con sus gorritos al techo. Esas son imágenes para no olvidarlas. Encima cuando terminábamos de tocar salía el Padre Mujica y decía por el micrófono -¡El pueblo unido jamás será vencido!
    Miguel Cantilo[112][111]

    De hecho Pappo grabó en ese momento su primera canción como solista, Nunca lo sabrán (que integra el recopilatorio Pidamos peras a mandioca), acompañado de Spinetta y Pomo, que no figuran en los créditos.[113]​ Una de las canciones que ensayó Agresivos fue Castillo de piedra, que pocos meses después los tres grabarían en Spinettalandia y sus amigos.

    Éste fue un disco experimental, grabado con Pappo y Pomo Lorenzo, sumando también a Miguel Abuelo en algunas canciones. El álbum expresa ese momento de opción estética y de vida que le estaba proponiendo Pappo, dilema que es el eje de Castillos de piedra. El disco, a la vez de ser un experimento psicodélico sobre música aleatoria -algo que Spinetta ya deseaba hacer con Almendra- bajo efectos del LSD, fue también un castigo para la opción comercial con que lo presionaba la empresa discográfica RCA, que lo intimaba a cumplir con el tercer álbum comprometido en el contrato firmado para Almendra. Spinetta decidió entonces hacer un «antidisco», "que no se lo pudieran vender a nadie", como él mismo lo definió.[108]

    La grabación se realizó en treinta horas consecutivas de estudio durante febrero de 1971, con una gran cantidad de invitados en el estudio, sin cuidar de hacer silencio, con las letras siendo escritas en el mismo momento.

    Yo quería hacer un ritual: realizar músicas en estado casi tribal.
    Luis Alberto Spinetta[108]
    Guitarra acústica Gibson Dove idéntica a la que Spinetta usó en Almendra. "Le regalé a 'Pappo' mi guitarra 'Dow' (sic)... con la que compuse las canciones más hermosas que hice para Almendra... Fue como decirle: 'mirá, tomá, no te desprendas jamás de esto'".[114]

    En el disco la presencia de Pappo y Pomo es determinante. Pappo aporta los temas, «Castillo de piedra» y «Era de tontos») y Pomo compuso con Spinetta «Descalza camina». También participa Miguel Abuelo interpretando la flauta en "Dame, dame pan" y "Ni cuenta te das". Entre los temas compuestos por Spinetta se destaca "La búsqueda de la estrella".

    RCA lanzó el disco en marzo de 1971, pero la empresa no respetó el diseño de tapa ni el título original y lo tituló sucesivamente Almendra, Luis Alberto Spinetta y La búsqueda de la estrella, lo que llevó a un juicio de los ex Almendra que perdió la discográfica, debido a lo cual lo retiró del mercado. Recién en 1995 el álbum sería publicado por la empresa Sony tal como fue concebido originalmente.

    Luego de grabar el disco Spinetta le regaló su preciada guitarra acústica a Pappo, buscando transmitirle que él estaba buscando otro estilo artístico y de vida, que no fuera el del negocio musical y la fama, pero tampoco el de "sexo, drogas y rock and roll" y la negatividad:[114]

    Para mí era una forma de mostrarle a "Pappo" que no existían solamente las guitarras con el volumen al mango. Que así como él me había inculcado algo de esa dureza del rock pesado, y la mano, copar y todo eso, por otro lado yo trataba de demostrarle que existía una fuente de ternura que él no podía ignorar. Fue como decirle: mirá, tomá, no te desprendas jamás de esto, para no traicionarme en tu vida, para darme tu fe, aunque no tocáramos nunca juntos, aunque jamás nos viéramos...
    Luis Alberto Spinetta[114]

    Spinetta se enteraría después que Pappo vendió la guitarra que le había regalado.[115]​ El 10 de marzo de 1971 se fue con dos chicas a un viaje de destino indeterminado que abarcó Brasil, Estados Unidos y Europa durante siete meses.[108][114][116]​.

    Este estilo dentro del rock argentino fue impulsado, también, por Jorge Álvarez. Él fue el principal impulsor, en el inicio, de la carrera de Pappo´s Blues, banda a la que le consiguió los primeros shows y le impuso, como marca, comercial, ese nombre (Pappo había pensado en usar el nombre Los Rancheros). Y, por la misma época, desarrolló junto a Billy Bond el inusual proyecto Billy Bond y La Pesada del Rock and Roll. Se trataba de un "grupo abierto", un espacio en el que músicos de todos los orígenes se acercaban con el mismo espíritu con el que compartían "zapadas" (jam sessions) en la noche porteña, para compartir canciones, cantadas con la voz de Billy Bond, dentro de un formato de hard rock psicodélico. Por La Pesada pasaron reconocidos músicos argentinos como Pappo, Luis Alberto Spinetta, Javier Martínez, Claudio Gabis, Alejandro Medina o David Lebón, entre otros. En 1971 editan su primer álbum, Volumen I, que abría con la canción Salgan al Sol, todo un himno del hard rock argentino en sus inicios, compuesto por Javier Martínez, y con Divertido Reventado, un descarado plagio al You Got Me Floatin' de la Jimi Hendrix Experience, firmado por Pappo, quien con su guitarra imitaba el sonido de la de Hendrix. También aparece la formación completa de Agresivos (Spinetta, Pappo y Pomo más el agregado de Black Amaya en el bajo) tocando un tema de Spinetta, «El parque».

    Después de eso, Spinetta intentó radicarse en el Reino Unido, pero recién llegado a ese país le fue negada la visa. Terminó recalando en Ámsterdam, donde vivió durante más de un mes la experiencia del hippismo tardío europeo. Como lo expresara Marcelo Fernández Bitar, "completó un periplo digno de un poeta maldito, psicodélico y hippie".[117]​ En esa ciudad, el 12 de junio de 1971 vio en vivo a Emerson, Lake & Palmer, una de sus bandas favoritas por esa época y de la que tuvo gran influencia. El 22 de julio de 1971 volvió a la Argentina con nuevos planes: ni bien llegó formó el trío Pescado Rabioso junto a Black Amaya (baterista, al mismo tiempo, de Pappo's Blues) y Osvaldo «Bocón» Frascino. Es otra de las banda pioneras en la introducción de los sonidos del hard rock, blues y rock psicódelico a la escena nacional, reflejando además un estado de ánimo general en la escena roquera que ya difería bastante de la utopía hippie. Como recordaba Bocón Frascino de aquella época: “En esa época Luis cambió mucho cuando conoció al Negro Black, que tomaba mucho alcohol y anfetaminas; estaba muy agresivo y no le podías decir nada. Yo me peleé mucho porque a veces estábamos haciendo arreglos para las violas y él venía con ganas de tocar rock pesado y zapar. Las pastas y el alcohol fueron lo que reventó y jodió mucho a esa época. Eran días y días en ese estado, tocando horas y horas seguidas”.[56]

    La banda fue presentada a la prensa en octubre de 1971, aún antes de bautizarla y debutó el 5 de mayo de 1972 en el cine teatro Metro. Luego, participó del Festival Buenos Aires Rock II e hizo diferentes presentaciones en Buenos Aires y La Plata. En septiembre de 1972 grabaron Desatormentándonos, el primero de sus dos álbumes, en los estudios Phonalex, que fue editado por Microfón. El disco original contiene cinco temas compuestos por Spinetta (dos de ellos en coautoría), entre los que se encuentran "Blues de Cris", tema despedida de su "muchacha"; "El jardinero (temprano amaneció)", un blues progresivo que dura nueve minutos; "Dulce 3 nocturno", tema fundacional del grupo, compuesto junto a Black Amaya y el Bocón Frascino, referido al trío que fue en el origen; "Algo flota en la laguna", considerada la 61.ª mejor canción del rock argentino;[Nota 2]​ y "Serpiente (viaja por la sal)", un ejercicio de rock sinfónico. A finales de la grabación de este disco la banda cambió de formación: el Bocón Frascino decide abandonar la banda, debido a que no se sentía a gusto tocando el bajo y deseaba desarrollarse como guitarrista.[118]​ Lo reemplazó David Lebón que venía de Color Humano donde tocaba la batería. También se incorporó en forma definitiva Carlos Cutaia en teclados, quien colaboró en el tema "Serpiente (viaja por la sal)". El LP traía en su interior un papel con el siguiente texto de Spinetta:

    El pueblo es la estrella mágica. Todos la vemos parecerse al río. Los gusanos de los emperadores trepidan en apocalíptico festín. Ellos no tienen tiempo de recurrir a las armas. La estrella las fusionó todas en un plano infinito. La cabellera de los torturadores sangra en mi carro. Nosotros: desatormentándonos para siempre. PD: Yo te amo Beatles.


    Editado poco después de Desatormentándonos y del primer disco de La Pesada, el primer álbum de Pappo's Blues conforma la trilogía fundacional del rock pesado en la Argentina, conteniendo este último canciones que se convertirían en clásicos, como "Algo ha cambiado", "Adónde está la libertad", "El hombre suburbano" y "El viejo". Después de su edición, la banda tuvo su primera separación. Black Amaya se sumó como baterista de Pescado Rabioso, mientras que David Lebón se sumó a Color Humano en el mismo rol. Pappo, por su parte, emprendió su segundo viaje internacional, terminando en Inglaterra en donde conoció a John Bonham, de Led Zeppelin y a Lemmy Kilmister, de Motörhead. Estuvo casi ocho meses tocando la guitarra y armónica en la isla británica. Volvió a Argentina para grabar el segundo álbum de Pappo's Blues. Sin alineación definitiva, para la grabación de segundo álbum Pappo convocó a Luis Gambolini (baterista de Billy Bond y La Pesada del Rock and Roll) y al bajista Carlos Pignatta, que venía de tocar en el grupo beat paranaense Los Brujos. (Aun así, Black Amaya participaría en algunas canciones del álbum en batería¨). Este segundo disco perfecciona la fórmula de blues pesado, urbano y psicodélico. Fue incluido por la revista Rolling Stone en el puesto 11 entre los 100 Mejores discos del rock nacional, con este comentario:

    En este Vol. 2 todo es perfecto, desde la portada con el dibujo naif de Juan O. Gatti hasta la foto interior con su estampa de guitar hero porteño, la Gibson SG conectada a un Robertone y un único crédito: "Compositor, autor, dirección orquestal e intérprete: Pappo". En el comienzo, un solo de batería de Luis Gambolini introduce «El tren de las 16», en que Pappo convierte la simple estructura de un blues de 12 compases en una canción inolvidable, con un recurso simple: la letra continúa a lo largo de dos estrofas, lo que extiende la "vuelta" armónica del tema a 24 compases. Hay riffs memorables «Tema I9 (-que bajo el nombre «Castillo de Piedra» había aparecido en Spinettalandia-), «Pobre Juan», «Insoluble» con muestras de su genial ingenuidad lírica ("ese monstruoso,que caminando va/ no se da cuenta de que no tiene lugar/ y con el tiempo desaparecerá") y solos improvisados que son libros de texto para generaciones de guitarristas. «Desconfío» se convertiría en el standard del género en Argentina.

    El segundo y último disco de Pescado Rabioso, Pescado 2 (1973), es considerado por la revista Rolling Stone como el 19.º mejor álbum de la historia del rock argentino.[119][120]​ En ese mismo año, se publicó Artaud bajo el nombre de la agrupación, aunque se trató de un trabajo solista de Spinetta, ya que para ese entonces la banda ya se había disuelto.[119]​ En un estilo muy diferente al hard rock de los dos discos anteriores, Artaud sería una de las obras culminantes no sólo de la discografía de Spinetta sino del rock argentino. El sonido del álbum es primordialmente acústico e intimista, aunque también sobresalen sonidos de guitarra eléctrica, como el distintivo riff de "Cementerio Club" o el más "latino" de "Las Habladurías del Mundo". Se emparenta en este sentido con el que tendría nueve años después el álbum Kamikaze. Numerosas guitarras acústicas, piano, cencerros, un ascetismo marcado en los arreglos y un viraje abrupto respecto de su disco anterior. Las canciones son complejas y ya señalan una incorporación armónica del jazz en su música, que sería notable a partir de 1977, con el álbum A 18' del Sol y luego con la Banda Spinetta y Spinetta Jade.

    Silueta del LP original de Artaud, famoso por su forma irregular y rupturista.

    Una particularidad de Artaud es su original portada, que no es cuadrada, como era y sigue siendo usual en los discos, sino que fue diseñada por Spinetta para que tuviera una forma octogonal irregular de cuatro puntas, de fondo verde y con una mancha amarilla en su cuadrante inferior izquierdo. En el frente lleva una pequeña foto de Artaud viejo, en el ángulo superior derecho, mientras que en el contrafrente lleva una pequeña foto de Artaud similar, pero joven y en el ángulo superior izquierdo.

    El disco original tiene un sobre interno blanco, con las lista de temas y los créditos, así como una cita de Artaud escrita en mayúsculas, que dice:

    «¿Acaso no son el verde y el amarillo cada uno de los colores opuestos de la muerte. El verde para la resurrección y el amarillo para la descomposición, la decadencia?»
    Antonín Artaud (Carta a Jean Paulhan)
    París - 1937

    En la parte inferior del sobre, figura la dedicatoria:

    «Este L.P. se denomina "Artaud" porque está dedicado a Antonin Artaud, poeta francés (1896-1948)»

    La idea del diseño de la portada fue del propio Spinetta y el diseñador fue Juan Gatti, el artista responsable de la tapa de Pappo's Blues Volumen 2 y varias otras de los primeros años del rock argentino. Es considerada una obra maestra para toda una generación, y recordada como una de las joyas del diseño de portada de todos los tiempos.

    «En ese momento la hicimos con Luis Alberto y quedó como un delirio, porque realmente estábamos volados, pero no por las drogas, sino como en estado de permanente alucinación. Hicimos esa tapa que no entraba en ningún stand y las tiendas de discos nos querían matar porque no sabían cómo exhibirlo, la gente no lo podía guardar. Fue un objeto muy incómodo y movilizador para la época.»[121]

    Sus excompañeros de Almendra, seguían un camino similar (también interpretando un hard rock de inspiración psicodélica): Edelmiro Molinari fundó el trío Color Humano junto a Rinaldo Rafanelli en bajo y David Lebón en batería (este último abandonó la banda tras el primer disco para irse a tocar el bajo en Pescado Rabioso, siendo reemplazado por Oscar Moro), mientras que Rodolfo García y Emilio del Guercio integraban el grupo Aquelarre, cuya estética musical ya tendía a la fusión progresiva -aunque el particular sonido de la guitarra Gibson Les Paul distorsionada de Héctor Starc, especialmente en el homónimo primer disco, lo convierte en un claro referente de la escena "pesada" de la Argentina de principios de los 70-.

    A principios de la nueva década, y ya disueltos Los Gatos, Almendra y Manal, el grupo de rock que más repercusión tuvo fue Vox Dei. Oriundos de Quilmes, e integrado por Ricardo Soulé (voz, guitarra y violín), Willy Quiroga (bajo y voz), Rubén Basoalto (batería) y Juan Carlos 'Yodi' Godoy (guitarra y voz), con una mezcla de hard rock y melodías sutiles, esta banda amplió el espectro musical del movimiento y le sumó importantes audiencias en el área suburbana que circunda a la capital argentina. Después de grabar su debut para Mandioca, Caliente, que incluía su simple más popular, "Presente (El momento en que estás)", en marzo de 1971 editan La Biblia, un doble vinilo de corte conceptual basado libremente en las Sagradas Escrituras, el cual es una anomalía en todo sentido. Mientras todas las bandas jóvenes se preocupaban en lograr el estrellato y se obsesionaban por el sexo y las drogas, los Vox Dei posaban su mirada en las historias bíblicas, a las que intentaban imprimirle una óptica marcadamente humana, abandonando el ángulo ortodoxamente religioso. El resultado es que la banda nunca cae en los clichés del llamado "rock cristiano", sino que produjo una obra entre el hard rock y el folk rock con tintes de blues y psicodelia. Se grabó en un total de 150 horas de estudio, lo que era totalmente desacostumbrado para la época. La prensa lo amó desde el principio, llegando a sentenciar la revista Pelo: “La Biblia de Vox Dei es un hito fundamental en la música rock”. Las primeras presentaciones de este disco tuvieron lugar en el Teatro Alvear de Buenos Aires y en el Teatro Don Bosco de San Isidro, seguido por una gira nacional, con el guitarrista Nacho Smilari (ex La Barra de Chocolate) en reemplazo de Godoy, hecho éste que afectó al sonido más compacto que tenía el grupo previamente.[122]​Al terminar la gira, empiezan las sesiones del siguiente disco. A fines de 1971 se edita el simple con los temas «Donde Has Estado Todo Este Tiempo» y «Tan Sólo un Hombre» y tras esto Smilari se retira del grupo para formar su propio proyecto de rock pesado, el trío Cuero, con lo cual la Vox Dei pasa a ser un trío con la alineación conocida como "la formación clásica": Quiroga - Basoalto - Soulé.

    Por su parte, el trío La Cofradía de la Flor Solar, surgido de la comunidad alternativa homónima establecida hacia 1967 en la ciudad de La Plata e integrado originalmente por Kubero Díaz (guitarra y voz), Morci Requena (bajo y coros) y «Manija» Paz (batería), generó la obra musical más destacada de la estética psicodélica argentina. Después de un simple editado por RCA que pasó desapercibido, fueron recibidos por el sello Mandioca. La canción Juana integró el compilado Pidamos Peras A Mandioca, y terminaron grabando un solo álbum —para el sello Microfón, de Billy Bond— en el cual colaboraron, entre otros, dos jóvenes y versátiles guitarristas: Quique Gornatti y Skay Beilinson, este último futuro integrante de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Más tarde participaron en la banda músicos de notable trayectoria posterior, como el violinista Jorge Pinchevsky. Varios de sus miembros terminaron alternando entre La Cofradía y La Pesada. Tras la disolución de ambas bandas, en 1974, fueron varios los que se autoexiliaron, primero en Brasil y después en España. En este país, junto a Miguel Abuelo, se presentaban bajo el nombre combinado de "La Cofradía de la Nada".[123]

    En 1972, la formación de La Pesada se hizo estable, incluyendo a Kubero Díaz (ex - La Cofradía de la Flor Solar) y Claudio Gabis en guitarras, Alejandro Medina en bajo y voz, Jorge Pinchevsky en violín, Isa Portugheis y Jimmy Márquez en batería y Billy Bond en voces y producción. Con esos integrantes, la banda grabó tres volúmenes más, además de discos solistas de cada uno de ellos y varios con artistas que luego serían famosos. Entre ellos, acompañaron a Raúl Porchetto en Cristo Rock, su disco debut con el que abandonó el sonido acústico de sus primeras actuaciones y se volcó al sonido Hard Rock psicodélico, buscando generar una obra conceptual cristiana en la misma vena que La Biblia de Vox Dei, pero con letras en primera persona desde la voz de Jesucristo, y conteniendo una crítica mucho más directa y explícita a la jerarquía de la Iglesia Católica.

    Pero el disco más extraño y que más fue valorado con el paso del tiempo fue Buenos Aires Blus, el único álbum que se acreditó sólo a la banda (sin mencionar en la tapa a Billy Bond, pese a que fue ya no el frontman sino el productor artístico que le dio el sonido tan particular), con la participación de la cantante de jazz Donna Caroll y la orquesta de Oscar López Ruiz. El sonido, realmente avanzado para la época, incluía pasajes de un experimentalismo que fue reconocido mucho tiempo después. En una nota a Billy Bond del año 2011 en la revista Experimenta, se recuerda el disco en estos términos: "Rock y blues orquestal con bandoneón, bronces, guitarras distorsionadas, una jazz singer (Donna Caroll), pasajes instrumentales con sonoridades nuevas, improvisación cercana al free, jazzeros y rockeros entremezclados, gritos y estruendos, por momentos parece un ritual" (...) "Hay pequeñas piezas como “La Mufeta”, con Javier (Martínez) cantando un lánguido blues con el fondo de la calle, los canillitas, el bar, los mozos, etc, que se despegan de la lógica de producción de un disco de rock y blues".[124]

    Ese mismo año La Pesada dio su célebre recital en el Luna Park en el que el público destrozó el estadio arengados por el cantante Billy Bond ("Rompan todo..."). El incidente quedó en el imaginario colectivo como un símbolo de la rebeldía para el público roquero, y como un peligroso antecedente para las autoridades, que cada vez se mostraban más reacias a autorizar recitales masivos.

    Junto con el surgimiento del rock pesado, un sector de su público que generalmente eran de clase media baja, usaban pelo largo, vestían con chaquetas negras y a veces tenían cadenas en forma decorativa, fueron apodados como firestones debido a su aspecto, a un cartel publicitario de dicha compañía que había entonces en la Rotonda de Llavallol (frente a la cual existe desde 1932 una fábrica de la misma empresa -en la intersección de las rutas provinciales 4 y 205-) y a su afición por los automóviles y las motocicletas. Este tipo de público disgustaba de los hippies y seguía a bandas como Pappo's Blues, Billy Bond y La Pesada del Rock and Roll, Vox Dei y Orion's Beethoven. En la década de 1980 algunos de estos firestones se fanatizaron con el heavy metal, tomaron la estética asociada al mismo y así pasaron a estar entre los primeros metaleros argentinos (ya que dicha subcultura provenía de Reino Unido); mientras que otros que eran fanáticos de The Rolling Stones (o se habían vuelto fanáticos en esa nueva década) pasaron a formar parte de una nueva subcultura originada en Argentina en torno al fanatismo por esta banda británica y denominada stone o rolinga.[125][126][127][128][129][130][131][132][133][134][135][136][137][138]

    Rock acústico

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    En contrapartida a esta escena, crecía la escena de la música acústica, inspirada en las distintas formas de música folk que en EE. UU. y Europa eran adoptadas por la contracultura hippie. La aparición de Arco Iris en 1970 fue la primera señal de esta nueva tendencia. La banda, integrada en un principio por Gustavo Santaolalla (guitarra y voz), Ara Tokatlian (vientos), Guillermo Bordarampé (bajo), y Horacio Gianello (batería y percusión), ganó en enero de 1970 el "Festival Beat de la Canción Internacional" de Mar del Plata con el tema "Lo veo en tus ojos", que se transformó en un éxito. Pocos meses después editan una recopilación de sus sencillos bajo el título de Blues de Dana, y en mayo del mismo año editan su primer álbum oficial, Arco Iris, publicado por RCA Vik, un disco que, si bien no es enteramente acústico y contiene pasajes de alta experimentación psicodélica (como en Canción de cuna para el niño astronauta), llamaba la atención por su sonido caracterizado por la complejidad y la fusión con ritmos folklóricos, de la mano del talento del guitarrista y cantante Gustavo Santaolalla como compositor, y de Ara Tokatlian, aportando el sonido de la flauta o del saxofón, como así también cellos y diversos instrumentos de percusión inusuales en el rock argentino de entonces. La particularidad de Arco Iris no residía sólo en su propuesta musical sino también en su modo de vida mucho más conectado con la filosofía hippie que cualquier otra banda contemporánea en la Argentina. En ello fue fundamental la presencia de Danais Winnycka (Dana), una modelo ucraniana radicada en Buenos Aires, varios años mayor que los integrantes de la banda, quienes por entonces eran adolescentes viviendo en la localidad suburbana de El Palomar, en el Gran Buenos Aires. Fue ella quien introdujo a los miembros de Arco Iris en el ambiente místico, vegetariano y comunitario que caracterizó a la banda y de la cual fue reconocida como "guía espiritual".

    Bajo su influencia los músicos de Arco Iris y Dana pasaron a vivir en comunidad en un departamento ubicado en el barrio de Palermo de Buenos Aires, en la calle Honduras y Bulnes. La comunidad se regía por estrictas reglas espirituales y de vida cotidiana, que Dana establecía, como la prohibición de carne, alcohol, drogas, y especialmente el sexo. El hecho era respetado por los seguidores de la banda, pero también provocaba el desprecio de algunos sectores, incluso dentro del mundo del rock nacional, que cuestionaban el hecho de tener a una mujer como "Maestro", llamándolos "las amas de casa del rock".[139]​ Como también lo expresó Billy Bond: "A Arco Iris lo puteábamos, porque eran un desastre. Primero, porque andaban con una mina que les hizo la cabeza: no podían fumar ni coger, tenían que comer hierbas… Para nosotros eran unos pelotudos".[140]

    No obstante ello, entre 1970 y 1972, mientras Arco Iris va evolucionando musicalmente hasta volcarse definitivamente al rock progresivo, comienza a surgir una nueva camada de músicos jóvenes que siguen su camino en el formato acústico. Esta tendencia alcanza su punto máximo en noviembre de 1972, cuando se lanzó el primer álbum de Sui Generis, Vida, marcando el primer éxito comercial para el movimiento acústico. Sui Generis había nacido como un sexteto de rock elaborado, pero había adoptado el formato de dúo acústico, con Charly García y Nito Mestre, de un modo casi casual, para actuar en el Teatro de la Comedia de Mar del Plata, como teloneros de Pedro y Pablo.

    Pedro y Pablo (Miguel Cantilo y Jorge Durietz) fue el primer dúo acústico en tener un éxito masivo con la canción «La marcha de la bronca», tema incluido en su primer álbum, Yo vivo en una ciudad, de 1970. Este álbum fue sin duda el primero en abrir el camino de canción acústica en el rock argentino. Producido por Francis Smith, el dúo de guitarras era apoyado por una magnífica instrumentación de la Orquesta de Jorge Calandrelli. Por esa época el dúo se presentaba en el circuito de café concert y, tal como lo expresó Jorge Durietz, "ese primer disco casi no es rock", resaltando la influencia que tenía, sobre las composiciones de Cantilo, la chanson francesa de artistas como Georges Brassens, y de una pequeña escena de cantautores argentinos surgidos del Instituto Di Tella que seguían ese modelo, como Jorge Schussheim y Jorge de la Vega o Nacha Guevara.[141]​ Las canciones combinaban dulces melodías y armonías vocales que, en canciones como «Dónde Va La Gente Cuando Llueve» y «La Quimera Del Confort» llegaban a asemejarse a las canciones por entonces en boga de Simon and Garfunkel, a la vez que se despachaban con críticas mordaces y ácidas ironías contra las contradicciones que hallaban en la cultura predominante de las clases medias porteñas, y lo que llamaban, justamente, "La Quimera del Confort". Pero a partir de su éxito, el dúo comenzó una etapa de experimentación a través de la vida comunitaria en una pensión del barrio de Belgrano, en calle Conesa n.º 2563, donde convivían Cantilo y Durietz y recibían, todo el tiempo, la visita de amigos como Kubero Díaz, Roque Narvaja, Moris, Charly García, Rocambole y Pappo, quienes se reunían en el patio interno de la pensión a ensayar y zapar. Fue esta experiencia la que inspiraría, poco después, a varios de los integrantes de esa comunidad a intentar la creación de una comuna hippie rural en El Bolsón (hecho al que hace alusión la canción «El Bolsón de los Cerros», compuesta en esas sesiones). El resultado de esta experiencia comunitaria quedó plasmado, en el año 1972, en dos discos que fueron editados por el sello independiente Trova, que era manejado con gran sentido artístico por Alfredo Radoszynski. Se trata de dos álbumes muy emparentados en cuanto a su estilo, su temática y al personal que intervino y que marcaba el terreno para una fértil escena de rock acústico: Conesa, segundo álbum de Pedro y Pablo, y meses después Octubre (mes de cambios), debut de Roque Narvaja en solitario. Dos álbumes de cantautores "comprometidos" que adoptan el sonido de folk rock lisérgico con guitarras de cuerdas de acero acompañadas por instrumentos autóctonos y climas andinos (Roque Narvaja estrenaba charango y lo cruzaba con las quenas de Uña Ramos y los tambores de Domingo Cura y armonías vocales inspiradas en Crosby, Stills & Nash)[142]​. El disco de Narvaja era el de contenido político más explícito que el rock argentino había visto hasta ese momento, con letras dedicadas a Camilo Cienfuegos y el Che Guevara ("Camilo y Ernesto") y al dirigente del PRT Luis Pujals ("Balada para Luis"), pero fijando su posición en "Revolución, mi amor", de apoyo a las posturas de los sacerdotes tercermundistas que en ese momento tenía como su gran representante en la Argentina al Padre Carlos Mugica: "Revolución con Dios/ Sueño del trabajador”. Justamente Miguel Cantilo era quien había empezado a frecuentar el trabajo de Mugica en la Villa de Retiro, llevando a Roque Narvaja y a otros músicos de rock a colaborar.[143]​ Y Conesa se iniciaba, justamente, con una canción claramente inspirada en el sacerdote: "Padre Francisco", mientras que "Blues del Éxodo" y "El Bolsón de los Cerros", celebraban el abandono de las ciudades y el sueño de comunidades utópicas en el interior del país.

    Pero el éxito comercial de Vida terminó dejando en el olvido a esos antecedentes. Producidos por Pierre Bayona, Sui Generis había sido presentados a Billy Bond, quien consigue que Jorge Álvarez los haga grabar para el sello Microfón, con todos los músicos de La Pesada actuando como sesionistas en el estudio. El disco se grabó en dos días y llegó a vender 400.000 copias, una cifra nunca antes alcanzada por ningún disco de rock. En una nota del año 1973, la revista Pelo señala como particularidad que a los recitales de Sui Generis iban mujeres, algo que casi no sucedía en el rock nacional de esa época: la nota destaca la presencia de «muchachas que no son las habituales dentro de los recitales, habían concurrido en racimos de cuatro o cinco», convocadas por canciones en las «que se entremezclan el amor de verdad, la ternura como auténtico gesto de entrega». El éxito abrumador de «Canción para mi muerte» generó en ese momento una especie de malentendido temático y musical, que tendía a encasillar al dúo fuera del rock, dentro del género pop romántico. Nito Mestre reconocía esta situación en un reportaje de 1973:

    Muchas chicas que nos vienen a hacer reportajes para revistas de colegios se asombran de que nosotros tengamos ideas políticas y otras cosas; muchas creen que nosotros somos personajes románticos, sufridos lectores de poesías o empedernidos intelectuales. El público en general cuando escucha nuestro show se asombra de no encontrar lo que esperaba pero no se decepciona.
    Nito Mestre[144]

    Sui Generis fue uno de los primeros grupos de rock argentino cuyas canciones se tocaron en los fogones de los campamentos juveniles y en las reuniones de estudiantes.​ La banda transmitía un mensaje poético y sutil, con historias fácilmente comparables con cualquier vivencia cotidiana de los adolescentes, siendo así la primera banda de rock argentino de aceptación masiva. En un primer momento la crítica de rock, que le era adversa, lo atribuía al éxito radial de «Canción para mi muerte», que fue elegida por la revista Rolling Stone (edición argentina) y la cadena MTV, como la canción #11 entre las 100 canciones más destacadas del rock argentino. Se los veía como un simple grupo de moda con un solo hit, pero el éxito se mantuvo al año siguiente con el segundo disco, Confesiones de Invierno, un disco que incluye canciones de instrumentación más roquera, como el nuevo hit "Rasguña las piedras", y "Bienvenidos al tren", pero también conservó el atractivo de las baladas acústicas como "Aprendizaje" y "Un hada, un cisne".

    El masivo éxito de los dos primeros álbumes de Sui Generis abriría las puertas para toda una serie de bandas y solistas acústicos: León Gieco (quien en 1973 editaría su primer disco homónimo, grabado y producido en forma independiente por Gustavo Santaolalla, de Arco Iris), Raúl Porchetto, el trío Pacífico y otros dúos como Mesías (fundado por un exintegrante del sexteto original de Sui Generis, Juan Bellia, y cuyo único simple se editó merced a la ayuda de Charly García)[145]​, Pastoral y Vivencia. Este último proyecto ya tenía editado un disco conceptual muy elaborado, pero alcanzó su forma definitiva en 1973 cuando, seguramente por influjo del éxito de Sui Generis, se vuelca al formato folk acústico para editar su segundo álbum de estudio Mi cuarto, el más exitoso del dúo en toda su carrera. Sus temas: «Los juguetes y los niños» y especialmente «Mi cuarto» se convirtieron en clásicos del rock nacional argentino.

    La proliferación de estas bandas y su creciente popularidad, sumado al hecho de que a comienzos de la década se dio el auge del movimiento hippie en la Argentina, llevaron al "Acusticazo" de 1972 con León Gieco, Raúl Porchetto, Miguel y Eugenio, Carlos Daniel Fregtman, Miguel Krochik, Litto Nebbia, David Lebón y Gabriela.[146]​ Ahí se grabó el primer disco en vivo del rock argentino.[56]​ En los años siguientes, la mayoría de estos intérpretes terminaron alejándose del formato acústico. Pero fue en esta etapa cuando, por primera vez en su historia, el rock argentino comenzó a aparecer en el exterior, cuando Sui Generis y Pastoral ganaron popularidad en Iberoamérica y el segundo grupo hasta llegó a editar un EP en Japón.[147]

    Vivencia en 1975, dúo de folk de la década de 1970.

    Rock progresivo

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    Entrados en la década de los años 70, y siguiendo la creciente influencia de las bandas que triunfaban en Europa y Estados Unidos, también en Argentina comenzaron a aparecer intentos de acercarse al rock progresivo o sinfónico. Distintas bandas abandonaron el corto sencillo pop en favor de técnicas de instrumentación y de composición más frecuentemente asociadas con el jazz o la música clásica en un esfuerzo por dar a la música rock el mismo nivel de sofisticación musical y respeto de la crítica[148]​. En el caso de Argentina, como en otros países iberoamericanos, esta fusión también se extendía a los estilos musicales típicos de esta región, como el tango y distintos géneros folklóricos.

    Ya a principios de los años 70 la banda Contraluz había combinado el rock con matices progresivos y folk. Este sería uno de los grupos más influyentes en los años previos al surgimiento del rock progresivo y sinfónico.[149]​ El grupo participó de la primera edición del festival B.A.Rock el miércoles 11 de noviembre de 1970 y de la segunda del mismo en noviembre de 1971[150]​, obteniendo gran éxito en la respuesta del público, aunque recibiendo críticas por el excesivo parecido entre su sonido y el de la banda inglesa Jethro Tull. La banda no negaba esa influencia primordial; ellos también basaban gran parte de su sonido en la flauta traversa (interpretada por Alejandro Barzi), e incluso interpretaban un cover de ellos, de la canción Bourée. Su único disco, Americanos, se editó en 1973 por Music Hall con la producción de Billy Bond, y tuvo una repercusión moderada[151]​.

    Por la misma época, en Villa del Parque, surgió Materia Gris, banda liderada por Julio Presas, que tuvo la rareza de centrar su obra no en long plays, sino directamente en óperas rock que estrenaban en teatros. Oh perra vida de Beto, estrenada en teatro en 1972 fue luego editada en long play con la presencia de Litto Nebbia y Bernardo Baraj como músicos invitados. Poco después estrenaron Pandemonium en teatros de Capital y Gran Buenos Aires, pero ésta no llegó a ser editada en disco[151]​. Otra ópera rock que no llegó a ser editada en disco fue Indio, compuesta en la ciudad de Santa Fe. por Horacio Bidarra y Miguel Bertolino, ex tecladistas de la banda beat Alma Pura, quienes la presentaron el 21 de septiembre de 1973 en el Teatro Municipal de Santa Fe con su nueva banda Virgem. Tenía casi dos horas de duración[152]​ y su temática era la destrucción de las culturas nativas americanas tras la llegada del hombre blanco. Tras la muerte de Bertolino en un accidente de tránsito en 1975, Bidarra rearmó la banda en 1976 y en 1978 estrenó una nueva ópera rock: El principio de lo infinito, que tampoco llegó a editarse[153]​.

    En el mismo año 1971 apareció Orion's Beethoven que en 1973 editó en Phonogram su placa debut Superángel. Se trata de un álbum integrado, esencialmente, por dos grandes suites -compuestas ellas de temas interconectados por secuencias instrumentales- que lideran sendos lados del vinilo y son acompañadas de dos canciones más. La primera de ellas le da título al álbum, y consiste internamente de tres movimientos: “El Camino De Los Superhombres”, “Soy El Sol” y “Nirmanakaya”. Acompaña a esta suite “Retrato De Alguien”, un rock'n'roll muy en la vena de la época, que cierra el lado A. El lado B lo abre “Hijo Del Relámpago (Fuego)”, doce minutos de vadeante improvisación, climáticos crescendos y una atmósfera bastante lograda, para luego cerrar el álbum con algunos fragmentos de la “Sinfonía Nº 8 En Si Menor” de Franz Schubert arreglados al rock. Su segundo álbum ''Tercer milenio'' ya fue más convencional y para 1981 la banda lograría su momento de fama -abandonado ya el sonido progresivo, cerca del formato de hard rock de los 80 y con el nombre abreviado a Orion's- con su único éxito "Toda la noche hasta que salga el sol".

    En 1972 nace Ave Rock, una banda que, si bien enraizada en el blues y el hard rock, lograba sus mejores momentos cuando se alejaban de esos estilos y se adentraban en formatos progresivos deudores de Yes. Con el impresionante trabajo de guitarra de Luis Borda (un adolescente en ese momento), y sus contrapuntos con los teclados de Osvaldo Caló (quien más tarde integraría la banda de Astor Piazzolla), se adelantaron a Espíritu y Crucis en la creación de un rock progresivo de influencia europea, aunque nunca llegaron a tener la popularidad de estas bandas. Ese mismo año, Arco Iris abandona su tradicional sonido acústico y, a partir de las placas Tiempo de Resurrección y sobre todo Sudamérica o el Regreso a la Aurora (ambos de 1972), adoptan un sonido que combinaba el progresivo y el jazz rock con el folklore local.

    Cuero fue una banda efímera de música experimental cuyo primer LP, Tiempo después (1973), aborda el estilo de rock y blues de los años 70 con marcadas influencias de grupos británicos como Black Sabbath o los primeros discos de Deep Purple. Estaba integrada por Ignacio Smilari (ex - La Barra de Chocolate, Piel de Pueblo y Vox Dei) en guitarra, Enrique Masllorens (ex - La Joven Guardia) en bajo y Carlos Calabró en batería. El primer disco fue bien recibido tanto en Argentina como en países latinoamericanos como Perú, Venezuela, Brasil y México. No obstante ello, luego de este álbum el grupo se separa, cuando tanto Masllorens como Calabró deciden radicarse en los Estados Unidos.[154][155]​Ante las buenas ventas y críticas, la discográfica vuelve a llamar a Nacho Smilari para editar una segunda placa con el nombre de la banda.[156][157]

    Smilari, tras intentar fallidamente reclutar a sus anteriores compañeros para el segundo trabajo, convoca entre otros a Osvaldo López en batería —ex Los In- y a Bernardo Baraj en saxos —ex Alma y Vida—.[158]​, además de otros múltiples saxofonistas y percusionistas, buscando la influencia de los ritmos afro y larguísimos pasajes instrumentales. Por ese entonces, Smilari vivía una etapa de fascinación por el costado más experimental de la obra de Santana. [159]​Así, este segundo LP, Crecimiento (1974), marcaría un giro en el estilo comparado con el primer disco, ya que se enfocaría más en el jazz-rock latino. Este cambio de estilo no convenció a sus antiguos seguidores y poco después de su edición la banda terminó disolviéndose sin siquiera presentarlo en vivo.

    Por la misma época, otros dos exintegrantes de La Joven Guardia, Hiacho Lezica y Félix Pando, dan vida a un proyecto que no llegaría siquiera a debutar en vivo. Gorrión quedó como una banda fantasma que encaró un proyecto ambicioso: grabar una versión adaptada al rock de La Misa Criolla, la obra folklórica conceptual de Ariel Ramírez. El mismo compositor dio su aprobación para el proyecto y supervisó las grabaciones en las que, además, participó el Chango Farías Gómez. El disco se editó de manera independiente y con una portada cuando menos provocadora, con un dibujo que remitía a la contraversial obra de León Ferrari "La Civilización occidental y cristiana", que mostraba una imagen de Jesucristo crucificado sobre un avión de guerra estadounidense, de los que en ese momento eran utilizados en la guerra contra Vietnam. El álbum no tuvo gran repercusión al momento de ser publicado recibiendo, como todas las grabaciones relacionadas con La Joven Guardia, una dura crítica de parte de la revista Pelo, que cerraba diciendo: "Síntesis: ni rock, ni folklore".[160]​Nunca fue presentado en vivo y la banda se disolvió.

    La banda Espíritu formada en 1973 fue un grupo que marcó el apogeo del rock sinfónico en la Argentina. Recomendados por David Lebón (quien se incorporó brevemente al grupo como tecladista, pero acabaría abandonándolo para formar Polifemo) se convirtieron en protegidos de Jorge Álvarez, quien ansiaba producir una banda de rock progresivo en el país. Álvarez les produce, para el sello Microfón, su primer simple: “Hoy Siempre Hoy” y “Soy la Noche”, que empieza a sonar bastante en las radios.[161]​ Su primer álbum Crisálida, fue pensado como una obra conceptual completa de 50 minutos de duración, por lo que no aparecen silencios entre los cambios de una canción a otra, es citado como su mejor trabajo y se le atribuyen influencias de Yes, Genesis y del progresivo italiano, especialmente de bandas como Premiata Formeria Marconi, Celeste, Biglietto per L'Inferno, y Semiramis.[162]​ Las presentaciones en vivo también estaban concebidas como una performance teatral, con escenografías y vestuarios especiales para cada show.

    Cuando Espíritu se rebeló contra las directrices que pretendía imponerles Jorge Álvarez, éste intentó reactivar su proyecto contratando a Crucis, banda formada en agosto de 1974 por Gustavo Montesano (guitarra y voz), José Luis Fernández (bajo), Daniel Frenkel (batería) y Daniel Oil (teclados). Cuando Fernández dejó la banda para unirse a La Máquina de Hacer Pájaros, Montesano pasó al bajo. Luego se les unirían Pino Marrone y Aníbal Kerpel. Su música, de una gran técnica y calidad musical única, atrajo seguidores en la escena underground, para luego comenzar a tocar en lugares más grandes. Hacia 1975 su música comenzó a tener más éxito, al punto de que el mismo Charly García fue a ver uno de sus conciertos para "comprobar su perfomance", ofreciéndose a producir su primer álbum, homónimo.[163]​ En cuanto al segundo disco, Los Delirios del Mariscal, grabado y editado en 1977, lo mezclaron en Nueva York. Con este material realizaron giras por Estados Unidos, dejando impresionado al público que iba a verlos y escucharlos. Poco después de haber lanzado este disco y de regreso a la Argentina, se conoce la imprevista noticia que se separan por conflictos personales entre ellos.[164]

    En 1974 hace su debut la banda Madre Atómica, que tomaba su nombre de un álbum de Pink Floyd. Formado en 1973, este trío constituía el boom del circuito underground: Lito Epumer en guitarra, Mono Fontana en la batería y Rubén Darío Alcaraz en el bajo ―luego reemplazado por el adolescente de 15 años Pedro Aznar―, conformaban uno de los grupos más virtuosos del medio. Pedro Aznar tocaba el bajo sin trastes con claras influencias de Jaco Pastorius y toda la banda tendía hacia la fusión con el jazz, manifestando la influencia del sonido de bandas como Weather Report y Return To Forever. En 1975 Quique Sinessi sustituyó a Epumer, pero diferencias internas disolvieron la banda.

    Por esa misma época Sui Generis inició una transición de un rock acústico a un sonido más eléctrico y visceral con su tercer álbum, Pequeñas anécdotas sobre las instituciones. La banda había dejado de ser un dúo y pasaba a ser un cuarteto, con la incorporación de Rinaldo Rafanelli en bajo y guitarras y Juan Rodríguez en batería. El disco sorprendió a la crítica y a los fans, con un estilo de rock sinfónico, incluyendo instrumentos electrónicos novedosos para la época y una marcada temática de crítica política. Este nuevo rasgo surge de las conversaciones que por ese momento tenía Charly García con el intelectual izquierdista David Viñas y que lo llevaron, por un breve espacio de tiempo, a militar en el Partido Comunista Revolucionario, de tendencia maoísta.[165]​ Con el tiempo, García se apartó de la militancia y llegó a burlarse de aquella época, pero de este período quedó un disco con letras explícitas y una visión totalmente ácida sobre las «instituciones» básicas de la sociedad: la familia, el Estado, las Fuerzas Armadas, al tiempo que denunciaba la represión policial, la censura, los asesinatos políticos. Musicalmente, el álbum mostraba un cambio estilístico de fondo, más complejo, conceptual y orientado al rock sinfónico. “Tema de Natalio” es un instrumental que bien refleja este cambio o “El Show de los Muertos”, en el que cuatro de los ocho minutos que dura la canción están ocupados por distorsiones con teclados. Suena extraño escuchar estos sonidos adaptados a un grupo que, hasta ese momento, se había identificado por un sonido casi opuesto. Contaba además con los coros de María Rosa Yorio, pareja de Charly García por la época, y aportes de numerosos músicos invitados. El disco fue muy elogiado aunque no vendió como se esperaba. Al público y a los productores, le costaba entender la evolución musical de Charly y les exigía volver al estilo acústico y sencillo de los dos primeros álbumes. Por otra parte tanto García como Mestre y el resto de la banda, habían comenzado a consumir ácido lisérgico. Charly decidió entonces realizar un nuevo álbum conceptual alrededor de la psicodelia y pensó en un nombre: Ha sido. La banda llegó a grabar todo el álbum, pero los managers y productores se negaron a editarlo, presionando para que el grupo volviera a las baladas iniciales que tenían asegurado el éxito comercial. Finalmente tuvieron que resignarse a lanzar un EP, con uno solo de los temas del álbum nuevo («Alto en la torre») y tres temas de los álbumes anteriores.[166]​ El contenido completo y las grabaciones del frustrado álbum Ha sido nunca han sido dados a conocer públicamente. Se sabe que al menos lo integraban «Entra eléctrico», «Nena (Eiti Leda)», «Bubulina», «Fabricante de mentiras» y probablemente también, «La fuga del paralítico», un instrumental de Rinaldo Rafanelli. El propio Rafanelli dijo al respecto:

    Jamás llegué a entender por qué Ha sido no se editó; porque lo grabamos y todo. Era una cosa muy loca, con letras de Charly que hablaban de los gusanos de la mente de la gente. Eso sí: no era Sui Generis tal cual se lo conoció.
    Rinaldo Rafanelli.[167]

    Después de eso, García y Mestre intentaron darle un nuevo impulso al folk rock acústico con el proyecto PorSuiGieco, una especie de superbanda con otros dos cantantes acústicos, Raúl Porchetto y León Gieco, además de la mencionada María Rosa Yorio. Pero incluso en este proyecto terminaron filtrándose elementos eléctricos en sus canciones más destacadas, como "Quiero ver, quiero ser, quiero entrar" y "El Fantasma de Canterville".

    En Rosario, en 1973, nace Pablo El Enterrador, una banda progresiva que contaba con la presencia de Lalo De los Santos y Rubén Goldín, dos músicos que luego alcanzarían notoriedad al margen del rock, con la llamada Trova Rosarina. El 11 de enero de 1974 tocan en la sala Evita como soporte de Raúl Porchetto, que presentaba su ópera rock Cristo Rock, obra grabada junto a los músicos de La Pesada, y que puede ser considerada otra de las obras fundacionales del rock progresivo en Argentina. En esa actuación, Porchetto se deslumbra con Goldín y De Los Santos invitándolos a formar una nueva banda en Capital. El resultado es Reino de Munt, otra banda de rock progresivo, que contaría, además con el tecladista Alejandro Lerner en sus filas.[147]​ Tras unos pocos meses, y sin llegar a debutar con la banda, los rosarinos deciden volver a su ciudad natal, siendo reemplazados por el guitarrista Gustavo Bazterrica y el bajista Frank Ojstersek, respectivamente. En Rosario, Rubén Goldín forma otra banda progresiva, Exordio de Bruja, mientras que De los Santos vuelve a integrar Pablo El Enterrador, que grabaría un único disco homónimo en RCA en 1983. Por esa época, en la Provincia de Santa Fe existió toda una escena de rock progresivo, tanto en Rosario (con bandas como Irreal y Síntesis), como en la capital provincial con Virgem y Agnus, una banda que fusionaba climas folklóricos con pasajes medievales y coros femeninos.

    El rock progresivo argentino alcanzaría su pico de popularidad en 1975. En ese año, Sui Generis pone fin a su carrera, dando dos conciertos conocidos como Adiós Sui Generis en el Luna Park el 5 de septiembre de 1975. En un principio las once mil localidades se habían agotado en dos semanas, por lo que se agregó una función, según Mestre fue el primer concierto multitudinario de rock en Argentina.[168][169]​ Se grabó una película a color con el mismo nombre sobre aquellos conciertos, en donde se pudo escuchar por primera vez canciones como "Bubulina", "Nena" (que luego integraría el primer disco de Serú Girán con el nombre cambiado a "Eiti Leda") y "El blues del levante". La película, estrenada ya durante la dictadura instalada en 1976, fue prohibida para menores de 18 años.[170]​Se sugiere que los conciertos de despedida de Sui Generis fueron el punto final de la tendencia hacia el formato acústico predominante en la escena, el rock acústico se fue disolviendo y las bandas se separarían o cambiarían su sonido. Las que continuaron en ese estilo, como Pastoral y el nuevo proyecto de Nito Mestre, Los Desconocidos de Siempre, conservaron algo de popularidad pero, salvo algún éxito masivo durante la dictadura, como "Sólo le pido a Dios" de León Gieco, se fueron alejando cada vez más del centro de la escena del rock nacional.[171]Raúl Porchetto, quien ya se había acercado al rock progresivo con su conceptual Cristo Rock y posteriormente con su banda Reino de Munt, se alejaría definitvamente del formato acústico y rozaría la new wave en discos como Metegol (1980) y Televisión (1981), con la participación de los futuros G.I.T. Pablo Guyot, Willy Iturri y Alfredo Toth.

    El mismo año 1975 nace en Villa Adelina Músicos Independientes Asociados (MIA) como una cooperativa independiente para impulsar la aparición de nuevos músicos. Era impulsada básicamente por el matrimonio del docente musical Rubens "Donvi" Vitale y la antropóloga, arqueóloga, profesora, escritora y gestora Esther Soto. La idea era crear una forma de productora independiente y no comercial para sus hijos Liliana Vitale y Lito Vitale (por entonces un joven pianista de apenas 12 años). A estos se fueron sumando alumnos de Donvi Vitale, pasando por el proyecto alrededor de cincuenta músicos[172]​ tales como Alberto Muñoz, Verónica Condomí y Juan del Barrio, así como también sonidistas, iluminadores, diseñadores gráficos, etc.[172]​ Así, la cooperativa llegó a tener alrededor de 60 personas[173]​ que producían sus propios recitales y grabaciones fuera del circuito comercial, convirtiéndolos en precursores del rock independiente en Argentina. Muchos de los músicos participantes lograron editar sus propias placas solistas en la pequeña discográfica, en distintos géneros musicales, que iban desde la proyección folklórica al jazz-fusión. Además, bajo la denominación de MIA se presentaban como banda y lanzaron cuatro discos directamente enraizados en el rock progresivo de influencia británica, empezando con Transparencias, en 1976. Su segundo disco, Mágicos juegos del tiempo, centraba su argumento en la vida de un personaje imaginario llamado Juliana Gabina, desde niña hasta su adolescencia.[173]

    La banda El Reloj, que había nacido con una propuesta más cercana al blues y al hard rock a principios de los ‘70, con una fuerte y notable influencia de Deep Purple, viraría hacia un estilo de progresivo barroco, con tintes sinfónicos y mucha distorsión en su placa homónima de 1975.

    César "Banana" Pueyrredón, nombre con el que es conocido César Honorio Pueyrredon (n. 7 de julio de 1952 en Buenos Aires) había formado la banda Banana en 1969, junto a su hermano Daniel Pueyrredón y su primo Alejandro Giordano y con temas como "Conociéndote" y "Toda una Noche" definieron con su impronta el rock melódico y romántico en la Argentina, obteniendo un éxito comercial que excedía al ambiente del rock nacional y los acercaba al circuito de la música melódica. Sin embargo en 1975, influido por la escucha de la banda holandesa Focus, decide adoptar un sonido más roquero y elaborado, reemplazando a los otros dos miembros por músicos con trayectoria en el rock, como eran Pablo Guyot y Willy Iturri, que venían de tocar en Reino de Munt. Con esta nueva formación, continúan tocando sus hits en vivo, pero dándole un sonido más potente e incorporando en sus shows el cover de Smoke On The Water de Deep Purple. Finalmente, a partir de 1979, y pese al alejamiento de Guyot e Iturri, una nueva formación de Banana incorpora este cambio estilístico a sus grabaciones, editando el disco "Aún es tiempo de soñar", de clara impronta progresiva sinfónica. Este sonido tuvo cierta continuidad en dos discos posteriores: Licuado (1980), y De Entrecasa (1983), aunque en estos se combinaban las canciones progresivas con baladas románticas como las que le habían dado éxito a la banda. En 1984 el grupo se separaría y Pueyrredón daría inicio a una exitosa carrera como solista dentro de la canción pop y la balada romántica[174]​.

    En 1976 surgió la banda sinfónica Alas, cuando el trompetista, tecladista y cantante Gustavo Moretto se alejó de Alma y Vida y convocó a Carlos Riganti (exbaterista de la banda Materia Gris), y a Álex Zuker (bajista y guitarrista de Pedro y Pablo). En su efímera existencia (entre 1975 y 1978) se caracterizó por un estilo que fusionaba rock con influencias del tango, folklore argentino y jazz. Después de un auspicioso debut en el teatro IFT (de Buenos Aires), a mediados de 1976 apareció su álbum debut, Alas, que contenía solo dos extensas composiciones, «Buenos Aires solo es piedra» y «La Muerte contó el dinero», divididas en seis y siete subtemas respectivamente. En el primero predominaba un sonido tanguero, mientras que el segundo estaba basado en un ritmo de vidala, aunque siempre guiado por los sintetizadores y un sonido que recibió comparaciones con el de Emerson, Lake & Palmer, aunque con más influencias jazzeras. Tras el verano de 1977, Álex Zucker se radicó en Estados Unidos. Su lugar en Alas fue ocupado por un muy joven Pedro Aznar (de 17 años), que venía de tocar en Madre Atómica. Con esta nueva formación, más el aporte de Daniel Binelli y Néstor Marconi en bandoneón, Alas realizó una nueva serie de presentaciones, pero volvió a ser trío para la grabación de un segundo álbum, bautizado como Pinta tu aldea, que se grabó en 1977, pero recién sería editado en 1983, cuando la banda ya no existía. El segundo disco muestra un esfuerzo por alejarse del sonido de Emerson, Lake & Palmer y profundizar la influencia del tango.

    Esta misma fusión con los sonidos rioplatenses fue llevada aun más lejos por Saloma, banda liderada por Alejandro Del Prado que generaba ambientes musicales de claro corte progresivo, pero incorporando en grandes dosis sonidos de música tradicional rioplatense; principalmente del candombe, pero también de tango y milonga con el bandoneón de Daniel Binelli. En 1977 editaron su único longplay, Canciones de Buenos Aires, que tiene la rareza de musicalizar textos de poetas como Raúl González Tuñón, Osvaldo Ardizzone y Jorge Boccanera.

    Luego de disolverse Sui Generis, Charly García formó La Máquina de Hacer Pájaros, otro exponente de rock progresivo, introduciendo la novedad de dos tecladistas simultáneos en escena (García y Carlos Cutaia), además de Oscar Moro (ex Los Gatos y Color Humano) en batería, Gustavo Bazterrica (ex Reino de Munt) en guitarra, y José Luis Fernández (ex Crucis) en bajo. Esta banda, como dijo García, pretendía ser “el Yes del subdesarrollo”. Los críticos le reconocen fuertes influencias de Genesis, Yes, Camel, Focus y Steely Dan. También Invisible, el trío formado por Luis Alberto Spinetta tras la disolución de Pescado Rabioso, puede ser catalogado como progresivo, especialmente desde su segundo disco, Durazno Sangrando, una obra conceptual inspirada en nociones tomadas por Spinetta de la obra del filósofo y psicólogo suizo Carl Jung basada en el tradicional libro chino El secreto de la flor de oro.

    En esa época se formaron otros grupos sinfónicos y progresivos como Bubú, Anacrusa (más enraizado en la proyección folklórica, pero con instrumentación e influencias del rock progresivo), Canturbe, Rayuela, Redd de Tucumán o Trigémino, de Quilmes. Arco Iris continuó expandiendo su folk/rock jazzero-progresivo, primero en la Argentina y después en Estados Unidos, donde la banda se radicó en septiembre de 1977. Después de esta partida, uno de los exintegrantes que se quedó en Argentina, Horacio Gianello, fundó Avatar, una curiosa formación con dos baterías que continuó el legado del rock fusión progresivo hasta 1983. Gianello, que no participaba de la formación, actuaba como director musical y asesor, mientras que el líder y compositor de casi todos los temas era Carlos Piraña Piégari, un ex Sui Generis. Otro de los ejemplos más tardíos de acercamiento al rock progresivo se dio en 1981 con Sobre miedos, creencias y supersticiones, el debut solista de Lito Vitale. Este álbum denota una inspiración de las bandas progresivas y sinfónicas de la época, como Yes, Emerson, Lake & Palmer, Genesis, y una mezcla con la música nativa.

    Impacto de la última dictadura cívico-militar (1976-1983)

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    El 24 de marzo de 1976, el gobierno democrático de María Estela Martínez de Perón fue derrocado por un golpe de Estado cívico-militar que se autodenominó Proceso de Reorganización Nacional, abriendo uno de los períodos más oscuros de la historia argentina, marcado por la represión, censura y la masiva desaparición forzada de personas. El rock argentino, al igual que la sociedad en su totalidad, sufrió el período de mayor censura de su historia. El rock era percibido como de carácter subversivo por los militares, y en un discurso de 1976 el almirante Emilio Massera, denunció a sus músicos y fanáticos como potenciales subversivos. Paradójicamente, esta antinomia no pasó de ser un enfrentamiento meramente retórico. Durante la dictadura hubo miles de desaparecidos, de todas las profesiones y orígenes sociales, pero no hubo ni un solo músico de rock que integre esa lista. Tampoco ninguno sufrió prisión. En términos del periodista Mariano Dal Mazo: "lo que se oficializa en la dictadura es el exterminio de la guerrilla, y en ese plan sistemático el rock no fue perseguido porque no era un peligro”.[175]​O, como también lo expresó el músico Iván Noble: "No hay ningún desaparecido del rock. No hay un Víctor Jara en la Argentina, un tipo al que le martillaron los dedos en Chile. En la música popular hubo tipos que tuvieron que exiliarse por supuesto, pero después volvieron y siguieron cantando".[176]​ Entre los músicos de rock que se exiliaron se encuentran Moris, Litto Nebbia, Crucis, Edelmiro Molinari, Gabriela, Gustavo Santaolalla, Arco Iris, Miguel Cantilo y Roque Narvaja, e inclusive el productor Jorge Álvarez. Todos ellos lo hicieron por voluntad propia temiendo por sus vidas, pero muchos de ellos retornaron antes del regreso de la democracia. También regresaron, incluso, algunos que se habían ido antes del golpe de Estado (como Miguel Abuelo y Aquelarre). Los músicos que quedaron en la Argentina, en general, no sufrieron molestias adicionales a las de la generalidad de la población durante aquella difícil etapa marcada por el terrorismo de Estado. Y si bien la movida nocturna y el ambiente cultural se tornó difícil, con permanentes patrullajes policiales y militares en las calles, espacios distintivos del underground, con signos tan diversos como "Jazz y Pop" y el Café Einstein, nacieron en este período y se erigieron en refugios para músicos y artistas. Incluso es en 1978 cuando se inaugura el Estadio de Obras Sanitarias, que pronto pasaría a ser denominado "El Templo del Rock Nacional".

    El principal daño ocasionado por el Proceso al rock nacional se relaciona con la censura impuesta por el régimen y la autocensura a la que se vieron arrastrados sellos discográficos y medios de prensa. El intercambio informativo con el exterior dejó de fluir y, en una época en que el rock a nivel mundial sufrió sus mayores cambios, en la Argentina quedó detenido. El punk, el post punk, la new wave y las principales tendencias internacionales no llegarían a plasmar en la Argentina sino hasta después de la apertura originada por la Guerra de Malvinas. En pleno apogeo mundial del punk, las bandas que se disputaban todo el público en Buenos Aires eran Serú Girán y Spinetta Jade, ambas procedentes del rock progresivo con apertura hacia el jazz rock.

    Jazz rock

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    "Este género que hizo su ingreso triunfal durante la dictadura militar nunca existió en ninguna otra ciudad excepto en Buenos Aires. Quizás fue algo orquestado o el fruto de mezclar lo poco que nos llegaba del resto del mundo".

    Con estas palabras inicia el DJ y periodista Bobby Flores su artículo titulado "¿Es el jazz rock un invento argentino?"[177]​. Señala, con precisión, que en los primeros años del Proceso, junto con la merma en las ediciones nacionales de discos de rock internacional, las disquerías porteñas, comenzaron a separar, en sus bateas, sectores con música catalogada como "Jazz - Rock", algo que nunca se vio en otras ciudades. "Siempre sospeché que el jazz rock era un invento argentino. Lo comprobé en Río de Janeiro, en París, en Londres, en Lima, en New York, en Bogotá y en Los Ángeles. En ninguna disquería de esas grandes ciudades encontré alguna batea que dijera Jazz-Rock."[177]​ Resulta llamativo que, ya en épocas de internet, no es común encontrar fuentes en idioma inglés que traten como género al "jazz-rock", sino que más bien lo engloban en otras tendencias como "jazz-fusión".

    De cualquier modo, se ha definido al Jazz-Rock como un término paraguas que engloba distintas manifestaciones musicales que tienen en común "la fusión de instrumentos y elementos sonoros propios del jazz y la experimentación con los ritmos e instrumentos eléctricos del rock".[178]​ Dentro de este género se engloban los primeros experimentos llevados a cabo en los años '60 por músicos de jazz como Miles Davis, John MacLaughlin y Herbie Hancock para incorporar sonidos del rock, y más por el lado del rock a grupos como Soft Machine, Grateful Dead y Frank Zappa, quienes incorporaron a sus jams roqueras ritmos y sonidos del jazz tradicional. También se suele prodigar este mote a bandas de rock menos experimentales que incorporaron sonidos e instrumentación del jazz dentro de canciones de estructura pop más convencional (como Chicago, Blood, Sweat & Tears o Steely Dan, esta última de enorme influencia en el rock argentino, entre otras cosas porque varios de sus discos eran los que sonaban antes de los recitales de Serú Girán y Spinetta Jade. Se dice que los sonidistas ponían sus discos para calibrar el PA antes de los conciertos). Ya en los 70, en pleno auge del rock progresivo, se usó esta etiqueta para músicos de jazz que, con instrumentación eléctrica, trataban de adaptar el sonido del jazz al formato de álbumes conceptuales, divididos en canciones y suites, propio del rock progresivo. En esta categoría es donde brillan Weather Report, Return to Forever, y la Mahavishnu Orchestra.

    En la Argentina, donde existía una escena de jazz muy desarrollada, las fusiones con el rock siempre existieron. En la acepción más convencional del concepto, como es el de incorporar vientos y modismos jazzeros a canciones pop, Alma y Vida resulta la banda pionera y la primera en imponer la fusión a nivel comercial, especialmente a partir de su segundo disco, Volumen 2, de 1973, que incluía éxitos radiales como «Hoy te queremos cantar», «Don quijote de barba y gabán» y «Para mí no hay jaula». Pero también el desarrollo del rock progresivo llevó a múltiples y variadas fusiones. Justamente el trompetista, pianista y compositor de Alma y Vida, Gustavo Moretto, es quien abandona la banda para formar Alas, banda progresiva de gran influencia jazzera especialmente a través del sonido del bajo de Pedro Aznar. Éste provenía de Madre Atómica, otra banda de clara impronta jazzística. También había marcas de jazz en el sonido de otras bandas progresivas como MIA o los últimos Arco Iris.

    En 1973, uno de los considerados padres fundadores del rock argentino, Litto Nebbia, había dado un paso fundamental en esa fusión, al grabar el álbum Muerte en la Catedral, acompañado por dos músicos de enorme prestigio en la escena del jazz porteño: Jorge "Negro" González en bajo y Néstor Astarita en batería, conformando lo que se llamó el "Litto Nebbia Trío", experiencia que duró hasta 1978 y que dejó como resultado la mejor sucesión de álbumes en la extensa carrera de Nebbia. Al histórico Muerte en la Catedral le siguió Melopea (1974, en el que suma también al guitarrista Rodolfo Alchourron y al bandoneonista Rodolfo Mederos, ambos procedentes del ensamble Sanata y Clarificación, agrupación pionera en la fusión entre jazz y tango), Fuera del cielo (1975), Bazar de los milagros (1976) y El vendedor de promesas (1977), todos discos de innegable tinte jazzístico sin dejar de lado el tono de canción psicodélica.

    El siguiente músico del núcleo fundacional del rock argentino que se suma a la confluencia con el jazz es Luis Alberto Spinetta. En El Jardín de los Presentes (1976), el tercer y último disco de su banda Invisible, el original power trío de hard rock progresivo se convertiría en un cuarteto, con la inclusión de Tommy Gubitsch, un joven guitarrista que tendría un paso efímero por el rock argentino, ya que tras la disolución de Invisible se radicó definitivamente en Francia donde desarrolló una extensa carrera como compositor, arreglista y director de orquesta. Se trata de un álbum orientado más hacia la canción y con matices de jazz y música autóctona (con la presencia de un bandoneón en las canciones Los Libros de la Buena Memoria y Las Golondrinas de Plaza de Mayo, mientras que Gustavo Moretto ejecutaba en esta última canción y en Ruido de magia el sintetizador polifónico ARP String Ensemble).

    Tras el fin de Invisible, todos sus exintegrantes comienzan a intentar un acercamiento al jazz rock. Pomo y Machi crean Sr. Zutano, una banda con la intención de servir de expresión para las canciones que venía componiendo el baterista Pomo. A poco de iniciar su andadura, Machi Rufino se va para unirse a otro proyecto de similares características: en 1977 habían regresado al país los músicos de Aquelarre, que se hallaban viviendo en España desde 1975. Vinieron a dar su concierto de despedida (en el Luna Park) y, a continuación Héctor Starc y Rodolfo García convocaron a Machi para formar un trío de jazz rock experimental: Tantor, que editó su disco debut a principio de 1979, con Lito Vitale y Leo Sujatovich como tecladistas invitados. En ese momento, Pomo reforma Sr. Zutano incorporando al guitarrista Lito Epumer (de Madre Atómica), el bajista y cantante Frank Ojstersek, (ex Reino de Munt), y el tecladista Juan Del Barrio (del grupo M.I.A.). Sr. Zutano recibió gran apoyo de la prensa por los músicos involucrados, pero sólo tocaron en vivo unas pocas veces y luego se disolvieron sin llegar a editar ningún material.

    En cuanto a Spinetta, ni bien terminó su etapa de Invisible, se volcó de lleno al sonido entonces conocido como jazz rock con el álbum A 18' del sol, un disco al que años después, el propio Spinetta caracterizó como "la mejor grabación que hice en mi vida"[179]​. La atmósfera del disco, algo alejada del rock, es delicada y suave, priorizando el mood antes que la melodía en buena parte del disco. Años después, en una entrevista con Pipo Lernoud, Spinetta recordaría: "Sabía que lo que estaba haciendo era suficientemente peligroso a nivel musical. Me propuse investigar. Que aparecieran cosas en la guitarra que no fueran parecidas a otras, escuchar un tipo de música que nunca me había permitido escuchar con libertad, porque tenía la sensación de que el jazz era música para tipos con un whisky en la mano, apoyados en la barra de un boliche oscuro. Y después me di cuenta de que el jazz es la libertad, que no se fija límites a la inspiración, te podés imaginar cualquier temática y trabajar sobre eso[179]​. El acercamiento sin restricciones al jazz surgió principalmente de la influencia que tuvo sobre Spinetta haber empezado a trabajar con Diego Rapoport, quien había participado de la última formación de Arco Iris y llegó a Spinetta por mediación del ex Alma y Vida Gustavo Moretto. Rapoport le abre las puertas a las posibilidades musicales que ofrecía el jazz-pop de ese momento, sobre todo el que expresaba la Mahavishnu Orchestra de John McLaughlin. La influencia de ese encuentro con el jazz se sentiría, con posterioridad, en toda la obra de Spinetta, tanto desde el punto de vista armónico como en la forma de concebir la instrumentación y los arreglos

    Para interpretar A 18' del sol, Spinetta organizó una banda con el propio Rapoport en teclados, Machi Rufino en el bajo (continuando la relación de Invisible) y Osvaldo Adrián López, un baterista de formación jazzística, que había integrado Sanata y Clarificación y había llegado a tocar con el Mono Villegas. También contó con la participación de su hermano Gustavo y Marcelo Vidal en el tema Viento del azur. Así comenzó lo que Spinetta llamaba su "proyecto jazzero",[180]​ y a formarse la banda con la que Spinetta tocó en esos años finales de la década de 1970, conocida con el nombre de Banda Spinetta. A fines de 1977, la Banda Spinetta se fue ampliando por la convocatoria a nuevos músicos para profundizar este período de orientación al jazz de Spinetta, como Leo Sujatovich (teclados), Gustavo Bazterrica (guitarra), Rinaldo Rafanelli (bajo), por primera vez instrumentos de viento a cargo de Bernardo Baraj (saxo), Gustavo Moretto (trompeta), Ricardo Sanz (bajo), Eduardo Zvetelman (teclados) y Luis Ceravolo (batería).

    Poco después del Mundial de 1978, Litto Nebbia decidió abandonar el país y se radicaría durante tres años en México. Pero ya en ese momento, los otros dos integrantes de su trío, los jazzeros Néstor Astarita y Jorge González, junto a Gustavo Alessio, habían creado el Jazz y Pop, un boliche con música en vivo en el que compartían escenario músicos de jazz, de rock, tango y bossanova. Allí diferentes géneros y artistas convivían y se mezclaban en un mismo espacio de libertad. El local se convirtió en el reducto cultural donde a partir de la expresión artística, se escapaba de la censura y persecución de la época. El equipo periodístico y de dibujantes de revista Hum®, el artista Federico Peralta Ramos o Luca Prodan se mezclaban entre otros de sus personajes habitués. Sobre el escenario, músicos y artistas de la escena local como Luis Alberto Spinetta, Dino Saluzzi, Litto Nebbia, Walter Malosetti, el Chivo Borraro, Bernardo Baraj, Gustavo Bergalli, Leo Sujatovich o Baby López Fürst, compartían jams entre sí mientras que músicos de la escena internacional como Hermeto Pascoal, Chick Corea, Larry Coryell, Jean-Luc Ponty o Gilberto Gil, pasaban por Buenos Aires y, después de sus shows en teatros, pasaban sin aviso previo por Jazz y Pop y hacían pequeños sets o se sumaban a las jams con los músicos locales. Entre los músicos extranjeros que frecuentaban el lugar se contaban los uruguayos Hugo y Osvaldo Fattoruso y Rubén Rada, que por entonces tenían renombre mundial con su proyecto Opa, uno de los nombres más destacados por la época de la escena de fusión jazz rock. A partir de 1979, el afrouruguayo Rada se radicó (al principio de modo provisorio pero luego definitivamente) en Buenos Aires, y desde entonces fue un nombre crucial de esta escena, actuando semanalmente en el local. Siendo un gran percusionista, Rada marcó una novedad en la misma, puesto que a la fusión de jazz y rock le agregó los ritmos bailables y la influencia del candombe, creando sonidos bailables y, a través de su personalidad desbordante y siempre cercana al humor, shows divertidos sin perder la complejidad jazzística. Su primer proyecto en Argentina fue la creación de una banda a partir de los músicos con los que zapaba en Jazz & Pop (Gustavo Moretto luego reemplazado por Jorge Navarro, Bernardo Baraj, Benny Izaguirre, Ricardo Lew, Ricardo Sanz y Luis Cerávolo). El proyecto se llamó, simplemente, La Banda, y consiguió no sólo romper con la solemnidad de la escena jazz rock de la época, sino que hasta tuvo un discreto hit radial con la canción que abría el disco: Rock de la Calle. Según la crónica de la Revista Pelo: "La Banda es un grupo que apareció en 1978 con la finalidad de registrar un álbum y autosepultarse, ya que su directo, Rubén Rada, pensaba emigrar nuevamente a Estados Unidos, de donde había llegado ese año. Sin embargo la formación se convirtió en un fenómeno de éxito en los locales nocturnos donde actuó, hasta que finalmente dio una serie de conciertos (en julio) que la afirmó como una de las bandas más sincronizadas de la música popular argentina, aun cuando la caracteriza una fusión de rock, jazz y candombe. El deslumbramiento que provocan en las audiencias proviene, en buena parte, de Rada, quien, además de cantar y encargarse de la percusión, le adiciona una cuota de desacostumbrado humor".[181]

    La Banda tocaba semanalmente en Jazz & Pop y alternaba con otros boliches jazzeros como Satchmo -donde había debutado- y Music Up más algunas apariciones en teatros del centro. Sergio Marchi destaca las presentaciones en el Teatro Margarita Xirgu[182]​:

    (...) donde se generaba una atmósfera especial. Sobre todo cuando al final del concierto entraba por el pasillo del teatro una fila de tamborileros, se subía al escenario y después bajaba seguida por todos los músicos y por todo el público. La verdadera conclusión acontecía en la calle Chacabuco con la gente enloquecida por el ritmo del tambor en tiempos de dictadura, donde aquello constituía una verdadera afrenta al orden público. Rada siempre tenía el buen timing para la llamada final antes que apareciera algún patrullero. Calle, que le dicen.

    Ese era el ambiente en que el público del rock comenzaba a moverse y a acostumbrar su oído a fusiones estilísticas y sonidos procedentes del jazz. Este ambiente de experimentación y cruce de estilos se extendía a otros locales como Music-Up, en pleno centro porteño (funcionaba en el primer piso de la disquería Zivals, en Corrientes esquina Callao), donde tocaban asiduamente músicos como Rodolfo Alchourron y Rodolfo Mederos y el Mono Villegas, pero también músicos de rock como Litto Nebbia, su esposa Mirta Defilpo, Rubén Rada con Emilio Del Guercio, Saloma y Solopororo (la primera banda liderada por Alejandro Lerner)[183]​. Otro punto focal de la escena fue, desde 1979 "La Trastienda", donde estaba instalado permanentemente el piano de Enrique "Mono" Villegas, y se creaban ciclos de un día de semana fijo para artistas de distintos estilos como el mismo Villegas, Alejandro Lerner y folkloristas de fusión como Manolo Juárez y Chango Farías Gómez.[184]​ Los músicos de rock nacional que frecuentaban este circuito comenzaban a dar forma a proyectos más relacionados con el jazz, y este estilo se volcaba desde Buenos Aires, hacia los festivales del interior, donde sorprendían bandas como los santafesinos Síntesis y Fata Morgana y los cordobeses Garage y Grupo Encuentro, luego convertido a Los Músicos del Centro. Con este nombre, y desde 1982, se convertirían en la banda de acompañamiento de Litto Nebbia tras su regreso al país, grabando juntos el álbum "Llegamos de los barcos".

    Fue ese el ambiente que recibió a Charly García en 1978 cuando, tras sus vacaciones en Buzios, volvió a presentar a Serú Girán, grupo que fusionaba sonidos de rock progresivo, jazz y pop en formato canción, convirtiéndose en pieza estelar de la escena del rock nacional. La única banda que, desde 1980, se acercaría a ese éxito, fue Spinetta Jade, superbanda con la que Luis Alberto Spinetta dio el salto desde su "proyecto jazzero" otra vez al formato canción con una formación especialmente diseñada para incorporar sonoridades del jazz rock. Para ello, Spinetta se reservó el rol de único guitarrista y se rodeó por dos teclados. En una formación siempre variable, por Jade pasó la flor y nata de la escena jazz rock argentina, junto a Spinetta y Pomo que fueron los únicos dos integrantes fijos durante toda su trayectoria. En uno de los teclados se sucedieron Juan del Barrio (de MIA), Leo Sujatovich (de Sr. Zutano) y el Mono Fontana (de Madre Atómica). En el otro teclado se sucedieron Lito Vitale (de MIA) y Diego Rapoport (ex Arco Iris y Banda Spinetta), hasta que la banda dejó de tener dos teclados. En el bajo se sucedieron Pedro Aznar (Madre Atómica, Alas y Serú Girán), Beto Satragni (Raíces), Frank Ojstersek (Reino de Munt y Sr. Zutano), César Franov (de Los Músicos del Centro) y Paul Dourge. En la última formación se suma también Lito Epumer (de Madre Atómica) en segunda guitarra.

    Nuevas tendencias

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    Los primeros intentos por formar bandas de new wave procedían en general de los músicos que se habían ido al exterior al principio de la dictadura y que, al ver que no había riesgo en regresar, intentaban venir con esa información privilegiada para crear una nueva sensación en la escena local. Fue el caso de Miguel Cantilo con su grupo Punch, de Miguel Abuelo con la nueva formación de Los Abuelos de la Nada y Gustavo Santaolalla cuando grabó su álbum Santaolalla, acompañado por una banda integrada por Alfredo Toth (bajo), Willy Iturri (batería), Alejandro Lerner (teclados), Rubén Rada (congas), Oscar Kreimer (saxo), Osqui Amante (percusión) y Mónica Campins (coros). El álbum ha sido considerado «el primer disco de rock moderno de la Argentina».[185]​ También el periodista Uki Goñi, tras su estancia en Londres, intentaría generar el primer producto new wave de la Argentina con su banda Los Helicópteros, que en 1982 editó el disco Música Pep.

    Algo similar ocurrió con Pappo que, tras sus años en Estados Unidos y Europa, volvió a Argentina intentando influenciar a la escena local con las primeras influencias de la nueva ola del heavy metal británico en la región. Así, junto a Vitico Bereciartúa, Michel Peyronel y Boff Serafine, fundó Riff, que si bien adoptaba la imagen del heavy metal —basado en la estética de Rob Halford—, su sonido era de hard rock. Con sus primeros tres álbumes (Ruedas de Metal -de 1981-, Macadam 3...2...1...0 -de 1981- y Contenidos -de 1982-), llegó a generar un fenómeno de seguimiento tribal que hasta entonces no se había visto en el rock nacional. Para la época del tercer álbum, ya era la banda argentina que más gente llevaba a los recitales. La estética de sus integrantes y seguidores combinaba la ropa de cuero con tachas propia de los metaleros, con el uso de logos de marcas de automóviles y motocicletas propias de los denominados firestones de la década de 1970 (los cuales eran seguidores, entre otras bandas, de Pappo´s Blues). El éxito de Riff alimentó el crecimiento de una generación de bandas de heavy metal y hard rock como Thor, V8, Bloke, Púrpura y La Torre, que hicieron que el rock pesado argentino ganara popularidad. El productor Mundy Epifanio supo ver el fenómeno y comenzó a organizar recitales cruzados de Riff acompañados por V8 y por la primera banda de punk rock en resaltar, Los Violadores. Consiguió generar una escena diferenciada de la del resto del rock nacional y así se adelantó, ya en 1982, a lo que sucedería a partir del recambio democrático.

    Es preciso aclarar que todas estas nuevas tendencias chocaban, inexorablemente, contra los prejuicios del público roquero para el cual, como consecuencia de la relativa desvinculación con las modas del resto del mundo, el tiempo parecía no haber pasado desde la primera mitad de la década de 1970. Charly García, a través de la canción Mientras miro las nuevas olas de Serú Girán, se burlaba de la new wave a la que relacionaba, confusamente, con El Club del Clan, Jolly Land y el "Baile del palo de escoba". Como puede apreciarse en la película "Buenos Aires Rock", todavía en noviembre de 1982, para el público la experiencia de ir a un festival de rock aún seguía el modelo de los festivales hippies, como Woodstock. Gran parte del público llegaba vestido como se acostumbraba desde la década de 1960, con símbolos de paz (entre otra iconografía hippie) y usando pelo largo y barba, lo cual era un estilo completamente distinto al del público de rock del resto del mundo en esa época. De hecho, la palabra hippie había caído en desuso durante la dictadura y quienes usaban en ese momento esa imagen, se autodefinían como "rockeros" (en ese tiempo surge el personaje humorístico de Paolo El Rockero -interpretado por Jorge Montejo-, el cual parodiaba a los roqueros de la época del régimen militar). Esta película incluso captura la interpretación de la canción Pantalla del mundo nuevo por parte de Riff. La cámara muestra las primeras reacciones del público más joven a un recital de hard rock. Mientras al lado del escenario se desencadenaba un rudimentario pogo, se llegan a ver en el fondo parejas ataviadas con típicos ropajes hippies que bailan tomadas de la mano, imitando los pasos del rock and roll de los años cincuenta.[186]

    La reacción contra esa mentalidad y esa estética, que en todo el mundo se dio con el punk rock, a la Argentina llegó muy lentamente a través de pequeñas grietas informativas que llamaban la atención, especialmente, del público más joven.

    En "Mordisco", la sección de música de la revista Expreso Imaginario -justamente, una revista comprometida con la cosmovisión hippie y "rockera"- se editó en junio de 1978 "La Nota Punk", un extenso dosier firmado por el periodista Alfredo Rosso. El periodista comenzaba la presentación exponiendo la visión característica de los roqueros argentinos: "la primera vez que oí hablar sobre el punk me dio asco. Así nomás: ASCO. ¿Quiénes eran esos tipos de pelo revuelto y ropas rotas que querían tirar abajo diez años de prolija y esforzada evolución musical con sus tres tonos de mmmmorondanga?".[187]​ Pero posteriormente presentaba una completísima información sobre lo que pasaba en Inglaterra y Estados Unidos. Esa nota despertó la imaginación de muchos jóvenes argentinos, proceso que se completó en 1979 cuando se edita en el país "Punk: La Muerte Joven", una crónica de la escena punk londinense de 1977 escrita "en caliente" por el periodista argentino Juan Carlos Kreimer, quien vivía en Londres en ese entonces.

    Ese mismo año de 1979 nace la primera banda de punk rock del país, Los Testículos, formada por Pedro Braun -bajo el seudónimo de Hari B- después de sus acostumbradas vacaciones europeas, donde visitaba a su familia de Polonia, y había pasado por Londres.​ Llegó con una gran variedad de discos de punk rock de bandas casi desconocidas en Argentina en ese momento, tales como: Sex Pistols, The Clash, The Stranglers, The Jam, The Damned, Buzzcocks, Generation X, Ramones, etc.​ Para Braun, que luchaba por dominar la guitarra, el descubrimiento de este estilo musical fue toda una epifanía, la cual configuró su futuro estilo. Para formar la banda publicó un aviso en la revista Pelo, al que respondieron Sergio Gramática y el bajista Beto Mafioso, con quienes quedó completa la banda. Tras el reemplazo de este último por Pil Trafa como cantante y Gustavo Fossa a.k.a. Stuka como bajista, cambian su nombre a Los Violadores. No sólo imitan el sonido del punk rock sino la temática de sus letras. Pil Trafa traía desde su anterior banda rockabilly Don Gato y su Pandilla la canción Represión, que desde los primeros shows, se convirtió en el himno de la banda, con una letra de protesta totalmente explícita que contrastaba con la autocensura de las bandas y solistas tradicionales. Basada en el jingle promocional de Mantecol que decía “Mantecol a la vuelta de tu casa, Mantecol a la vuelta de la esquina…”, pero cambiando la palabra "Mantecol" por "Represión" Además, Gramática también incursiona en la particular forma de transmisión de información editando “Vaselina”, el primer fanzine de la Argentina.

    A fines de año, en el Abba Café Concert, de propiedad del actor Esteban Mellino debuta la segunda banda punk de Buenos Aires, Los Laxantes, formada cuando Horacio “Gamexane” Villafañe, en unas vacaciones en Mar de Ajó, y de forma azarosa descubre el simple God Save The Queen de los Sex Pistols en la fonola de un local de flippers (algo realmente inusual en la Argentina de esa época).

    En Gerli, por la misma época surgen Los Psicópatas que, en un primer momento, era un dúo psicodélico de guitarra y batería, absolutamente disonantes y con voces o aullidos que nadie comprendía en sus primeras actuaciones.[188]​A comienzos de 1981 incorporan al bajista Daniel García quien, influido por las mismas fuentes escritas, los va orientando hacia el punk, cambiando su nombre a Estado de Sitio. Debutaron en un show junto a Los Violadores en el Teatro del Plata y pronto fundaron su propio sello, Pelmaso Records para autoproducirse lo que sería el primer sencillo punk de la Argentina: Desocupación, con el lado B de Jipi Japa, el primer himno anti hippie del rock argentino. El simple se editó recién después de la Guerra de Malvinas. Se hicieron sólo 50 copias de las que se regalaron 48. Ya para entonces habían incorporado al cantante Sergio “Mongo” Spadavecchia, con lo que volvieron a rebautizarse adoptando el nombre de Alerta Roja. Con esa denominación se convertiría en una de las bandas más renombradas del movimiento, llegando a establecerse una clara rivalidad con Los Violadores, así como una gran amistad con Sumo, banda con la que compartieron muchos recitales. En 1983 grabarían su único casete, Derrumbando la Casa Rosada, que reunía 21 temas en 45 minutos.

    En 1981 se formó en La Plata Los Baraja, banda liderada por Marcelo Montolivo. Más en el círculo íntimo de Los Violadores, nace Trixy y los Maniáticos, con la novia de Stuka, Sandra Elena Chaya a.k.a. Trixy, y contando como guitarrista con Robert Zelazek (más tarde bajista de Los Violadores).

    Entre todos ellos se va formando una pequeña escena de recitales en lugares minúsculos en el que los miembros de cada una de las bandas van a ver a las demás y creando de a poco una subcultura que, con su particular y provocativa imagen, empieza a hacerse notar en las calles.

    En julio de 1981 esta pequeña escena cobra notoriedad a través de lo que se llamó el "primer festival punk de la Argentina", en el Auditorio de la Universidad de Belgrano. Hari B, que estudiaba en esa Universidad, había conseguido el Auditorio para una actuación de Los Violadores que serviría, además, para el debut de Trixy y Los Maniáticos como soporte. Pero, al tomar en cuenta que debían pagar el sonido, debieron incluir en el line up a una banda que no tenía nada que ver con el punk, La Rosanroll Band, cuyo líder, Eduardo “Rosanroll” Camilli, era conocido entonces como plomo de Pappo, Spinetta y Nebbia. Los jóvenes punks engañaron a Camilli para que pagara el sonido, con la falsa promesa de que su banda sería el número central, que tocaría el doble de tiempo que las otras y que le rembolsarían parte del dinero. Los músicos y público de La Rosanroll eran ejemplo de los jóvenes "rockeros" de pelo largo a los cuales se enfrentaban los punks. La unión de estos dos públicos terminó en un disturbio y Camilli denunció lo ocurrido en una indignada carta publicada en el Correo de Lectores del número de octubre de ese año de Expreso Imaginario: “Durante la actuación de éstos (Los Violadores), había una barrita punk dirigida por el guitarrista de Los Laxantes (Horacio “Gamexane” Villafañe; Los Laxantes no tocaban esa noche sino que estaban como público), que se pasó quemando papelitos, insultando a las rockeras y pegando patadas a los rockeros de Belgrano (éstos no hacían nada). El cantante de Los Violadores, cuando cantaba Represión decía: “Represión en la U.B…. los rockeros de Belgrano están tirados en la plaza sin un c… que hacer, hippies de m…., rockeras p….., etc.: ustedes sacarán sus propias conclusiones”[189]​ Hubo sillazos, pelea y terminó con músicos y público detenidos en la Comisaría 33. Más tarde se dijo que el escándalo fue buena publicidad, pues significó “el desembarco de la prensa escrita de espectáculos, que llevaría a Los Violadores y al punk a sus tapas”.[190]

    Con posterioridad a ese escándalo, Gamexane compone, para Los Laxantes, otro de sus himnos, basado en ese incidente: Rockero Pajero, que sólo quedaría grabado en un demo: "Estas siempre en la esquina y yo te veo pajero / estas siempre en la esquina y yo te veo rockero/ sos un baba grasa rockero pajero / estas siempre en la esquina y de ahi nunca te vas / rockero pajero quien te pario? Walt Disney??". Este tipo de provocaciones conseguían el fin perseguido por la banda: enervar a la prensa tradicional del rock nacional. Es célebre la nota escrita por Gloria Guerrero para la revista Humor ("Punks Go Home") en la que los acusaba de “denigrar a la generación de Woodstock con insultos y frases hirientes”.

    La siguiente muestra de ese desfasaje se dio en 1982 cuando, con la organización de la Revista Pelo, se realizó la cuarta edición del festival Barock, bajo el lema "Adiós a la pálida, bienvenido rock", que quedaría documentada en el film "Buenos Aires Rock". Las imágenes del film dan muestra del ambiente de "festival hippie" que aún se vivía, si bien en el line up del festival coexistieron todos los estilos musicales. Las bandas que intentaron mostrar nuevos estilos fueron, en general, denostadas -siendo emblemáticos los casos de Los Encargados, sepultados bajo una lluvia de frutas y de V8 peleándose, desde el escenario, con los hippies que les arrojaban fruta y botellas[191]​- mientras el público llegaba al clímax con Raúl Porchetto cantando Algo de Paz, una letra que parecía sacada de un álbum hippie de fines de los 60.

    Las Grandes Bandas del período dictatorial

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    Durante los años más duros de la dictadura, el mayor hito para el rock nacional había sido la inauguración, el 25 de mayo de 1978, del Estadio Obras Sanitarias, que con el correr del tiempo se ganaría el apodo de el templo del rock argentino, por su crucial importancia: llegar al primer Obras como número propio era para las bandas un certificado de que se habían convertido en uno de los números principales de la escena argentina de rock. El primer recital en Obras, aunque prácticamente un ensayo con invitados, fue de Banda Spinetta, sin embargo el primer recital oficial fue el 3 de noviembre con Serú Girán. Esta fue, sin duda, la banda más exitosa de todo el período de la dictadura.

    Serú Girán nació, como concepto, de la mente de los músicos Charly García, y David Lebón durante su estadía de tres meses en el nordeste de Brasil, concretamente en Buzios, en 1978. A los dos meses, Charly regresó a Buenos Aires para arreglar contrato con Oscar López y Billy Bond como productores. También reclutó al resto de la banda: Oscar Moro fue seleccionado como baterista y éste le recomendó como bajista al joven Pedro Aznar que había coincidido con él en una de las formaciones de Pastoral. Con esa formación se instalaron en los estudios El Dorado de Sao Paulo, donde entre zapadas y ensayos comenzaron a darle forma a las canciones del primer álbum. Contrataron a Daniel Goldberg para agregarle arreglos orquestales, de modo que ni bien terminada la grabación, éste viajó a los ABC Recording Studios de Los Ángeles (Estados Unidos) a grabar la orquesta de 24 miembros.

    La primera presentación en vivo de Serú Girán tuvo lugar en el Riachuelo, a bordo de un barco anclado. Este recital ―al cual solo asistieron periodistas, músicos y amigos― tenía la finalidad de observar la respuesta de la crítica especializada. Esa noche el grupo se mostró sólido y contundente, lo que parecía abriría las puertas del público masivo.

    El debut en vivo de la banda ante el público porteño ocurrió dos semanas después, el 28 de julio de 1978, en el estadio Luna Park, en el Festival de la Fundación de la Genética Humana. Se trataba de una fundación científica que tenía por objetivo obtener y facilitar los medios para proveer información diagnóstica y preventiva de las enfermedades genéticas y estaba presidida por la primera dama, Alicia Hartridge Lacoste de Videla. Serú Girán fue promocionado como el número central del festival, provocando gran expectativa en el público. También se presentaron Nito Mestre y los Desconocidos de Siempre, Pastoral, León Gieco, Horizonte, además de la que sería la única presentación en Argentina de una de las bandas más reconocidas del rock progresivo en Latinoamérica: los brasileños Casa das Maquinas, que pese a dar un estupendo show fueron abucheados por su sola condición de brasileños por un público enfervorizado por la reciente obtención del Mundial de Fútbol de 1978. Para Serú Girán, el resultado fue aún peor por la expectativa que existía: el sonido fue malo y el público no entendió la nueva propuesta. Sufrieron abucheos y mucha gente les arrojó las pilas de los grabadores que habían llevado para registrar el momento. Tuvieron que abandonar el escenario tras tocar sólo tres temas.[192]

    Después de eso, viajaron a Estados Unidos para mezclar el disco Serú Girán (1978), en el cual contaron con la colaboración de Daniel Goldberg, quien tenía a su cargo los arreglos musicales y la dirección de la orquesta de 24 músicos que participó en algunos temas como «Eiti Leda» o «Serú Girán». La complejidad armónica de este proyecto demuestra que, desde el comienzo, las ambiciones que tenían apuntaban mucho más alto que la de la mayoría de los músicos nacionales del momento. El resultado final del disco los entusiasmó: sonaba como una fusión de jazz rock con música brasilera. Aznar recuerda: «...cuando apareció ese álbum, la prensa le dio una importancia infernal, se creó todo un caso... había un inmovilismo total». La revista Pelo, una de las publicaciones especializadas de la época, decía:

    Serú Girán es un álbum compacto, extremadamente pulido en su producción, a pesar de lo cual suena menos armado que La Máquina de Hacer Pájaros. (...) Serú Girán debuta con un buen álbum. Una música que trasluce los nuevos horizontes de García y sus nuevos compañeros de ruta. Revista Pelo, n.º 104

    El álbum fue editado por Sazam, un sello subsidiario de Music Hall que era regenteado por el productor de la banda, Oscar López. No obstante, el entusiasmo de la prensa especializada no se contagió en nada a un público escéptico, aunque ofrecía temas como «Seminare» y «Eiti Leda», que posteriormente se convirtieron en himnos. De regreso, hacia fin de 1978 estrenaron de manera oficial el Estadio Obras (el 3 de noviembre), con orquesta (sección de cuerdas y vientos) y circuito cerrado de televisión. En la parte trasera del escenario, una pantalla gigante mostraba a los músicos dirigiéndose a escena. Lebón, Aznar y Moro salieron vestidos de blanco, mientras que Charly eligió una malla negra, saco y zapatillas. El comienzo del recital, con la orquesta a pleno interpretando la poderosa introducción del tema «Serú Girán», presagiaba una noche inolvidable. No fue así. Otra ve< hubo fallas en el sonido y en la pantalla que predispusieron mal al público. Cuando tocaron el tema «Disco shock» ―una sátira de la música disco, tan en boga en el momento― la gente creyó que era en serio y, tras un coro de silbidos, empezaron a pedirle a García el «Blues del levante», el tema que había compuesto con motivo de la despedida de Sui Generis. El público quedó desconcertado y el resto del recital transcurrió ante la indiferencia general. La prensa les dedicó titulares como "Serú Girán: lo peor del rock nacional?" o "García: ¿Ídolo o qué?".[193]

    Ante este fracaso, García tomó una serie de decisiones para reiniciar desde cero la historia de la banda. En primer lugar desvinculó a los dos productores y desde ese momento, los mismos músicos se encargaban de vender los shows (poco tiempo después, esa función fue asumida por un joven Daniel Grinbank). Empezaron a hacer shows más pequeños en teatros y lugares chicos, y tomaron la decisión de evitar los arreglos orquestales y optar por composiciones cuidadas, pero más simples y directas.

    Con estas premisas, Serú Girán lanzó su segundo disco, intitulado La Grasa de las Capitales en 1979. Como respuesta a los ataques de la prensa, se editó con una llamativa portada que parodiaba a las tapas de la revista Gente y llevaba como titular superior, el mismo que había ofendido a Charly en La Opinión: "García: ¿Ídolo o qué?". El disco se iniciaba con la canción que le daba nombre, de un potentísimo ritmo bailable -siguiendo la apropiación de la música brasileña contemporánea que ya habían hecho en el primer disco en "Autos, Jets, Aviones, Barcos"- construido alrededor del mismo solo de órgano que García había tocado en "Tango en Segunda" (de Sui Generis), pero con su velocidad aumentada al máximo[35]​. El resto del material contenía canciones memorables como "Viernes 3 AM", "Noche de Perros" o "Frecuencia Modulada". Este álbum sí fue bien recibido por la prensa especializada y por el público y cimentaría su lugar como la banda más convocante de la época.Tras la experiencia frustrante del comienzo, prefirieron no exponerse y escogieron un lugar pequeño, el Auditorio Buenos Aires, para su presentación en seis shows. A fuerza de recitales y tenacidad, Serú logró revertir las opiniones de la crítica y del público. Allí comenzó a gestarse el fenómeno masivo. Dentro de la campaña de promoción, Charly García incluso logró un hito: convertirse en el primer músico de rock nacional en ser invitado a la mesa de Mirtha Legrand, el show televisivo más visto y emblemático de ese momento[35]​.

    Al inicio de la década Serú Girán seguía siendo una de las bandas más populares, aunque ya sus composiciones no eran tan pretenciosas. El tercer álbum del grupo, Bicicleta editado en 1980, fue recibido tibiamente al principio, pero con el tiempo se convirtió en uno de los clásicos del grupo. Tanto este como su anterior trabajo, La Grasa de las Capitales editado en 1979 se van alejando del rock sinfónico del primer álbum, mientras que el panorama musical argentino en general se vuelve más visceral y "simple", con menos arreglos. Serú Girán no se mantendría al margen de estos cambios, mientras en el rock argentino comenzaba a disolverse las composiciones sinfónicas y progresivas.

    En agosto de 1980, se presentaron en el Rio Jazz Monterrey Festival,[194]​ en Río de Janeiro, donde los representantes argentinos siempre estaban más vinculados al jazz o al tango que al rock progresivo que proponía Serú. Ese año, el concierto se dividió: En la primera parte, se presentaban Serú, el guitarrista Pat Metheny y George Duke. El éxito obtenido por los argentinos fue tal, que los organizadores les ofrecieron tocar en la segunda ―la principal― junto a John McLaughlin, Hermeto Pascoal, Egberto Gismonti y Weather Report.

    Cuando tocaba McLaughlin, la gente patinaba y le tiraba avioncitos de papel. ¡Yo me quería morir! Si a McLaughlin le hacían eso, a nosotros nos achuraban.
    Charly García[195]

    Esa predicción resultó errónea. La principal razón de la respuesta favorable residió en la variedad de matices en sus temas y algunos de marcada cadencia que invitaba al baile.

    Este festival marcó dos hechos importantes para el grupo. Por un lado, se hicieron conocer y dejaron una muy buena impresión entre los cariocas, hecho destacado incluso por la prensa argentina (Clarín, 28 de agosto de 1980). Por el otro, allí fue donde Pat Metheny conoció a Aznar.[196]​. Impresionado por los demos caseros que le entregó el bajista de Serú, Pat Metheny le ofreció costearle sus estudios en Bercklee y sumarlo a su banda. Este sería, a la larga, el detonante para el fin de la banda

    David Lebón en la presentación de Bicicleta.

    Antes de terminar el año se presentaron en Obras junto a Spinetta Jade. Este recital resultó histórico.

    Spinetta Jade era la banda con la que Luis Alberto Spinetta canalizó su creciente acercamiento a músicos de jazz desde el disco A 18' del sol, de 1977. Después de la experiencia fallida de viajar a Estados Unidos a grabar un disco en inglés, Only love can sustain, los interludios de este último, titulados "Jade", darían a Spinetta la idea para el nombre de su próxima banda, al volver a la Argentina. La primera formación de Spinetta Jade estuvo integrada por el propio Spinetta (guitarra y voz), Juan del Barrio (teclados) que venía de M.I.A. y Sr. Zutano-,​ Lito Vitale (teclados) -que también venía de M.I.A.-, Pedro Aznar (bajo) -que estaba en Seru Giran- y Pomo Lorenzo (batería) -que venía de Sr. Zutano y había integrado Invisible.

    Al comienzo de Spinetta Jade, Spinetta estaba también ocupado con el regreso de Almendra, con la que estaba preparando el álbum El valle interior, y era consciente que se trataba aún de una formación provisoria. Por esa razón Aznar y Vitale integraron la formación inicial como músicos invitados para el debut, el 3 de mayo de 1980, en el Estadio Obras Sanitarias. Un mes después, Lito Vitale se retiró de la banda y en su lugar ingresó Diego Rapoport.​ Con esta nueva formación se presentan en el teatro Ópera el 3 de junio de 1980. Por último Beto Satragni ingresó en lugar de Pedro Aznar, así anticiparon su primer álbum que saldría en el mes de octubre

    Charly García y Spinetta eran por entonces los dos máximos exponentes del "rock nacional" argentino, y solían ser presentados como dos figuras enfrentadas. El recital conjunto fue considerado como «el evento musical del año». Era un hecho histórico que García y Spinetta, con dos grupos de semejante magnitud, estuvieran simultáneamente en el escenario. Pocos meses antes se había publicado el primer número de la revista Hurra con un título de tapa que decía: "Charly Garcia vs. Louis Al Spinetta ¿El rock es un partido de fútbol?", ilustrado con una foto de García y Spinetta, uno con la camiseta de River y otro con la de Boca.[197]

    El show comenzó con Spinetta cantando el tema de Sui Generis, Cuando ya me empiece a quedar solo. Luego, de la oscuridad, surgió Charly García acompañando con el piano y coros el tema Qué ves el cielo, de Invisible. Bajo un clima enfervorizado, Lebón interpretó "Música del alma". A continuación subieron Pedro Aznar y Oscar Moro, completando el elenco de Serú Giran, que desarrolló una actuación contundente y fue largamente ovacionado por la gente.

    Luego fue el turno de Spinetta, Pomo, Satragni, Rapoport y Del Barrio. La actuación de Spinetta Jade fue muy aplaudida, pese a su difícil estilo. Fue notorio el esfuerzo de Spinetta por lograr mayor simpleza en su música, para que el público pudiera entender su mensaje.

    El recital cerró con los dos grupos sobre el escenario interpretando Cristálida -un clásico de Pescado Rabioso al que perteneció Lebón- y El mendigo en el andén. El bis final correspondió a Despiértate nena, un tema de Spinetta que en Pescado Rabioso cantaba David Lebón.[198]​ Las palabras finales fueron de Spinetta:

    Gracias, esto fue todo. Sin camelos, sin demagogias, esto quiere decir que algo de unión hay.
    Luis Alberto Spinetta[198]

    Fue unos días después de ese recital que Spinetta Jade editó su primer disco, Alma de Diamante (1980), muy influido por los textos sobre chamanismo de Carlos Castaneda, y tiene dos canciones, "Dale gracias" («recuerda que un guerrero no detiene jamás su marcha») y Con la sombra de tu aliado (el aliado) («en el desierto ves la verdad»), que se refieren a la obra del autor de Las enseñanzas de Don Juan.[199]​"El repertorio incluía temas que hoy son verdaderos clásicos, como Alma de diamante, Dale gracias y Sombras en los álamos. También traía dos instrumentales (Amenábar y Digital ayatollah) y otras canciones como Con la sombra de tu aliado y La diosa salvaje, que años más tarde también fue el nombre de su célebre estudio casero", decía una nota de prensa de Sony Music, para la reedición en CD de 1995. En 1981 le seguiría el más accesible Los Niños que escriben en el cielo (1981). En éste el sonido se orienta más hacia el pop, aunque continúan las atmósferas cuidadas y el uso de sintetizadores,[200]​ línea que se confirmará en el álbum siguiente, Bajo Belgrano (1983).[201][202]​. Este álbum ha sido incluido por la revista Rolling Stone, en la lista de los 100 mejores álbumes de rock argentino, en el número 69.[119]​ Entre las canciones del disco, dos han sido consideradas entre las 100 mejores de la historia del rock argentino: "Maribel se durmió" (número 79 para la revista Rolling Stone y MTV) y "Resumen porteño"(número 70 en la encuesta del sitio Rock.com.ar).[203]

    A partir de esa producción discográfica, y en poco tiempo, Spinetta Jade se convirtió en la otra gran banda en materia de convocatoria, con shows de un marcado preciosismo musical. A partir de 1982 las presentaciones de esta banda se volvieron más esporádicas debido al trabajo solista de Spinetta, que editó Kamikaze ese mismo año. Se trata de un disco que llegó a ser considerado entre los mejores del rock argentino de todas las épocas y, con sus ediciones digitales desde los 90, se convirtió en un objeto de culto no sólo en Argentina sino también en el exterior. Es una recopilación de canciones viejas que Spinetta solía tocar en vivo pero no integraban ningún álbum, desde el sentido Barro tal vez (la primera composición de Spinetta, una zamba que escribió a los 15 años de edad) hasta Águila de Trueno, una canción que habla sobre el suplicio de Túpac Amaru que había sido compuesta originariamente para el primer disco de Invisible. Pese a provenir de diferentes períodos, estaban unificadas por un clima de una gran austeridad, en el que la guitarra Ovation de Spinetta sólo está acompañada por los teclados de Diego Rapoport, sin más base rítmica que una máquina de ritmos y una sobria percusión a cargo de David Lebón.

    Por su parte Serú Girán lanzó su cuarto álbum, Peperina en 1981, pero a finales del año Pedro Aznar abandonó la banda para aceptar la invitación de unirse al Pat Metheny Group en los Estados Unidos. El 6 y 7 de marzo de 1982, Serú Girán tocó por última vez en el Luna Park. El recital fue grabado y se editó en forma del disco en vivo No llores por mí, Argentina. Se trata de una repaso en vivo de los éxitos más importantes de la banda, con la excepción de dos canciones muy diferentes al estilo de la banda y que pueden interpretarse como un fallido intento de aggiornar su sonido a la new wave que comenzaba a escucharse en la Argentina y terminaría imponiéndose pocos meses después, tras la Guerra de Malvinas: el tema homónimo (sin relación con la canción de igual título del musical Evita) y Popotitos, una versión del clásico del rock de Los Teen Tops. Años después se ironizaría sobre el destino de la banda, diciendo que "Serú Girán pasó del rock sinfónico a Popotitos en sólo cuatro años". Si bien en un primer momento se barajó la posibilidad de continuar como trío (Lebón pasó a la doble función de guitarrista y bajista) y, en todo caso, buscar algún reemplazo para las presentaciones en vivo (como reemplazante de Aznar, fue pensado Beto Satragni, de Raíces.[204]​), la falta de motivación fue evidente y el proyecto quedó descartado. Lebón trabajaba en su proyecto solista El tiempo es veloz y García ya estaba embarcado en lo que sería su álbum doble Yendo de la cama al living / Pubis angelical.

    Guerra de Malvinas y resurgimiento (1982—1989)

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    No más intelecto, sólo quiero afecto.
    ¡Vamos a cantar ya lo que el pueblo necesita escuchar!
    Cuando el cuerpo se siente mal, nene hay que pararlo,
    ¡pero mientras el cuerpo se sienta bien, nene hay que vivirlo!
    Sube que te sube, baja que te baja,
    el corazón es fuerte y trabaja más,
    ¿hasta cuando más?,
    ¿por qué no mandás todo camino a Singapur?
    María Rosa Yorio - Camino a Singapur (1982)
    Necesito mirar caras frescas,
    sentarme en la calle, reirme con ganas,
    y no es que me olvide que hay muchos problemas,
    sólo es que quisiera tener la respuesta.
    Necesito comunicarme
    con la generación de la cual formo parte,
    me pasa que quizás hemos sido olvidados,
    ¿o será que otros nos han ocultado?
    Abrelatas - Energía para compartir (1984)

    La economía argentina se encontraba en plena recesión hacia 1982, y el descontento contra el gobierno militar iba en aumento. El 2 de abril, la Junta Militar inició un desembarco de tropas militares en las islas Malvinas (territorio históricamente reclamado por Argentina), más tarde dando inicio a la guerra de las Malvinas, como un intento desesperado por mantenerse en el poder mediante la manipulación del apoyo popular a través de una reivindicación que databa de casi 150 años, concretamente del año 1833. El conflicto duró 74 días y terminó con la rendición argentina el 14 de junio, volviendo las islas al control británico. En total, 649 militares argentinos, 255 militares británicos y tres isleños civiles de las Malvinas murieron durante las hostilidades. Tras este fracaso militar que acentuó su desprestigio, el gobierno llamó a elecciones tras siete años de dictadura. Si bien la guerra de las Malvinas fue uno de los episodios más trágicos de la historia argentina reciente, tuvo el paradójico efecto de revitalizar el rock argentino. Mientras la guerra se desarrollaba, se prohibió la música en inglés, lo que dio todavía mayor impulso a la música en castellano.

    El 16 de mayo de 1982 el Festival de la Solidaridad Latinoamericana juntó a algunas de las bandas y solistas más destacados de "la Vieja guardia" del rock nacional (Ricardo Soulé con Edelmiro Molinari, Pedro y Pablo, Dulces 16 con Pappo como invitado, Litto Nebbia, Rubén Rada, Moro - Satragni, Tantor, Spinetta, Javier Martínez, Nito Mestre, León Gieco, Raúl Porchetto y Charly García, entre otros). El objetivo declarado por los organizadores del recital era el de apoyar a las tropas que luchaban en las islas, pero sin dejar de apelar a la paz.[205]​ Para dejar en claro la vocación pacifista, calmando así la conciencia de los músicos, al organizador Daniel Grinbank se le ocurrió la idea de un final que, unos seis meses después, se replicaría en el B.A. Rock IV: reunir a varios de los principales músicos sobre el escenario para cantar "Algo de Paz", de Raúl Porchetto. En esta ocasión los invitados fueron Charly García y David Lebón quienes posteriormente llamaron al escenario a Nito Mestre y León Gieco para una inesperada reunión de PorSuiGieco, pero con 8 años más y sin ninguna contemplación a los intensos cambios que la música rock había tenido en ese tiempo. Cerraron con otro hit "clásico" de la década anterior: "Rasguña las piedras". Ningún músico, en las 4 horas que duró el festival hizo ninguna mención, ni siquiera sutil, al momento político, al intento de la dictadura por eternizarse en el poder ni a cómo se suponía en ese momento -a 15 días del inicio de las operaciones bélicas- que podría llegar "algo de paz" sin mediar el retiro de las tropas argentinas.

    Los músicos pertenecientes a las nuevas camadas y los nuevos géneros no participaron del festival por considerarlo, en lo político, complaciente con la operación de autorrescate de la dictadura, y por no sentirse representados en la estética anticuada de la música elegida. Virus fue el único en decir que no a la invitación, por considerarla "desagradable", y a esa negativa se sumaron Los Violadores.[206]​ No obstante, estas nuevas tendencias terminarían siendo, indirectamente, las más favorecidas por la guerra. De pronto, el rock en inglés fue censurado en las radios y los programadores debían llenar el espacio que dejaba el rock en inglés con rock en español.[207][208]​ Entre las canciones que se convirtieron en hit en esa época estaban “Botas sucias” de los españoles Barón Rojo (que significó, para muchos jóvenes argentinos, su primer acercamiento al sonido de heavy metal contemporáneo), "Gente del Futuro" de Miguel Cantilo y Punch, “Ayer te vi” del uruguayo Rubén Rada, “Ando rodando” de Gustavo Santaolalla, “Va por vos” de Zas, "Radio Venus" de Los Helicópteros, "Colapso Nervioso" de La Torre, junto a canciones más alejadas del sonido rock pero que igualmente convivían con él, como “Solo le pido a Dios” de León Gieco (con popularidad renovada ya que lo solía interpretar en sus recitales la folklorista Mercedes Sosa tras su regreso al país), “Era en abril” y “Mirta, de regreso” de Juan Carlos Baglietto (punta de lanza de la efímera moda de la Trova Rosarina) además de distintas canciones de Sandra Mihanovich. Más allá de la confusión de estilos, ese fue el mayor impulso obtenido por el rock nacional en toda su historia y fue el motivo por el que muchas bandas llegaron a obtener un contrato de grabación, especialmente aquellas que, por tener propuestas cercanas a los estilos de rock más novedosos, no eran bien vistas por el público de los festivales masivos. Fue el momento exacto en el que comenzó el recambio estilístico y generacional que el rock argentino necesitaba y que se consolidaría definitivamente tras el restablecimiento de la democracia operado en 1983.

    Etapa new wave y el nacimiento del under

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    Así fue como en las radios de la época comenzaron a aparecer una serie de bandas más enfocadas en el aspecto divertido, bailable, y hasta «humorístico» de la música, como Virus, Los Twist, Suéter y las Viuda e Hijas de Roque Enroll.[209]

    En 1979, en La Plata, los hermanos Julio, Marcelo, y Federico Moura, habían formado una banda pionera del género new wave llamada Virus quienes debutaron en vivo el 11 de enero de 1981, y para el 21 de septiembre de ese mismo año se habían presentado en el Festival Priima Rock en Ezeiza. En ese evento (ante un público hippie o "rockero") tuvieron la misma recepción que todas las bandas que representaban a las nuevas tendencias. Los asistentes les comenzaron a arrojar naranjas y les dieron la espalda. Mientras Federico pateaba las naranjas que recibía, provocó al público diciendo:

    «Levantamo' el culo del piso, y bailamos un poco. ¡Muestren como hacen temblequear sus piernuchas!»

    Aunque la banda no fue bien recibida en el festival, captó la atención de algunos sellos discográficos. Una semana después del Prima Rock, entraban a grabar en la discográfica CBS (conocida actualmente como Sony Music) su álbum debut, Wadu Wadu. «Soy moderno, no fumo» y «Wadu-wadu» fueron elegidos como cortes de difusión, que lograron tal propósito gracias a Lalo Mir, que conducía "9PM" por Radio del Plata y Alejandro Pont Lezica, de Radio Rivadavia. En 1982, para acompañar la nueva explosión pop, grabaron Recrudece, un disco que se convirtió en objeto de culto con los años, pero que en ese momento tuvo casi nula difusión. Sería el siguiente álbum, Agujero Interior, editado en diciembre de 1983, en los mismos primeros días de la restauración democrática, con la producción de Michel y Danny Peyronel ( de Riff) y, este sí, con todo el apoyo publicitario de CBS, el que convertiría al sonido de Virus en masivo y prácticamente inescindible de ese momento histórico de la Argentina, con himnos como En mi garage, El Probador y Hay que salir del Agujero Interior. Los hermanos Peyronel le agregaron guitarras fuertes al ritmo pop bailable típico de Virus, y su representante Carlos Rodríguez Ares completó el concepto estético dándoles un look rockabilly, con camperas de cuero y peinados a lo Elvis,[210]​que le dieron gran notoriedad a la banda.

    En 1981, Miguel Mateos, luego de hablar con el empresario artístico Alfredo Capalbo, quien había alumbrado la idea de traer a tocar a Queen a la Argentina (aprovechando el éxito comercial que estaba teniendo en el país su disco The Game, se ganó la oportunidad de telonear a la banda en su show en el estadio de Vélez Sarsfield con su banda Zas. Hasta ese momento sólo habían tocado en pubs y cultivaban un estilo de rock latino influido por la salsa. A raíz del impensado éxito en su actuación como teloneros de Queen, obtienen un contrato discográfico en el sello Sazam Records, subsello de Music Hall (de su productor Oscar López) y editan en 1982 su primer LP homónimo, con una propuesta más volcada hacia el pop. Como sucedió con tantas otras bandas,la fuerte difusión radial que obtuvo durante la Guerra de Malvinas​ debido a la prohibición de la música en inglés convirtió en hit a la canción Va por vos, para vos.

    Viuda e Hijas de Roque Enroll en la portada de su álbum debut homónimo de 1984.

    Por ese mismo momento estaban surgiendo dos grupos íntegramente compuestos por mujeres, con gran dedicación en sus puestas en escena y muy emparentados con el rock teatral: Las Bay Biscuits y Viuda e Hijas de Roque Enroll. En una época donde la participación de las mujeres en el rock argentino era muy limitada, las primeras se ganaron su espacio a fuerza de ser parte de la troupe circense que acompañaba a Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota en sus presentaciones, y las segundas efectuando una mezcla singular: usar la música pop comercial de la nueva ola de los años '60, pero en lugar de hablar de temas ligeros y juveniles, buscar hacer críticas a la sociedad argentina, la clase política y la dictadura militar, de una forma ácida y burlona a través de letras humorísticas.[211][212][213]

    Suéter por su parte también tendría su lado cómico con letras bailables como «Mamá planchame la camisa», «Métodos» y «Ciudadano ilustre». Pero a diferencias de las dos primeras agrupaciones se caracterizaron por su lado más serio y llegaron a lo más alto del pop rock de la década con temas como «Amanece en la ruta», «Vía México» y «Él anda diciendo».

    Gran parte del mérito por imponer mayoritariamente el nuevo sonido new wave en el rock nacional viene del inicio de la carrera solista de Charly García, uno de los músicos más respetados del momento que, tras la disolución de Serú Girán avanzó decididamente en esa dirección con su trilogía inicial. Su primer disco de canciones solista, Yendo de la cama al living (1982) tuvo un gran suceso siendo uno de los primeros beneficiarios de la prohibición de la música en inglés en las radios. Se trata de un disco de transición en el que baladas tradicionales como "Inconsciente Colectivo" coexisten junto a canciones de pop "moderno" como la que da nombre al disco, "Yo no quiero volverme tan loco" o la casi improvisada "Peluca Telefónica". Para este trabajo, la banda estaba formada por Willy Iturri en batería, Gustavo Bazterrica en guitarra, Cachorro López en bajo y Andrés Calamaro en teclados. Los tres últimos eran al mismo tiempo integrantes de Los Abuelos de la Nada y esta banda fue una influencia directa para García. Desde el regreso de Miguel Abuelo al país venía usando el nombre de su vieja banda de siempre para esta nueva formación con la que se propuso popularizar el estilo new wave en la Argentina, con fusión de ritmos latinos y algunos ritmos reggae.

    Desde sus primeros shows en 1981, los nuevos Abuelos de la Nada, adoptaron un estilo alegre, descontracturado y pop, a tono con el movimiento de la música divertida de inicios de los años '80. Rápidamente se volverían uno de los grupos principales del rock nacional de los '80, gracias a sus temas pegadizos y al excelso dúo artístico conformado por Miguel Abuelo y el joven Andrés Calamaro. En junio de 1982, grabaron su primer álbum homónimo producido por Charly García. García no hacía mucho que había compuesto Mientras miro las nuevas olas, y su opinión de la new wave seguía siendo negativa. Durante la grabación, las peleas entre Miguel y Charly eran constantes, lo que provocaba situaciones incómodas para el grupo. Sin embargo, en el ambiente de transición democrática, el disco resultó ser un éxito en las ventas y en la difusión radial, sobre todo por el hit Sin Gamulán, compuesto por Andrés Calamaro. El trabajo con Los Abuelos de la Nada terminó cambiando el enfoque de Charly García, quien en Yendo de la cama al living llega a una síntesis entre su estilo anterior y el pop divertido que pedían los nuevos tiempos.

    Este material fue presentado en un imponente recital (ante 25.000 personas) en el estadio de Ferrocarril Oeste, el 26 de diciembre de 1982, donde también interpretó el que sería otro de sus éxitos críticos, «Los Dinosaurios», metáfora del PRN y los miles de personas desaparecidas. En ese mismo show de Ferro, y como reconocimiento e intento de inauguración de una escena, llevó como teloneros a Los Abuelos de la Nada junto con el incipiente Suéter, aunque este último fue muy mal recibido, con insultos y objetos arrojados al escenario. En 1983 García hizo su primer viaje a New York. Ni bien llegó se cortó el pelo, renunciando a la típica imagen hippie y "rockera" que era la norma en el rock argentino. Guiado por Pedro Aznar y por la fotógrafa Ada Moreno, su amiga desde la época de Sui Generis, comenzó a transitar la movida cultural de Manhattan. Alquiló los estudios Electric Lady, creados por Jimi Hendrix, y contrató al productor Joe Blainey, que había producido el que era su disco de cabecera en esos días: "Sandinista!" de The Clash. Según su relato: “Fui a comprar instrumentos y no tenía ni idea de que iba a grabar un disco, pero sentí una buenísima onda, así que pensé que iba a ser muy bueno quedarme un tiempo y curtir ahí, tener amigos, ir a clubes, tratar de tocar con alguien y todo eso. Empecé a trabajar y a hacer cosas en mi casa, con grabadores, y después encontré un tipo que mata, que se llama Joe Blaney, que venía de grabar con los Clash y se copó mucho conmigo, y encaramos el proyecto de grabar en estudios grandes con poca plata y mucha onda”.[56]​El resultado fue Clics modernos. Este nuevo trabajo presenta un giro en la música de García, con la introducción de ritmos bailables, canciones más cortas y por momentos más irreverentes, acordes a los aires de renovación que empezaron a llegar con la apertura democrática. Canciones que reflexionaban lúcidamente sobre el pasado inmediato, como «Los dinosaurios» y «Plateado sobre plateado», convivían con «Nos siguen pegando abajo (Pecado mortal)» y «No me dejan salir» cuyos ritnmos bailables llegarían incluso a las pistas de las discotecas, terreno hasta ese momento vedado al rock nacional. Este material fue editado en noviembre de 1983, a poco menos de un mes de la asunción del gobierno democrático. Previo a ello, un mes antes, García también había producido "La Dicha en Movimiento", el primer disco de Los Twist, banda a la que había visto tocar en el Café Einstein y que le habían sorprendido por su propuesta rompedora y humorística. Charly resaltó este aspecto, dotándolos de detalles de sonido para que sonaran vintage, como a banda comercial de los años '60. Por último, en 1983, produjo Hotel Calamaro, el primero disco solista de Andrés Calamaro, con una propuesta de pop simple y bailable y producción mínima, que marcaría tendencia en los años de auge comercial del rock argentino.

    Clics Modernos fue presentado los días 15, 16, 17 y 18 de diciembre en el estadio Luna Park, con una banda integrada por músicos de Los Twist, como Daniel Melingo (saxo), Fabiana Cantilo (coros), además de Pablo Guyot (guitarra), Alfredo Toth (bajo), Willy Iturri (batería), y un joven rosarino en los teclados: Fito Páez. El disco no fue, en principio, bien entendido por el público. Recibió críticas por incluir (por primera vez en la carrera de García) temas «bailables», es decir: el ritmo tomaba otra dimensión, recortando las letras, hasta entonces concepto primordial del rock nacional. Tuvo un reconocimiento más tardío. La trilogía esencial de García se completa con Piano bar, un álbum grabado en los estudios ION, en directo, con un mínimo uso de sobregrabaciones, que tiene en «Demoliendo hoteles», la balada «Promesas Sobre el Bidet», «Rap del Exilio», y «Cerca de la revolución» sus máximos logros. Es un disco con mucho de New Wave en sus ritmos, pero un poco menos bailable e incluso con ciertos matices más experimentales.

    Argentina entró en diciembre de 1983 en una nueva etapa de su historia, con la inauguración del gobierno democrático de Raúl Alfonsín. Como si fuera un símbolo, la ceremonia del traspaso de mando y asunción de las autoridades democráticas, se dio en los mismos días en que se editaban, con enorme éxito, Clics Modernos de Charly García y Agujero Interior de Virus. El último día antes de la democracia, en la noche del 9 de diciembre de 1983, los Redonditos de Ricota dieron uno de sus shows multimediáticos en el Teatro Bambalinas. Una de sus bailarinas, "Monona", subió al escenario vestida con uniforme militar e inmprovisó un striptease hasta quedar desnuda, en un gesto de reafirmación de la libertad, que recién en ese momento parecía posible sin censura ni represión. Entrar en democracia significó la desaparición del aparato represivo y de censura del gobierno militar, por lo cual la libertad de expresión volvió a florecer. Toda una generación que no había disfrutado de esta libertad durante la dictadura, de pronto se sintió atraída por toda una serie de músicas populares que habían sido prohibidas y que no tenían que ver directamente con el rock. Cantautores de protesta como Piero, Víctor Heredia, la Nueva Trova Cubana, la Trova Rosarina y músicos folklóricos como Mercedes Sosa, coparon ondas radiales y escenarios que antes eran privativos del rock nacional.

    Pero las nuevas generaciones, que no se sintieron identificadas con estas propuestas, fueron creando la escena que llevaría al desarrollo de las bandas mencionadas en primer término. El clima social festivo y de alegría marcó que avanzaran la new wave y el pop rock argentinos, que con sus ritmos enérgicos y su estilo desacartonado promoverían grupos que se harían con el protagonismo de la escena musical argentina y, a la postre, de toda Iberoamérica. Este tipo de bandas, que pasaban del sonido «solemne» y progresivo del rock sinfónico a una música más irreverente y accesible -lo cual ayudaría al rock nacional a expandirse en el exterior- representaban a la perfección el espíritu optimista y festivo del momento histórico. El progresivo avance de este estilo en el mercado discográfico, tenía su correlato en una fértil escena underground que durante toda la década representó un laboratorio de creatividad y nuevas propuestas.

    Andrés Calamaro, exvocalista e integrante de Los Abuelos de la Nada.

    Ya a mediados de mayo de 1982, y en plena guerra de Malvinas, el actor teatral Omar Chabán, el periodista Sergio Aisenstein (de la redacción del Expreso Imaginario, que conducía el programa radial de rock El Tren Fantasma en las madrugadas de Radio Rivadavia) y el chef descendiente de alemanes Helmut Zeiger abrieron el Café Einstein. Inspirado por un bar holandés llamado No Name al que concurría Aisenstein cuando vivía en Ámsterdam, el espacio abría de martes a domingos. Los martes eran "de olla popular". Se realizaban en el local ollas populares similares a las que por entronces organizaban sindicatos y organizaciones vecinales, con mandarinas de postre[214]​. Esos martes no había espectáculos. El resto de los días, se brindaba comida y bebidas con actuaciones teatrales y musicales en vivo. Katja Alemann, pareja de Chabán, bailaba un tango erótico, Vivi Tellas hacia un show que se llamaba La Nadadora y tocaba con la banda Las Bay Biscuits, Chabán y Aisenstein daban un show como el dúo Pis y Caca, el clown Geniol actuaba como mimo al tiempo que iniciaba la andadura de su mítico proyecto de rock Geniol con Coca, Arturo Carrera recitaba su poesía o Guillermo Kuitca, aún desconocido en el mundo del arte, pintaba en el escenario del lugar. Hasta hubo actuaciones de un histórico del Instituto Di Tella, Federico Manuel Peralta Ramos, como marcando un nexo entre dos momentos de máxiima creatividad en Buenos Aires. En cuanto a la música, fue un escenario preferencial para las nuevas tendencias dentro del rock nacional. En el día de la inauguración debutaron en vivo Los Twist, la banda de Pipo Cipolatti, que era quien había realizado la instalación eléctrica del local. Su propuesta artística, basada en el humor y la música bailable con estética kitsch, representaba un auténtico parteaguas entre el sonido progresivo del rock argentino de los '70. Luca Prodan, quien no tenía un hogar en Buenos Aires y había hecho gran amistad con los dueños, llegó a dormir en el local o en la casa de Sergio Aisenstein, y tocaba prácticamente todos los días. Los fines de semana con Sumo y los días de semana con sus proyectos paralelos: La Hurlingham Reggae Band y Sumito (un grupo acústico que lo completaban Roberto Pettinato en saxo y Diego Arnedo en contrabajo), o un proyecto sin nombre con el que, junto a Pipo Cipolatti, Diego Arnedo y Daniel Melingo, hacían covers acústicos de Bob Marley, Dean Martin y Frank Sinatra[214]​. De ese modo Sumo, banda que por cantar en inglés no se había visto beneficiada por la prohibición de música extranjera durante la guerra, comenzaba a cimentar su prestigio como abanderados del under porteño, mientras que el histrionismo de Prodan sobre el escenario combinaba a la perfección con el ambiente teatral del lugar.

    La otra banda que encontró su lugar de privilegio en esa mixtura de rock y teatro fueron los platenses Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, quienes, ya desde el año 1976, venían exhibiendo un estilo de rock teatral donde se incursionaba por otros tipos de espectáculo, además de lo que es estrictamente un recital de una banda de rock: una troupe circense de monologuistas, magos, payasos, acróbatas, bailarinas desnudistas y músicos subían al escenario y hacían sus números. No había integrantes fijos, eran alrededor de quince músicos arriba del escenario que se iban alternando entre los instrumentos. Este formato de mezcla de recital con show de variedades surgió también por el contexto particular de la escena platense de la era dictatorial, donde se hacía difícil realizar un recital de rock como tal:

    Por aquel entonces la mayoría de los grupos de rock de la ciudad no estaban afiliados al sindicato de los músicos, y esto hacía que fueran perseguidos y que no los dejasen tocar. En Buenos Aires era mucho más fácil entrar al gremio, pero en La Plata los requisitos eran tantos que ningún rocker aceptaba esos condicionamientos burocráticos. De esa forma realizar lo que propiamente se podría llamar un recital era casi una ceremonia clandestina, o camuflada con otros condimentos, principalmente expresiones culturales como teatro, poesía, muestras artísticas, etc.
    Revista Sudestada, abril de 2014.[215]

    Si bien llevaban años de historia, los Redonditos de Ricota nunca habían logrado tener continuidad y sus shows eran muy espaciados. Pero desde el 2 de enero de 1982, cuando resultan la revelación del Festival a beneficio de la revista Pan Caliente, su nombre comienza a crecer en el boca a boca de la Capital y la apertura de locales under les da una regularidad que nunca antes habían tenido. Ese mismo año, aunque no llegaron a editar comercialmente, grabaron su primer demo profesional. Este contaba en el lado A con grabaciones en estudio y en el lado B con registros del recital del Festival Pan Caliente. «Nene, nena», «Un tal Brigitte Bardot», «Mariposa Pontiac», «Superlógico» (que incluía en coros a Las Bay Biscuits: Fabiana Cantilo, Isabel de Sebastián, Diana Nylon y Viviana Tellas) y «Pura suerte» estuvieron entre las canciones registradas allí, y algunas de ellas engrosaron posteriores álbumes de la banda. Aunque la RCA no se interesó en ese trabajo y no fichó a la banda, el demo recibió una buena acogida del público y tanto las canciones de estudio como los registros en vivo ganaron difusión en las emisoras FM porteñas, especialmente en el programa "9 PM" que, a esa hora, hacían Lalo Mir y Elizabeth Vernaci en Radio Del Plata.

    A partir de aquel lanzamiento, inició un crecimiento progresivo en la convocatoria de los shows, fomentado principalmente por el «boca a boca» de sus adeptos. Tal como lo atestigua un testimonio de la época, de la periodista de rock Gloria Guerrero:

    Una es imparcial, trata de no tomar partido por nadie, pero a veces es imposible. El grupo que más me interesó en los últimos tiempos hace un recital y quiero que lo sepan. Y además porque es muy difícil que se enteren por otro medio, ya que estos delirantes tipejos no publicitan un cuerno nada de lo que hacen. Las noticias 'se corren' y los teatros se llenan.
    Gloria Guerrero, revista Humor, diciembre de 1982.[216]

    El encumbramiento en el under de Sumo y los Redonditos, como las joyas ocultas de la movida fue simultáneo. Como señala el periodista Mariano Dal Mazo: "Sumo creció de manera simultánea a los Redonditos. Compartían público. Patricio Rey expresaba la cara política, más intelectual; Sumo la anarquía. Luca parecía congelado en ese rostro de bebé perplejo, esa mirada honda y triste, esos mohines callejeros y aristocráticos, siempre en el filo que separa la brutalidad de la ternuna. Siempre se mostraba con una ginebra en la mano. Todos tomaban ginebra en Buenos Aires. En los pubs, en La Paz y en todos los bares de la avenida Corrientes, los jóvenes, los viejos, los tangueros, los rockeros".[217]​ Rebelándose contra los horarios controlados y la represión del Proceso, la ginebra y la cocaína se convertían, de pronto, en las señas de identidad de toda aquella movida nocturna de Buenos Aires.[218]

    En el mismo escenario de Einstein tocaron en sus comienzos otras bandas underground como Soda Stereo, Los Encargados, Casanovas, o Alerta Roja. Los Violadores, después del escándalo del Festival de la Universidad de Belgrano, comenzaron a tocar en el Einstein casi todos los domingos, convirtiéndolo en el primer lugar donde las nuevas tribus urbanas como los punks y darks comenzaban a darse cita mostrando su peculiar estética.

    Poco después, en la esquina de República de la India y Las Heras en el barrio de Palermo, nace el Zero Bar con una propuesta similar, aunque más tranquila. Las mismas bandas y el mismo público alternaban entre el Einstein y Zero, generándose un ambiente de altísima ebullición cultural que, a partir de la restauración democrática, fue extendiéndose a otros recintos que copiaban la fórmula de bar con rock y teatro (Stud Free Pub, Palladium, Sham's, Medio Mundo Varieté, y, un poco más tarde, Prix D´ami y el Teatro Arlequines). En 1984, Gustavo De Rosa fundó La Esquina del Sol, un equeño lugar en la esquina de Gurruchaga y Guatemala, donde entraban no más de 120 personas y, en su primer años, no tenía escenario, tocando las bandas a la misma altura del público, En ese espacio, Los Redonditos de Ricota dieron varios de sus primeros shows en capital, y Sumo llegó a tener una fecha fija todos los viernes. La agitación que se vivía en esos shows era tan intesa que los vecinos terminaron quejándose por "ruidos molestos" y el bar se mudó a Av. del Libertador, esquina Olazábal, cerca del Stud.

    El punto máximo de esta movida llegó en 1985, con la creación del Centro Parakultural, en San Telmo. El Parakultural fue inaugurado por Omar Viola y Horacio Gabin en un sótano que habían alquilado en la calle Venezuela 336. Lo habían alquilado como sala de ensayo, allí Viola, Gabin, y actores como Batato Barea, Alejandro Urdapilleta y Las Gambas al Ajillo, ensayaban por las noches, hasta que decidieron invitar gente a los ensayos y luego abrirlo al público. Se caracterizaba por ofrecer teatro, música en vivo y artes plásticas no convencionales en ese momento, destacándose principalmente la diversidad de espectáculos ofrecidos, desde el teatro underground, o los monologuistas, hasta las bandas de rock independientes.

    En sus primeros años se destacaron allí las Gambas al ajillo (grupo humorístico formado por cuatro mujeres: Alejandra Flechner, María José Gabin, Verónica Llinás y Laura Markert), Barea, Urdapilleta, Humberto Tortonese, Susana Cook, Los Melli, Las hermanas Nervio, El Clú del Claun, entre otros. Por su escenario también desfilaron las más importantes bandas de la escena under y alternativa de la segunda mitad de los ochenta. Siguiendo la tradición del Café Einstein los domingos estaban reservados para artistas punks, en el ciclo llamado "Domingos Paramusicales". Por allí pasaron: Los Violadores, Sumo, Trixy y Los Maniáticos (luego simplemente Los Maniáticos), Comando Suicida, Cadáveres de Niños, Sentimiento Incontrolable, Celeste y la Generación, Rigidez Kadaverika, Flema, Todos Tus Muertos, Los Corrosivos, Los Pillos, Antihéroes, entre otras.

    Casi por la misma época del nacimiento del Parakultural, Omar Chabán buscará reponerse del abrupto cierre del Einstein. Según Sergio Aisenstein, “No lo cerró la dictadura sino la democracia. Nos clausuró (el ministro radical Antonio) Tróccoli, porque ahí iban sus hijos”.[219]​ Tras el cierre, Chabán, gracias a un préstamo de la actriz Katja Alemann, su pareja por aquellos años, inauguraba un espacio de mayores dimensiones: Cemento. Inicialmente fue pensado como discoteca orientada al rock (con Daniel Nijensohn como DJ), muy poco después comenzaron a realizarse recitales en vivo en el lugar, dada la alta rentabilidad de los recitales de rock. Por allí pasaron en sus épocas iniciales las bandas más importantes del rock argentino, como por ejemplo Los Violadores, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, Riff, Sumo, etc.

    Una buena descripción del ambiente que se generaba alrededor de estos espacios y que marcó un hito en la cultura argentina, es la que hace el periodista Jorge Luis Fernández en el libro "Gente que no": "La primavera alfonsinista había comenzado por expresarse en cierta desinhibición de la sociedad y ahora se reflejaba en un auge de la experimentación y en la agitación de las vanguardias. La renovación cultural no sólo quedaba de manifiesto por la cantidad y calidad de salas alternativas, entre las que se destacaban Cemento y el Parakultural, surgidas en aquella época, sino por la emergencia de un concepto relativamente desconocido, el underground. Bajo sus paraguas se abarcaba una serie de disciplinas en las que sobresalían el teatro y el rock, pero también cierto cine y, en algún sentido, un estilo de vida que incluía el consumo de drogas.

    El país estuvo aislado del mundo, o mejor dicho privado de él, desde 1976. Habían pasado casi 10 años de oscuridad y de golpe llegaban todas las novedades, sin su consecución cronológica. En esa atmósfera, el tecno y el dark eran lo nuevo, pero también lo eran el punk y la new wave, el reggae y el ska, aunque en Europa y los Estados Unidos algunos de estos géneros ya habían pasado de moda. Lo que permitió la riqueza de las expresiones artísticas en aquella Buenos Aires fueron sus matices, la variedad de propuestas era vista en su conjunto como algo nuevo.

    No solo la música y el teatro independiente vivían un reverdecer, sino también el cine. En ese contexto resultó decisiva la aparición de filmes como Blade Runner y especialmente Liquid Sky, con sus escenarios futuristas y apocalípticos, teñidos de encanto alucinógeno. Pero también fue importante la reposición de filmes que no habían sido entrenados en las salas porteñas, como The Wall y La Naranja Mecánica. Todos aquellos filmes habrían de proyectar en la mente de muchos su propia película, osada, psicodélica, dejando su impronta en buena parte de las nuevas propuestas”.[218]

    Éxito comercial y masificación

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    Así como 1985 marca la consolidación de la escena under con la inauguración del Parakultural, también llega para muchas bandas la apertura a la masividad y, finalmente, a una proyección internacional. Muchos de los roqueros argentinos firman con las transnacionales y esto les garantiza distribución por el continente. El 23 de enero de 1985 el empresario Daniel Grinbank logró que comenzara a transmitir la Rock & Pop, radio que tendría tanto éxito que establecería un modelo de programación y locución enfocado en la música que sería seguido por los siguientes proyectos de FM, además que daría lugar a una revista, festivales y discos con su nombre. Una crónica periodística resume así este período: "El año 1985 fue un momento clave. En enero comienza a transmitir la F.M. Rock & Pop, causando una revolución en la radiofonía argentina. Por su parte, el diario Clarín lanza el suplemento Si, dedicado exclusivamente a la cultura joven y al rock como eje principal de sus contenidos. Con la llegada de la Rock & Pop se realiza el festival homónimo, el cual reúne por primera vez a figuras y bandas internacionales con los popes del rock nacional. Mediante un entramado de medios, productoras, agencias de representación, discográficas, discotecas y empresas de indumentaria, la industria del entretenimiento se volcó a “lo joven” como elemento de consumo masivo. En décadas anteriores hubo fenómenos adolescentes, nunca con este calibre de producción e impacto".[220]

    La era dorada del rock de Argentina, en términos comerciales, comenzó en abril de 1985, cuando Miguel Mateos /ZAS realiza cinco shows consecutivos en el Teatro Coliseo para presentar su tercer disco, Tengo que parar (1984), dsco que le había reportado a la banda una gran notoriedad por la constante difusión en radios de las canciones. Durante esas presentaciones se grabó su primer álbum en vivo, Rockas vivas, el que llegaría a vender más de 500 mil discos solo en Argentina, convirtiéndose en el disco más exitoso del rock argentino hasta ese momento. Tan exitoso fue que, pese a ser un disco ya grabado en vivo, igualmente, fue "presentado en vivo" en agosto en el Luna Park. La idea era hacer un solo show, pero la demanda de entradas supera todas las expectativas, terminando en una serie de cuatro shows convocando 60.000 espectadores.

    El tremendo éxito de Rockas Vivas lleva a todas las compañías discográficas a apostar por el rock nacional e invertir en las bandas y solistas, incluyendo campañas de expansión y giras internacionales, batiendo récords de ventas de álbumes y asistencia en recitales en varios países del continente americano. Un hecho revelador del impulso que recibió el sonido pop y lo promisorio que era en términos de mercado, es que entre 1986 y 1987, varios de los nombres consagrados del rock nacional de los 70, cambian su estilo para grabar discos directamente influidos por el sonido pop y la imagen new wave, tratando de trepar a la ola. Es el caso de Puertos, de María Rosa Yorio, 7x7 de David Lebón, Fotos de Tokyo de Pedro Aznar o, el más exitoso de todos estos intentos, Noche y Día de Raúl Porchetto que incluye «Bailando en las veredas», un hit con alcance masivo. Todos estos discos se caracterizan, a grandes rasgos, por un sonido pop más simple y despojado que el de la new wave anglosajona. Canciones frescas, optimistas y bailables con preponderancia de teclados, una fórmula que ya en 1984, había iniciado Andrés Calamaro con el hit Mil horas compuesto para Los Abuelos de la Nada y, al margen de su participación en esta banda, con su debut en solitario Hotel Calamaro y con la producción realizada para el único disco del dúo Frappé, en el que participaba su hermano Javier Calamaro.

    Este sonido, popular entre el público y con el apoyo de la industria discográfica, terminó convirtiéndose en masivo en todo el país. En la Provincia de Mendoza, surgiría una corriente denominada Rock de Mendoza y la agrupación más representativa serían Los Enanitos Verdes; que en 1984 fueron revelación del Festival de La Falda y llegaron editar su primer álbum homónimo. Su único sencillo «Aún sigo cantando» interpretado a dúo con David Lebón,[221]​ sonó mucho en las radios locales y tuvo cierto éxito.[222]​ A partir de ese momento, también ellos caen bajo la producción de Andrés Calamaro con quien prolongan el mismo sonido pop en tres álbumes: Contrarreloj (1986), Habitaciones extrañas (1987) y Carrousel (1988), Al mismo momento de su consagración, en 1984 también aparecía otra banda de Mendoza, Alcohol Etílico; autores del mega éxito «Lamento boliviano» (que años después sería interpretado por sus Los Enanitos Verdes en su álbum Big Bang de 1994).

    En Rosario, donde todavía imperaba el sonido de la Trova, algunos de sus artistas más jóvenes ya comenzaban a acercarse a este sonido pop, especialmente Rubén Goldín con Hagamos algo, tema de difusión de su álbum debut Destiempo (1985), y Fito Páez con algunas canciones de su segundo disco Giros (1985) y, sobre todo, con el maxi Corazón Clandestino (1986). Para 1986 ya comienzan a parecer las primeras bandas rosarinas en incorporar sonido pop e imagen new romantic, como Identikit, Grafiti y Certamente Roma.

    En Córdoba, el contexto era distinto debido a que en esa ciudad, y tradicionalmente, el espacio para la música popular, bailable y divertida, quedaba reservado para el cuarteto. Se trata de un género excepcionalmente masivo y que, al menos desde 1980, con la emergencia del "cuarteto moderno" iniciado por el grupo Chébere, ya venía incorporando algunos de los elementos presentes en el nuevo pop argentino (concretamente el sonido preponderante de los sintetizadores, que en Chébere reemplazaban al acordeón de los cuartetos tradicionales). En este contexto, el ambiente del rock en Córdoba -tradicionalmente refractario al fenómeno popular del cuarteto- permanecía en el underground y todavía se destacaban grupos de jazz rock como Los Músicos del Centro y Tamboor. Esta última banda intentó sumar elementos pop en su disco debut La Sal de Mandinga (1984), pero siempre en un marco de complejidad lírica y musical influida por Luis Alberto Spinetta. Por eso la incorporación del nuevo sonido no se dio a través de una banda de rock, sino de un músico adscripto al mercado del cuarteto. Pelusa provenía del mundo del rock, pero había alcanzado la fama como cantante de Chébere. En 1985, para lanzar su tercer disco solista, Teléfono Azul, intentó sumarse a los sonidos más modernos y para ello contrató como banda de apoyo a Pasaporte, quienes acababan de ser considerados la revelación del Festival Córdoba Rock (1984) y que colaboraron con la composición de algunos temas. Teléfono Azul, disco que contenía versiones covers de Paul McCartney, Badfinger y Alma y Vida (Del gemido de un gorrión), fue un disco que se convirtió en éxito en el ambiente del cuarteto debido al background de su cantante, pero cuyo sonido está más cerca de lo que sonaba en las bandas emergentes del rock nacional. Un año más tarde, este mismo sonido aparecería mejorado y más producido en Fuerzas del Interior, el disco debut de Pasaporte, que produjo un curioso fenómeno para el rock nacional. Se trató de un disco que pasó casi desapercibido en Buenos Aires, pero en el interior llegó a vender 30.000 copias. La banda llegó a tocar con gran éxito no sólo en Córdoba sino en todo el interior del país y hasta Bolivia, donde llenaron estadios en varias ocasiones.[223]

    Una revisión a los principales discos de rock nacional de 1985 resulta reveladora, pues muchos de ellos permanecieron por siempre entre los discos más recordados del género: además de Rockas Vivas, Nada Personal de Soda Stereo, Locura de Virus (marcando un fuerte giro estilístico hacia el synth pop), Giros de Fito Páez, Los Abuelos en el Opera de Los Abuelos de la Nada, y el segundo disco de G.I.T., conocido como el Álbum Negro, célebre por su particular sonido de batería electrónica. Ese mismo año, Miguel Mateos/Zas editó el primer video de rock argentino e introdujo en el mercado el formato de maxisencillo (con Mensajes y la versión en inglés de Perdiendo el Contacto), además de lograr un hecho curioso: tener éxito con una "gira presentación" de Rockas Vivas (que ya era, a su vez, un disco grabado en vivo).

    Además de estos lanzamientos que fueron éxitos de ventas, también tienen lugar en este año la llegada a las bateas de las dos bandas más prestigiosas de la movida under: Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota con Gulp!, y Sumo con Divididos por la Felicidad. Otra banda identificada con el under, Los Violadores, pioneros del punk rock en el país habían llegado a editar su primer álbum homónimo en 1983, pero a partir de ese momento y de la partida de la banda de Hari B -con la consiguiente consolidación de Stuka como guitarrista principal- comenzaron a alejarse del estilo punk puro, para tomar elementos del post punk y la new wave. La prensa inventa para ellos el mote de "pop duro", que también prodigan a otros proyectos de su entorno más encaminados a la new wave, como Trixy y los Maniáticos o el proyecto solista de Sissi Hansen. En 1985 editan su segundo disco, Y ahora qué pasa, eh? con el que llegan a tener un gran suceso comercial especialmente por la canción «Uno, dos, ultraviolento», Su convocatoria crece hasta alejarlos de los pequeños escenarios del under y llevarlos a tocar en recintos más grandes e incluso girar por el exterior.

    En ese contexto de fervor por el rock argentino, surgió el proyecto de un álbum conjunto entre Luis Alberto Spinetta y Charly García. El disco se llamaría Cómo conseguir chicas (título que luego García utilizaría para un álbum propio), y la prensa local se entusiasmó mucho con el proyecto, el cual era muy aguardado. Ambos músicos llegaron, incluso, a hacer un adelanto tocando en vivo en el programa televisivo Cable a Tierra, que se emitía por ATC, la que a la postre terminaría siendo la única canción resultante del proyecto: Rezo por vos. Finalmente el proyecto fue abandonado por motivos que nunca quedaron en claro. Charly García grabó, en 1986, otro proyecto en colaboración, pero de alcance más acotado: Tango, junto a Pedro Aznar. Sólo seis canciones, de las cuales se elegiría como tema de difusión la bailable Hablando a tu corazón, que García había compuesto con miras al álbum con Spinetta.

    En cuanto a Spinetta, en los últimos meses de 1985 grabó Privé, disco que vería la luz en febrero de 1986 y contiene la primera versión de Rezo por vos, así como otras que habían sido escritas para el disco con García: La Pelícana y el Androide y Una sola cosa. Se trata de un disco con una impronta casi experimental, sin baterías y con todos los ritmos hechos con una batería electrónica y donde el bajo, en muchos pasajes, es reemplazado por un secuenciador Casio CZ-5000 programado por Spinetta y Horacio "Chofi" Faruolo. Spinetta reunió para esta placa a una variedad muy grande de músicos amigos, incluyendo al Mono Fontana, Osvaldo Fattoruso, Andrés Calamaro, Ulises Butrón, Héctor Starc, Paul Dourge, Fito Páez y hasta León Gieco en ocasionales sonidos de armónica, además de las voces de Fabiana Cantilo, Isabel De Sebastián y Sergio Fernández. Además del aporte musical de todos ellos, para muchos fue una oportunidad de improvisar con una serie de instrumentos modernos (secuenciadores, sintetizadores cajas de ritmos, MIDI, etc.) que terminaron caracterizando los años '80, pero que eran nuevos para ellos y no tenían ninguna experiencia en su uso, lo que condujo a la obtención de un sonido particular y característico.[224]

    Durante la grabación de Privé, Spinetta trabó amistad con el rosarino Fito Páez. Éste había dado sus primeros pasos en la llamada Trova Rosarina, alcanzando notoriedad por su participación en la banda de Juan Carlos Baglietto, para quien también compuso varias de las canciones que llegarían al éxito. No obstante, desde un tiempo atrás, Páez había intentado despegarse de su imagen de hippie tardío y acercarse a la escena del rock nacional, ligándose a varios de sus nombres más importantes. Había llegado a integrar como tecladista la banda de Charly García, y en esa experiencia inició una relación de pareja con Fabiana Cantilo. La amistad con Spinetta le valió su ingreso definitivo a esa escena, ya que con posterioridad a Privé iniciaron la grabación de un disco conjunto, que terminó siendo doble, La La La (1986), que además fue presentado en vivo con un show multitudinario en el Estadio Obras Sanitarias. No se trata de un disco compuesto entre los dos, sino de canciones compuestas y arregladas por uno y otro, grabadas en el mismo momento y con los mismos músicos (además del cover del tango Grisel de Mariano Mores y de una única canción en común: Hay otra canción). El 7 de noviembre de 1986, poco días después de finalizar la grabación del disco, Fito Páez sufrió la tragedia de que su abuela (Delma Zulema Ramírez de Páez) y su tía abuela (Josefa Páez), que él reconocía como "sus madres" -su madre murió cuando tenía 8 meses-, fueran asesinadas brutalmente en su casa de Rosario.[225]​ Junto a ellas fue asesinada también Fermina Godoy, que trabajaba en casa de los Páez y estaba embarazada.

    El dolor y la tristeza, que se sumó a la muerte de su padre el año anterior, lo sumió en un estado de desesperación depresiva del que tardaría mucho en salir y que se expresaría primeramente en la canción "Ciudad de pobres corazones", estrenada precisamente en el recital en el Estadio Obras Sanitarias de diciembre de 1986, en el que lanzaron públicamente el álbum.[226]​ A partir de ese momento, Páez adoptaría cada vez más, en entrevistas y apariciones públicas, una actitud de roquero inconforme. Musicalmente esta etapa se plasmó en sus siguientes dos discos, Ciudad de pobres corazones (1987) y Ey! (1988). En estos incorporó como su principal influencia el sonido de funk digital psicodélico que en ese mismo momento estaba triunfando a través de la música de Prince. La notable influencia de Prince en estos dos álbumes se materializa tanto en su vertiente bailable (“A las piedras de Belén” y “Bailando hasta que se vaya la noche” del primero; y “Solo los chicos” del segundo), como en el sonido más soul de otras canciones (“Fuga en tabú” y “Nada más preciado”; y “Dame un talismán”, respectivamente)[227]​.

    Fue este el modo por el que el sonido de Prince se convirtió en uno de los más influyentes en el rock nacional de la segunda mitad de los ochenta. A Fito Paéz le siguió Charly García, quien en su siguiente álbum solista, Parte de la Religión (1987) incluyó (además de su propia versión de Rezo por vos), canciones de inocultable influencia de Prince como el tema de difusión No voy en tren o Buscando un símbolo de paz. El mismo título de esta canción parece inspirado en Sign O' The Times, el disco de Prince editado apenas dos meses antes de Parte de la Religión, y en cuya gráfica la letra O era reemplazada por un símbolo de paz. En dicha canción, además del ritmo funky, hay un solo de guitarra de David Lebón claramente inspirado en el estilo guitarrístico de Prince. En sus declaraciones públicas de la época, García no intentaba ocultar nada ni dejaba ningún lugar a dudas: cuando le preguntaron por la influencia de Prince en su música respondió Yo le copio a Prince mucho antes que Fito, Fito después que yo. Prince es divino”.[228]

    En 1989, cuando Charly García cierra la década con un álbum bautizado como el abortado proyecto con Spinetta, Cómo conseguir chicas, el tema de difusión es Fanky, un tema conocido por el público ya que desde el año anterior, sonaba (en versión instrumental) en la apertura del programa televisivo de Antonio Gasalla. "Fanky" es una castellanización de "funky" y resulta clarísima la influencia del sonido de Prince en esta canción.

    Proyección hacia el exterior

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    Una vez consolidado el éxito masivo del rock argentino en todo el subcontinente, Soda Stereo, con su sonido new wave y post-punk se convertiría en una de las bandas más importantes del rock argentino y, al igual que Los Abuelos de la Nada y G.I.T. hallaría un gran éxito en el exterior. Como comentara Zeta Bosio, bajista de Soda Stereo:

    «Nosotros salimos de Argentina y empezamos a ir a Chile, a Perú, empezamos a subir y en algunos países daba la casualidad de que llegábamos nosotros y nunca había ido una banda de Rock... nos decían que acá eso era una cosa del otro mundo y no iba a funcionar... ahora es una alegría ver que funciona y que tiene fuerza propia...»[229]
    Soda Stereo

    Soda Stereo pronto superó en éxito a todas sus contemporáneas y desató un movimiento de adhesión masiva en América Latina conocido como «sodamanía».[230][231]​ En sus comienzos, la banda estuvo influenciada por los ritmos ska y el sonido de bandas de new wave como The Police, The Specials, Talking Heads y The Cure. Con su primer álbum, intitulado simplemente Soda Stereo (1984), lograron el éxito nacional; sin embargo, se los acusó de frívolos,[232]​ al igual que a Virus.[233][234]​ Su segundo disco, Nada Personal, fortaleció la popularidad del grupo, con éxitos como «Nada personal» y «Cuando pase el temblor», abriéndoles las puertas a todo el mercado hispanoamericano. A fines de 1986, Soda Stereo realizó su primera gira por América, aún dentro de la presentación de Nada Personal. La banda se presentó en Colombia (6-7-9-18 de noviembre en Bogotá y 8 de noviembre en Medellín), Perú (12 de noviembre en Arequipa y 14-15-16 de noviembre en Lima) y Chile, con los temas de Nada Personal y con un éxito considerable. Por entonces el rock latino tenía escasa adhesión entre los jóvenes de Iberoamérica y las bandas de cada país no acostumbraban realizar giras internacionales.[235]

    El éxito fue especialmente masivo en Chile, donde realizaron cuatro recitales en Santiago (21-23-24-25 de noviembre) y uno en Valparaíso (22 de noviembre). Un testigo los recuerda así:

    Recuerdo casi como si hubiera sido ayer ese día, noviembre 25 de 1986. En esa época los conciertos se hacían los días viernes o sábados. Viernes, era ese día. Hacía un calor de mierda, y la fila para entrar el estadio iba ya en cuatro cuadras. Con mi mejor pantalón Smile amasado y mis Plumas del color de moda, me fumaba un Advance corto que compartíamos con mi primo y un compañero de curso, con pará de cancheros buscando alguna mina pa' engrupir. A las 19 se abrió el estadio y empezamos a entrar. Una mina nos pidió que la dejáramos colarse que andaba con dos amigas, !!!listo tres pa' tres!!!, y nos cambiábamos cigarros. Todos teníamos galería y quedamos inmediatamente arriba del escenario. Adentro, los vendedores trataban de pasar con la bandeja llena de vasos de Free, tarea casi imposible. Era el segundo de los Free Concert, el primero había sido G.I.T., pero nada se comparaba con la efervescencia que llenaba el entonces Estadio Chile. Se apagaron las luces y a las 20:30, Gustavo, Zeta y Charly, comenzaban a tocar. Créanme que fue increíble.[236]

    Cerati cuenta la historia desde su propio punto de vista:

    El caso de Chile fue muy sorpresivo, porque vinimos dos o tres meses antes de tocar por primera vez, y lo que ocurrió en ese tiempo fue tremendo. Incluso antes de Viña del Mar (en febrero el 87), que fue como la explosión final. Para nosotros era muy interesante porque era la primera vez que salíamos del país. En Argentina la cosa fue mucho más progresiva, tocamos en muchos lugares y vivimos la escena under. Luego de Chile estábamos muy felices, porque queríamos la fama, vender muchos discos y creíamos que éramos el mejor grupo del mundo. En el fondo es muy raro no poder salir del hotel y toda esa locura, uno pensaba que estaba viviendo como una película de Los Beatles, y nos divertíamos.[237]

    En Perú el grupo también obtuvo un éxito sorprendente para una banda de rock:[238]

    En noviembre de 1986 Soda Stereo llegó a Perú por primera vez y revolucionó el mercado. Sus ventas fueron enormes y sus (tres) presentaciones en el Coliseo Amauta, inolvidables. Aquella vez escuché gritos, chillidos, berridos y hasta gemidos. Vi llantos, desmayos e innumerables besos volados. Histeria colectiva creo que le llaman. Fue, verdaderamente, una locura sólo comparada a la de los Beatles en el Shea Stadium.[238]

    A fines de año, Soda Stereo lanzó Signos, que consagraría su popularidad con éxitos como «Prófugos» y «Persiana americana». Los miembros se embarcaron en una nueva gira hispanoamericana que incluyó más de cien conciertos en once países diferentes (Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Costa Rica y México), además de grabar el álbum en vivo Ruido Blanco. Con la gira de Signos, los Soda Stereo se convirtieron en estrellas internacionales. El grupo continuaría con su éxito hasta su separación, y luego de esta se convertiría en una banda mítica del rock argentino.

    Los Fabulosos Cadillacs.

    La pequeña onda se convirtió en una ola hacia 1986, y para comienzos de ese año se convirtió en un fenómeno continental, alcanzando América Central, México y cruzando el atlántico hacia España. Los Enanitos Verdes con su pop-rock enérgico lograron un gran éxito. Sissi Hansen, desde el under, llega al Perú, donde consigue tres hits con su primer disco Mi Religión, producido por Stuka.

    Los Fabulosos Cadillacs, nacidos en el under porteño y completament